[AAR] Victoria II HPM: Prusia - Gott mit uns

Capítulo XI: Der Große Krieg

La escalada bélica continúa, con nuestros aliados suecos y daneses movilizando sus fuerzas para apoyarnos. Más importante es la intervención del gigante americano, los Estados Unidos, también en nuestro favor. Esta intervención es muy importante estratégicamente, pues la amenaza sobre el Dominio de Canadá es tan grande que seguramente la corona británica sea incapaz de protegerlo.

Tras la derrota en Costa de Marfil, la estrategia alemana en África Occidental pasa por reagruparse, obtener superioridad numérica, y posteriormente buscar de nuevo el enfrentamiento con el numeroso ejército enemigo.

Por otro lado, en África meridional, la guarnición británica de la Colonia del Cabo es aniquilada mientras intentaban atacar Windhoek, capital de nuestra colonia en Namibia. Esta victoria deja desprotegida toda la Colonia del Cabo, que ahora podrá ser ocupada sin mayor problema por las fuerzas alemanas.

En Europa, el frente más activo es el austriaco. El ejército imperial intenta gestionar la situación como puede, con escaso éxito. Al principio, lograron algunos avances en los balcanes, pero los refuerzos otomanos han supuesto que incluso en esa región pierdan la superioridad táctica. Pierden terreno por todas las direcciones, y sus ejércitos sufren derrota tras derrota. Algunos artículos publicados en prensa ya hablan de que estamos presenciando los últimos días del Imperio de los Habsburgo.

Y ese sentimiento se hace más patente aun si cabe cuando el Imperio Alemán publica un boletín anunciando cuál es su intención en esta guerra: el desmembramiento de la monarquía doble de los Habsburgo, separando la corona de Hungría de la de Austria-Bohemia. La coronación de monarcas favorables a la causa alemana también formará parte de la paz, pero será una cuestión a resolver en su debido tiempo.

En Sudáfrica, la victoria alemana es clara. Mientras tanto, en el Mediterráneo, la Royal Navy hostiga a nuestros aliados turcos. La escuadra de África Oriental zarpa desde su base en Zanzíbar para, cruzando el Canal de Suez, apoyar a la marina otomana.

Y en los alrededores de la Isla de Man tiene lugar el primer enfrentamiento abierto entre la Royal Navy y la Kaiserliche Marine. Se salda con victoria imperial, lo que es sin duda un duro golpe para el orgullo naval británico. Sin embargo, la Royal Navy sigue siendo muy poderosa, y está lejos de ser una victoria decisiva en la guerra.

La victoria naval en Messina sí es, sin embargo, más relevante, porque el hundimiento de casi una treintena de buques de transporte británicos dificultará enormemente su transporte de tropas en el futuro. Considerando lo desperdigado que está su imperio, la movilidad naval es una pieza clave de su estrategia.

En un error estratégico flagrante, el general británico Zachary Stewart, quien había derrotado a los Afrikakorps al inicio de la guerra, decide dividir sus fuerzas. El contingente que intenta atacar Nigeria se ve sorprendido por una sólida defensa alemana, y, tras ser flanqueado y sufrir numerosas bajas, no tiene más remedio que rendirse. El grueso de su ejército continúa avanzando más al Norte, pero ahora se encuentra algo mermado.

Durante la campaña del Véneto, algunos ejércitos aliados se desvían hacia el Norte de Italia para sacar definitivamente al país de la guerra. El ejército italiano está mal organizado y tiene graves problemas de disciplina y liderazgo, así que, tras unas derrotas bastante sonadas, aceptan ceder a Dinamarca los territorios disputados.

Lo que queda de las fuerzas británicas ataca a un ejército alemán que avanzaba por el norte de Ghana. Tal y como planeaban los generales encargados de ese teatro, ahora el ejército británico estaba atrapado, y era vulnerable a un flanqueo de las tropas alemanas.

Vengando las vidas perdidas al inicio de la contienda, las fuerzas alemanas consiguen una colosal victoria, finiquitando un teatro más en África, dejando las colonias británicas en la zona a merced de los Afrikakorps.

Y esa noticia no podría llegar en mejor momento, porque la zona de África Oriental, cuya guarnición apenas se puede calificar de testimonial, está en grave peligro, amenazada por el último gran ejército británico en África. Con los teatros Sur y Oeste ya decididos, se podrán desviar fuerzas para apoyar nuestra débil posición en el Este.

En Europa, el Imperio agoniza. Toda Cisleitania ha caído, y aunque Hungría sigue nominalmente bajo control de los Habsburgo, su ejército ha sido prácticamente borrado del mapa y se suceden las insurrecciones populares. El Estado Mayor alemán decide que es momento de mirar al Este.

