¿Creéis que los videojuegos son alienantes?

Craso

#26 Pero eso es aplicable a todo, la conducta humana funciona por estímulo-respuesta.

Leer también lo puedes adornar de una “capita” de ideas, estética, etc, pero en el fondo cuando lees también eres un ratón dándole al botón por “alguna recompensa absurda”.

#27 El hilo va sobre si los videojuegos son alienantes de por sí, no sobre si pueden serlo.

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Word-isBond

#31 ¿Preguntas lo mismo pero de manera aún más absoluta, si sí todos o si no ninguno?

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Overwatch

#21 Esto quizás hace unos años si... ahora la gente ya empieza a jugar a otras cosas, pero todavía existe ese tipo de gente y los conozco que solo juegan a fifa, cod y fortnite.

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Craso

#32 Me refiero a si pensáis que el hecho de jugar a videojuegos es alienante o no o si depende del juego, más que a si pueden serlo si te pasas todo el día jugando.

Creo que todos asumimos que si no haces otra cosa aparte de jugar estás alienado. El debate está en si el hecho de jugar es alienante aunque tengas unos hábitos de juego razonables.

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B

#9 Hostia puta, buenísimo. ¿Sauce?

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Ghamakhur

#34 Depende del juego. Considero que se potencia cuando es más juego, es decir, cuando la competencia (con uno mismo o los demás) se hace más patente y se torna en una especie de vasija que nunca se puede llenar porque sus creadores le han hecho unos agujeros (más patente en los juegos que se denominan como de servicio), no hay saciedad posible.

Entonces, es el cóctel perfecto para alienarse pero quien juzgue al videojuego en sí como alienante solo está dejando entrever su prejuicio al medio. En relación a esto, puede servir lo que se dice en un artículo que reseña Neurogamer: Cómo los videojuegos nos ayudan a comprender nuestro cerebro de Pablo Barrecheguren:

Como siempre, y esto es algo que he tardado en decir, todo depende de a qué videojuego juegues. Cuando se habla de violencia y videojuegos sólo se habla de videojuegos que contienen violencia, y se toma la parte por el todo condenando universalmente al medio. Pero es un medio muy plural, y nuestro cerebro no está sólo sujeto a ataques videolúdicos, sino que pueden ser otra cosa. Aquí es donde está la nota de optimismo y esperanza de Pablo Barrecheguren: igual los videojuegos no mejoran nuestro cerebro, pero nos afectan, y pueden hacerlo muy positivamente, como refugio frente a otros problemas, como espacio de tranquilidad, como espacio terapéutico. El autor nos cuenta su experiencia con Firewatch (Campo Santo, 2016), pero es algo que probablemente todo el mundo ha sentido con algún otro título. También pueden ser un espacio de encuentro, para personas que no tienen otro medio para conectar. El problema, como siempre, no es de los objetos (de los videojuegos), sino de cómo se usan.

Además, el autor del ensayo tiene un vídeo acerca de la adicción de los videouegos:

Pertazeta

#35 OC fresquito mi pana, no me apetecía simplemente escribir

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B

¿Cada año vas a abrir un hilo de este estilo?