Como centinela azul soy invocado en la catedral, aparezco frente a un espectro rojo el cual me saluda y a su lado el anfitrión. Me llama la atención que el invasor lleve el atuendo de cleriga, una campana y nigún arma. Tras devolverle el saludo espero a que tome la iniciativa, pero sorpresa la mía, se aproxima al arco de la puerta que conecta el siguiente pasillo y hacer sonar su campana.
Sin saber muy bien que hacer la sigo y conmigo el anfitrión. Al llegar a su posición vuelve a seguir su camino hasta el próximo cruce y vuelve a hacer sonar su campana.
Trás subir por un ascensor, varias escaleras, dejarnos caer por cornisas y matar varios undeads haciendo sonar siempre su campana nos encontramos en la bóveda de la catedral, nuestro trabajo esta finalizando. Un enemigo no muy peligroso aparece delante, se trata de un pobre enano, agarro mi espado de astora con dos manos y lo atravieso, sin embargo algo me golpea por detrás. ¿Un enemigo caido del techo?. No, el anfitrión acaba de tirarme a lo más profundo de la catedral y nunca sabré si al blandir su arma presa del pánico o por pura malicia.