Los recuerdos en los inicios son difusos, siempre me llamaron la atención los videojuegos, pero en mi casa nunca hubo consolas (de hecho, mi madre era muy restrictiva al respecto). Tengo nociones de jugar al Contra, al Ghost n' Goblins, Golden Axe... pero no sé si en casa de amigos, recreativas, o qué. Sin embargo, un día llegó a casa mi primera y única consola en mucho tiempo:
Capítulo 1. El inicio de todo: La Game Boy (y posteriormente la Game Boy Color).
No recuerdo cuando cayó o por qué, pero si recuerdo lo que traía, un mítico cartucho 32 en 1, que en realidad eran 11-12 y todos los demás repetidos. Quemé literalmente el Super Mario Land y uno de las Tortugas Ninja, que para mi edad era bastante difícil y largo. Tras horas y horas conseguí acabar los dos y para mi fue todo un logro (tendría unos 7-8 años). Sé que venía un Superbike, un Dr Mario que era como un tetris con píldoras, y otro que consistía en escalar una torre cilíndrica con un bichito la mar de ortopédico, otro de tanques...
De ahí salté a enormes plataformas como el Super Mario Land 2 y 3 (Warioland), o los Donkey Kong Country 1 y 2, los que fundí también a base de horas y horas. Además, de aquellas solo podía jugar los findes, así que me duraban muchísimo. Sin embargo, todo cambió cuando unas navidades, de manera muy random ya que siempre me regalaban en Reyes, mi padre se presentó en casa con algo que nuestra vendedora de juguetes de confianza le dijo que "iba a ser la nueva moda entre los críos". Efectivamente, como algunos de la época podéis imaginar, era un cartucho de Pokemon Rojo.
¿Sabéis cual era mi principal afición por esa época, aparte de jugar? Leer. Me pasaba todo mi tiempo libre en casa leyendo, especialmente todo lo relacionado con aventuras, mundos fantásticos... y qué maravilloso fue para aquel crío de 9-10 años descubrir que "había un videojuego donde además se podía leer". Ya sabéis lo que vendría después: Pokemon Amarillo y más tarde, Pokemon Oro: tener pokemon al 100, cambiar con los amigos, clonar, empezar "otra partida" borrando todo lo anterior, batallas con el cable de marras... recuerdo esa portatil con un cariño indescriptible.
Capítulo 2: Llegan las consolas, pero no a mi casa.
Todos a mi alrededor tenían alguna consola: la Super Nintendo, la Mega Drive, qué os voy a contar de la generación de N64 y sobre todo "la play". No obstante, en mi casa mi madre siempre se negó a "comprar una maquinita". Creo que le tenía muchísimo miedo/respeto a la adicción en un niño, y aunque personalmente yo considero que se podría haber hecho mejor y haberlo regulado como con la Game Boy (al fin y al cabo yo hacía deporte, salía mucho con amigos, tenía muy buenas notas), tampoco le culpo. De esta manera crecí "jugando" en casa de mis amigos o primos: partidas al FIFA, al Tekken, al WRC, Super Mario Bros 3, Donkey Kong Country 3... Entre todos estos juegos, hubo uno que me llamó muchísimo la atención, y que sembró en mi el deseo de tener una consola, ya que un colega un día me llevó a su casa (con 11-12 años), ya que era bueno en inglés y tenía que ayudarle a pasar una zona que no entendía en un juego. Y veréis, este amigo tenia una copia americana de FF7 que le había traído su padre y se estaba dedicando a rejugar una y otra vez hasta el Mercado Muro, ya que era incapaz de entender cómo avanzar. Entre los dos, en varios días, logramos pasar esa zona y llegar un poco más adelante, pero por circunstancias nos distanciamos y a mí solo me quedó el recuerdo de ese pj rubio, esas cantidades de texto, y ese mundo tan atractivo.
Me perdí, sin saberlo, otras sagas o juegos míticos como Metal Gear, Resident Evil, Silent Hill. Otras era consciente de ellas, ya que la kioskera del pueblo me regalaba "las revistas que nadie compraba", que venían siendo de n64 y a través de su lectura recuerdo que conocí el Ocarina of Time, Perfect Dark, Jet Force Gemini....
Capítulo 3: Un pc para estudiar... y para unirlos a todos.
Empecé al instituto, y una verdad se hacía palpable: mientras que yo iba a la biblioteca, tiraba de enciclopedias, y ponía mi escaso arte en presentar bien los trabajos, mis compañeros se estaban follando la Encarta y sacando texto maquetado. Para más inri, desde los 10 años yo iba a clases de informática extraescolares, por lo que sabía manejar comandos de MS-DOS, usar office, grabar y formatear diskettes, cambiar hardware básico (un saludo a Chechu, un grande de los que no quedan, compartiendo sus conocimientos y dando con paciencia y humor una formación que los alumnos de hoy en día de Bachillerato no tienen a nivel de ofimática y hardware básico). Ante esto, mi madre claudicó (supongo que mi padre ayudase) y llegó a casa mi primer PC. PC que usaba para estudiar, echarme algún pinball y solitario, hasta que llegó otro de los días claves en mi etapa como "gamer", una visita a un familiar cuyo hijo de unos 20pico años era un frikazo de los pcs y tenía dos o tres montados en LAN en el garaje. Mientras los adultos estaban a lo suyo, como sabía que me gustaban los PC's me bajó y me estuvo explicando y enseñando todo, hasta el momento que charlando me dijo: este juego te va a flipar.