Aunque en inferioridad numérica, el ejército sueco está haciendo una gran labor distrayendo a los ejércitos rusos en la zona de Ingria.

Desgraciadamente, los oficiales alemanes, inspirados por las grandes victorias acaecidas hasta el momento, se precipitan atacando Letonia. Durante la fase inicial de la guerra, los ejércitos alemanes habían ido realizando ciertos avances por Lituania, pero el asedio de Riga se ve interrumpido por un masivo asalto ruso que obliga a replegar las líneas defensivas, dejando a los atacantes de Riga a merced de las hordas republicanas.

Y hablando de hordas republicanas, los despreciables franceses, creyendo que nuestro ejército está ya demasiado ocupado, deciden declararnos la guerra una vez más.

Pero la estrategia francesa dista de ser brillante. Este movimiento ya había sido anticipado por el gobierno alemán. Las tropas encargadas de defender la frontera occidental del Imperio nunca han sido movilizadas de su puesto, sabiendo que un ataque francés era cuestión de tiempo. Aun así se toma la decisión de redesplegar a algunos de los ejércitos que estaban ocupando Austriahungría, por precaución. También se decreta la movilización de la población reservista, para apoyar a nuestro ejército profesional.

Preocupan más las tropas coloniales francesas en Etiopía y Somalilandia, así como la flota francesa. Una victoria rápida en tierra y sacar a Francia de la guerra en cuestión de meses es la prioridad del Estado Mayor. Alemania es poderosa, lo suficientemente poderosa como para enfrentarse a todas las otras grandes potencias de Europa, pero mejor no tentar a la suerte buscando una guerra prolongada contra todas ellas simultáneamente.

Un ejército de nada menos que 120000 efectivos ataca la línea defensiva en Luxemburgo, en un movimiento estratégicamente desastroso, ya que es el punto de toda la frontera más fortificado. Mientras tanto, la armada francesa ataca al combinado germanodanés que defiende el estrecho de Sund y el acceso al Báltico.

El ejército atrapado en Riga se ha visto obligado a rendirse, pero ha podido encontrar una ruta de escape y evitar caer prisioneros.

Las fuerzas rusas avanzan sin demasiada resistencia, llegando ya a Polonia. Es el momento de montar un frente organizado y plantear un avance por el Báltico, para ayudar a nuestros aliados suecos.

No es el único frente abierto con Rusia. Los Afrikakorps de Egipto avanzan por los campos al norte del Cáucaso, con el objetivo de llegar a Crimea.

Oleada tras oleada de soldados franceses se han estrellado contra los muros de nuestras fortificaciones. Los cuerpos se amontonan en la frontera, y decenas de miles de franceses son tomados prisioneros de guerra.

Efectivamente, Francia sale de la guerra tan rápido como entró. No obstante, su ataque sobre nuestra flota del Báltico sí ha sido problemático. Aunque se consiguió la victoria, numerosos buques fueron hundidos, lo que supone que la posición de la Kaiserliche Marine se ha visto comprometida para el resto del conflicto.

Acabando 1897, las renovadas fuerzas del Imperio Alemán están terminando de posicionarse para hacer frente a los invasores rusos. La moral es alta, el curso general de la guerra es muy positivo para nuestra alianza, y se confía en la derrota de la República de Rusia.

En África, uno de los ejércitos encargados de ocupar la Colonia del Cabo se desplaza a Zambia. El objetivo es distraer al contingente británico, para dar algo de oxígeno a la guarnición de Tanganica, permitiendo la llegada de refuerzos por el Norte.

Llegan las primeras batallas de la nueva campaña en Lituania.

Aunque la situación naval en el norte se ha vuelto algo complicada para nosotros, nuestros buques siguen dominando el Mediterráneo, atrapando a más de 80000 soldados británicos en Chipre.

Para permitir un refuerzo de la marina, se amplían algunas lineas industriales que producen suministros navales.

La campaña en Lituania empieza con buen pie, derrotando a un importante ejército ruso en Marijampole.

La estrategia de distracción en África funciona. Ahora solo falta esperar a los refuerzos para confirmar el dominio alemán del continente.

Roto el frente por Lituania, nuestras tropas avanzan sin mucha resistencia. Se empiezan a trazar planes para el Segundo Asedio de Riga, esta vez, esperemos que con éxito.

A pesar de todas las victorias en el Mediterráneo, tropas británicas desembarcan en Egipto. Esto supone un grave problema, pues la guarnición de Egipto está asaltando Crimea. Habrá que desviar algunas de las tropas que pretendían reforzar Zambia hacia el Norte.

