Vale, lo prometido es deuda. He hecho copypasta de una pequeña reseña que escribí sobre un aspecto que me resultó muy inspirador de mi penúltima lectura. Es bastante limitado, ya que hablar de ello supondría algo más que una monografía xD
La profundidad de la alegoría petrarchesa
Uno de los temas más interesantes, y que más me han llamado la atención es la creación de un nuevo nivel de lenguaje en Petrarca, por encima de la palabra. A día de hoy usamos palabras como "ocio", o "campo" sin las implicaciones que tuvieron en su tiempo, completamente desprovistas de su significado nominal. Pierre Bourdieu, por ejemplo, secularizó a los campeadores y campeones que poblaban el sempiterno campo de batalla (que ahora es una iunctura, pero que antes era una metáfora indisociable). Lo mismo se hizo con el ocio, adscrito al retiro de la vida laboral para la consecución de una interiorización ligada posteriormente a las prácticas meditatorias en la cristiandad. Ahora el hedonismo, el de la rama chipriota, Arístipo, es el que coloniza nuestro pensamiento. La vagancia y la improducción como fin absoluto, el ocio como disfrute, como "bien".
Pero Petrarca lleva su lenguaje mucho más lejos. Fueron primero los propios griegos los que comprendieron que las figuras míticas eran metáforas de una realidad intangible. Los stilnuovistas se arrostran a este mundo fascinados; son los primeros años de la investigación de la herencia clásica, de la recolección de palimpsestos, y de la crítica. Con razón se dice que el Medievo fue una época dedicada a la relectura de la época clásica. Pero olvidar que esto generó a su vez más escrituras sería negar el producto de toda una era: el Eros triunfante de Bocaccio, el mundo transfigurado por el lenguaje poético de Dante, o la memoria fantasmagórica de San Agustín, son ejemplos inconmensurables de un proceso de evolución en las relaciones con ese pasado.
Pese a que el Romanticismo fue la era de la originalidad, la era de la primera modernidad (la obsesión por lo real, lo tangible, y la innovación), los humanistas comprendieron que ya se había inventado todo, que sólo quedaba jugar con el rizoma ya plantado por el pensamiento clásico. Con razón decía Pasolini que era más moderno que los modernos, con sus obras neoclásicas. Petrarca azora en este tema como gran alquimista de la memoria. La evolución del lenguaje es una gran farsa, y lo único que nos queda, es jugar con las resonancias de un pasado remoto, apenas vivo en el subconsciente del colectivo.
Creo que la alegoría es una de las cosas peor explicadas en el mundo académico. Supongo que al igual que a los demás, os habrán vendido el cuento chino de la "red de metáforas". ¡Qué bien! Acabó resultando todo muy sencillo con estas santas palabras, no sabía que en mis redacciones prolijas de instituto estuviese dando vida a mi mundo de ese modo...
Para mi desgracia, ni mi nivel literario llegaba a tanto, ni las palabras del profesor se acercaban siquiera un poco al asunto. Una alegoría es entonces el propio lenguaje, pues éste es una metáfora de una metáfora, de otra metáfora, es decir, una gran metonimia del fenómeno, o del objeto, a lo que llamamos signos (de signos). Ahí me quedó claro que mi profesor probablemente nunca había leído a alguno de estos llamados "autores alegóricos".
Cuando comencé con la lectura de los primeros versos, mi mente fue cautivada por la belleza del Triumphus Cupidinis I:
spoilerAl tempo che rinova i mie' sospiri
per la dolce memoria di quel giorno
che fu principio a sí lunghi martiri,
già il Sole al Toro l'uno e l'altro corno
scaldava, e la fanciulla di Titone
correa gelata al suo usato soggiorno
Amor, gli sdegni e'l pianto e la stagione
ricondotto m'aveano al chiuso loco
ov'ogni fascio il cor lasso ripone.