Tras el doble click, apareció nada más y nada menos que el Warcraft II. Yo NUNCA había visto un RTS, lo abrió en un mapa avanzado y recuerdo a los Magos tirando tornados, los caballeros, los orcos... y lo siguiente que hizo fue empezar un new game, ponerme unos cascos y decirme: hala, a jugar. Quedé flipadísimo mientras me explicaba las mecánicas, recuerdo que llamaba a los peones "curritos", que me comentaba cómo talar... Tal fue la chapa que les dí a mis padres tras aquello, que al poco mi padre de nuevo apareció en casa con una copia física "Beyond the dark portal" y fue otro de los títulos a los que metí una cantidad de horas ingentes.
A partir de aquí, llegó el boom de la piratería en España, y era facilísimo conseguir juegos. En mi casa no había Internet, pero muchos colegas me iban pasando CD's y así se abrieron años de vicio para mi: Half Life, un emulador de n64 donde, como otro usuario comentaba por arriba, me las ingenié para aprender a jugar con teclado (buenas risas pasarse el Super Mario 64 sin un stick giratorio para Bowser, por ejemplo) y disfrutar de los Zelda, Golden Eye y muchísimos otros títulos, también fue la gran época de aprender historia con el AOE II y su expansión, los PC fútbol, Total Club Manager, NBA's, MotoGP's... Mientras la PS2 ya estaba en muchos hogares, yo seguía dándole al PC con lo que amigos "me bajaban". Solo haré, por no extenderme más en este apartado, una mención a lo que, como imaginaréis, supuso para mí la lectura de una review y posterior llegada a casa de Warcraft 3 y su expansión.
¡Ah! Y durante esta época también estuvieron los vicios en los cibers, especialmente al Counter Strike, donde quedábamos todos los viernes y sábados para jugar una o dos horas (según se pudiese).
Capítulo 4: Primeros compases de la Universidad, internet, y época dorada de los juegos en PC
Internet llegó a mi casa,y con ello se abrió la puerta a tres cosas increíbles:
Los foros, donde encontraba a gente afín a mí e información sobre juegos que desconocía, y es lo que hoy en día hace que estando más cerca de los 40 que de los 30, siga por MV. A veces puedo lurkear por el general (qué asco me dan las discusiones de política, btw), anime o literatura, pero es en Juegos donde entro cada vez que sale algo ilusionante, para leer a la gente de siempre, con los que apenas intercambio mensajes fuera del foro, pero siento como "otro grupo de colegas". Supongo que cuando te haces mayor tiendes a ver las cosas de otra manera, y para mí este es el lugar que me sirve como referencia a la hora de lanzarme a probar un juego diferente. Conozco a "mi gente", sé de qué pie cojean, y sé qué usuarios y yo compartimos gustos a estas alturas de la película.
Dejado el momento ñoño, otra de las cosas que permitió internet fue ELEGIR mis propios juegos, y en combinación con los foros, dejar de probar lo que mis amigos bajaban y poder elegir yo, cuyos gustos muchas veces no se alineaban con los suyos: Bioshock, Mass Effect, Kotor, Starcraft...
Acceder a cierto foro relacionado con el FF, y ver que existía un emulador de PSX: me abrió la puerta a FF7, 8 y 9 (y, posteriormente, X), Legend of Dragoon, y otra serie de JRPGS que me marcaron. Pero, como podéis imaginar, por primera vez pude jugar a FF7 por mi mismo, descubriendo que aquel juego que había probado de crío era algo MÍTICO. Abrí la boca al salir de Midgar, lloré de rabia en la capital olvidada, me emocioné con la historia de Red XIII, me flipó todo el arco e historia de Cid (siendo mi pj favorito, en esa época estaba en 1º de Física y era un flipado de la ciencia)... para mí siempre será el mejor, solo por lo que supuso.
Durante toda esta época, también tuve acceso a una NDS de mi hermana pequeña, la cual le regalaron y dejó abandonada al día siguiente. Gracias al amigo R, pude llegar a joyas como Chrono Trigger, los Layton, The World Ends With You, los Pokemon que no había emulado en el pc, como el remake de Gold/Silver o el Blanco y Negro... también le metí una tralla impresionante a esa consola. Como dato curioso, un día le "apeteció jugar a ella" y se cargó el lápiz en una tarde. Afortunadamente yo ya la había exprimido todo lo que pude, así que no fue una gran pérdida.