La República Rusa ha demostrado ser poco más que un gigante con los pies de barro. Sus ejércitos han sido totalmente incapaces de mantener la compostura ante el avance germano-polaco.

La movilización de los reservistas supone que muchos sectores se han visto obligados a incorporar mujeres en puestos que previamente estaban reservados a los hombres. Esto le da fuerza a los movimientos sufragistas, que abogan por darle derecho a voto a las mujeres y aumentar los derechos de las mismas.

Finalmente, y de forma casi poética, la última guarnición colonial británica es derrotada en Zambia, el territorio del que los exploradores alemanes se vieron obligados a retirarse hace no demasiado, doblegándose ante la presión británica. Alemania controla la práctica totalidad de las regiones africanas que forman parte del conflicto, las victorias en el continente Europeo se suceden, y Canadá está prácticamente entera ocupada por los Estados Unidos. con algunas derrotas más del ejército ruso, sería posible empezar a pensar en la paz.

Las fuerzas rusas parecen interminables, atacando de nuevo el saliente en Ingria. El objetivo inmediato de las tropas alemanas es continuar el ataque hacia el norte y asegurar el área de San Petersburgo. Mientras tanto, los ejércitos centrales empujarán hacia Moscú, ciudad a la que se ha trasladado el parlamento ruso tras la ocupación de la capital.

Los británicos consiguen ocupar Alejandría, pero, tan pronto como llegan los refuerzos alemanes, su avance se ve parado. No tienen nada que hacer y África está definitivamente asegurada.

Las tropas rusas, aunque numerosas, una vez más han resultado estar mal equipadas y organizadas. Además, se componían principalmente de reservistas. El objetivo de la campaña está a punto de cumplirse.

Con Ingria asegurada y Moscú a merced de nuestras tropas, con solo esporádica resistencia enemiga, llega el momento de firmar un armisticio.

Tras más de dos años de guerra, con millones de fallecidos en una máquina bélica a una escala nunca antes vista, se declara por fin la paz en el mundo. Entre la multitud de tratados firmados, destacan los tres principales entre el bando victorioso y cada una de las potencias líderes derrotadas. El Tratado de Londres, también conocido como "Paz con Honor", reconoce la imposibilidad de la Kaiserliche Marine para conseguir una superioridad decisiva en el mar. Por ello, el Imperio Británico accede a pagar reparaciones de guerra a los vencedores, pero recupera el control de casi todos sus territorios de ultramar, con la excepción de Zambia y Heligoland, que pasan a control alemán, y las Islas Bahamas y algunos territorios en la Columbia Británica, que pasan a control estadounidense.

El Tratado de Poltava, con la República Rusa, consta de cesiones territoriales más considerables. Principalmente, la independencia de Finlandia, Estonia y Letonia. En estos dos últimos países, y aprovechando la nobleza alemana que quedaba en la zona desde tiempos medievales, el Imperio Alemán establece un gobierno títere favorable a nuestros intereses, pero que a su vez respetará la cultura de los ciudadanos locales.

Más duro es sin lugar a dudas el Tratado de Viena. En él se establece la disolución irreconciliable de la monarquía doble de Austria y Hungría. El emperador Franz Joseph es obligado a abdicar de todos sus títulos. La corona húngara, recuperada como entidad legal propia, se le otorga a una rama menor de la casa Hohenzollern, enlazada dinásticamente con la familia noble húngara Esterházy. La corona austriaca, por su parte, es degradada de nuevo al rango de Archiducado, quedando por ahora vacante, en periodo de interregno, mientras se busca a un candidato pro alemán adecuado. La casa de Habsburgo pesa mucho, y muchos están en contra de coronar como Archiduque a alguien que no pertenezca a la familia.

Y así los vientos de guerra se calman en Europa. La hegemonía alemana sobre Europa central, llamada ya popularmente Mitteleuropa, parece incontestable. Los astilleros trabajan a máximo ritmo, para asegurar que no exista ninguna duda de la superioridad naval alemana en el futuro. Hay quien piensa que es el principio de una nueva era, una especie de pax germanica. Otros, creen que la guerra volverá a estallar, más fuerte que nunca, en un futuro cercano, ya que han quedado muchos conflictos sin resolver. Por ahora, los cañones se callan y la gente descansa.

---

Pues guerra acabada. Que Austria se me una es cuestión de tiempo. Lo jodido ahora va a ser que Polonia está en posición 7 creo, así que se saldrán de mi esfera y lo mismo tienen alguna decisión que les dé núcleos sobre mi territorio. Obviamente no son ninguna amenaza a nivel militar, pero pueden molestar, ya que sigo teniendo la intención de desmantelar a los otomanos.