Quitando acciones poco realistas o rentables (comprar Nintendo, pagar exclusivas japonesas estilo Final Fantasy a golpe de talonario), el mercado de consolas de sobremesa en Japón está de capa caída y harían mejor centrándose en el resto de Asia y en Europa.
Ahora bien, algo que hicieron con la 360 y que les dio algo de buenos resultados fue hacerse con ciertos nichos como los shmups (Cave publicó todos sus juegos en Xbox 360) o los juegos de lucha, pero en este último caso fue porque los juegos iban mejor y el servicio en línea era mejor, dos ventajas que ya no tiene y que provocaron que se convirtiese el estándar en torneos.
Tienen que evitar a toda costa que PlayStation 5 se convierta en el estándar de nuevo en torneos de ese tipo de juegos (y en otros populares en Japón como Rainbow Six), de manera que puedan tener a los más hardcore asegurados.
La otra cuestión es el Game Pass, que es donde pueden atrapar al público general. Pero para eso primero necesitan muy buena relación con desarrolladores japoneses, conseguir que saquen sus juegos en XSX (esos que solo salen en PS4 y Switch ahora mismo) y, lo más difícil, convencerles de que acepten el Game Pass, algo que suena casi imposible teniendo en cuenta lo chapados a la antigua que son los japoneses con estos temas y lo poco que les gusta devaluar sus productos.