Por último, para cerrar el arco del pc, os hablaré de una bala esquivada, y otra encajada, pues muchos os preguntaréis: ¿Pero no jugabas online? La realidad es que muy poco, solo me tomé en serio el Starcraft y tampoco era demasiado bueno, pero hubo dos juegos que fueron determinantes a su manera:
El WoW: No quise jugar. Siempre me han dado mucho respeto los juegos online, y especialmente los MMO, me gusta jugar a algo que "tenga fin" y vivo los videojuegos como algo más individual e introspectivo que como algo colectivo. Sin embargo, sé 100% que me habría viciado como un enfermo (recordad lo que supuso para mí Warcraft) y estaba en una época de mi vida en la que no me lo podía permitir. Creo que ha sido, aunque parezca una bobada, una de las decisiones más maduras y positivas que he tomado en mi vida.
El League of Legends: A este sí, estuve varias seasons y el juego me encantaba (y lo sigue haciendo, aunque hace años que no jugaba). Tenía amigos IRL con los que viciaba a diario, e hice buenos colegas online. De hecho recuerdo jugar con gente de aquí y pasármelo realmente bien, teniendo experiencias muy positivas. Por suerte, las rankeds no llegaron a atraerme nunca por la toxicidad general de la comunidad, así que tampoco le di mucha caña al SoloQ ni me obsesioné por pillar ELO. Pese a todo, llegó un punto que por la cantidad de tiempo que requería, acabé dejándolo.
Capítulo 5: Mis primeras consolas. Hola, PS3, hola PS4.
La vida seguía en la universidad, yo vivía felizmente en el hogar familiar, pero me costeaba los estudios, academias, vicios y demás y desde los 19-20 no me gustaba pedirles pasta a mis padres para mis placeres. Por lo tanto, en los compases finales de su generación, ahorré y decidí dar el paso y hacerme con una PS3, que coloqué orgulloso en el salón de casa como si fuese un preciado trofeo. ¿El motivo? Obviamente tenía que jugar aquello que no podía emular: FFXIII. Pese a que en líneas generales me gustó, recuerdo que acabé bastante decepcionado con ese juego, pero curiosamente me pasó lo que siempre me ha pasado: una decisión concreta me condujo a otros terrenos que no hubiese imaginado nunca, ya que con la consola venía el GT de turno y un juego llamado "The Last of Us" que, bueno, ya que viene con ella habrá que jugar.
A veces pienso que no sé cómo podían gustarme tanto los videojuegos y estar tan poco informado durante esa época. Supongo que estaba a otras cosas, fue el boom de mi vida social, pasaba mucho menos tiempo en internet, trabajaba y estudiaba y simplemente no leía tanto como antes. Sobra decir que Ellie y Joel pasaron a ser algo inolvidable para mí. Como muchos de vosotros, de aquella conocí otro lugar clásico para los amantes de los videojuegos: las tiendas de Game y sus juegos de 2a mano, hasta llegar a coger buen rollo con el dependiente. Cayeron títulos evidentes como el Bioshock Infinite, otros que me llamaron muchísimo como el Deus Ex o el Red Dead Redemption, alguno que jugué y dejé porque me parecía infernal (Demon's Souls), hasta que un día este chaval me puso el Dark Souls de 2a mano en las mías, y me dijo: en serio, juega a esto. Otro de esos momentos trascendentales en mi etapa como jugador: más de 20 runs, builds diferentes, secretos, retos, PvP, esta vez si hizo click, y a este le siguió DSII, me pasé el Demon's y me volví un fan absoluto de FS.
¿Sabéis por qué jubilé tras años a mi querida ps3, y volví a ahorrar durante todo un año para comprar la ps4, verdad? Efectivamente, Bloodborne, el top 1 absoluto de juegos que creo que será imbatible. Me encanta, para mí, es perfecto, tanto su gameplay como lore, ningún juego consigue transportarme hasta donde lo hace este a lo largo de toda la partida. A partir de ahí, llegó una época dorada con el catálogo de ps4: Witcher, Horizon, Uncharted, Sekiro, Nier... qué os voy a contar.
Capítulo 5: Hoy en día, un señor mayor que juega a videojuegos.
Este es el capítulo más cortito, ya que hoy en día solo quiero decir que gozo de tener la suerte de poder permitirme las consolas y juegos que quiera y cuando quiera, pero que por contra tengo mucho menos tiempo disponible, lo que me lleva a seleccionar pero disfrutar aún más juegos muy concretos: RDR2, Xenoblade, ER, Zelda BoTW (tengo pendiente para verano el TotK), TLOU2, el FF7 Rebirth.... quiero pensar que lo que me resta de vida será así y nunca perderé esa pasión y disfrute por los juegos, que probablemente no tenga ganas ni tiempo para enzarparme con un Valorant o algún juego de géneros que no me atraen tanto aunque sean top, pero que seguiré sonriendo, emocionándome, con la adrenalina disparada o incluso derramando alguna lagrimita con todas las historias que le queda a la industria por contarnos.
Si has llegado hasta aquí, te llevas mi enhorabuena, espero que la redacción no haya sido confusa y que lo hayas sentido como dos viejos amigos rememorando buenas anécdotas con una bebida delante. Un abrazo.