Mi mente se trastocó rápidamente: Al tiempo que revivo mis suspiros por la dulce memoria de aquel día que fue el principio de tan largo martirio... El principio es un anuncio de intenciones, la dolce memoria, que relativiza nuestra existencia y nuestro sufrimiento. Fantasmas de la memoria que azoran en el sueño (inteligentemente no vinculado a la noche, sino a la "doncella de Títone", metamorfoseado éste en grillo, que es Aurora). Una luz completamente opuesta a la luz virginal (la insueta lux de Propercio o de Fray Luis), una luz boreal mestiza sobre Vaucluse (Valchiusa, chiuso loco), ricondotto (hortius conclusus, locus amoenum ) nuestro Petrarca, mientras esa luz baña son su paso, y con el de Amor, los rostros infelices de los asolazados de la turba.
Sabemos que Petrarca estuvo viviendo en Vaucluse un tiempo, obsesionado por una supuesta Laura de Noves. No se sabe si es la Laura del texto, o si es una alegoría, una metáfora del lauris, éste a su vez de Apolo y de la poesía (poeta laureato). Laura, etimológicamente, es "la triunfante". Si sabemos que la figura omnipresente en el texto es Laura (que sustituye a Dios, como anuncian los versos finales del Triumphus: se fu beato chi la vide in terra, / or che fia dunque a rivederla [Laura] in cielo? , el Triumphus Eternitatis, es la victoria eterna del amor ciceroniano à la Paolo y Francesca, leyendo las historias de Lanzarote y la reina Ginebra juntos hasta desatar en ellos una pasión que los llevaría a unirse a la muerte y en la muerte), podemos incluso afirmar que el triunfo de Laura, es el triunfo de la Vida, de la Poesía, de la Muerte, de la Fama y de la Eternidad. Todos los Triumphi son en esencia una celebración de las distintas etapas de un enamoramiento y existencia infelices (aunque orgullosos de su descontento e insatisfacción), pero que existió, un repaso por los distintos estados psicológicos de un artista torturado.
La cogorza de los tres primeros triunfos del Amor se sacia posteriormente con la llegada de la Muerte, que arranca a Laura de los brazos del poeta. La fama, el gran motor de la existencia humana, omnipresente como vanitas vanitatum omnia vanitas (ojo, no confundir vanitas con el egoísmo cristiano, el sentido es más próximo al de vacío o insignificancia). Los grandes motores de estupidez humana están ahí cargados y humeantes. Un canto a la belleza de la estupidez humana al que el mismo Petrarca se une:
Si je ne savais pas qu'amoureux, poète et musicien sont trois titres d'indulgence pour toutes les folies...
¿Y qué hace que esto sea una alegoría? Ese comienzo puede parecer algo vago, algo vacuo. La respuesta es el contraste estilístico y genérico entre la diégesis dantesca y la ensoñación profético-medieval configuran un nuevo lenguaje, que es a su vez el viejo. Las imágenes, los sabores, los olores... están cargados de reminiscencias y resonancias fantasmagóricas que invocan en nuestra mente un pasado trágico y triunfante a su vez. Hay tiempo para todos los tópicos: omnia mors aequat, tempus fugit... Pero los versos de Petrarca trascienden el tópico literario y conjuran vidas enteras, fracasos, victorias, y estados de ánimos. Metaforiza al individuo y su historia para crear un teatro de la memoria en el que estos títeres se balancean cabizbajos y taciturnos frente al carro del Amore amaro, frente al rostro de la pálida muerte. Convierte las historias de la historia en símbolos universales de su estado particular, de su miedo al fracaso, de su miedo a la muerte y de su soledad. Su memoria se transfigura en y con la memoria de sus antepasados
spoilerVedi quel grande il quale ogni uomo onora;
egli è Pompeo, et ha Cornelia seco,
che del vil Tolomeo si lagna e plora.
L'altro piú di lontan, quel è'l gran greco;
né vede Egisto e l'empia Clitemestra:
or puoi veder Amor s'egli è ben cieco.
Altra fede, altro amor, vedi Ipermestra,
vedi Piramo e Tisbe inseme a l'ombra,
Leandro in mare et Ero a la fenestra.
(TC III vv. 13-22)
"Vedi", que tanto clamaba Virgilio en La Divina Commedia. Un hechizo que trae a los fantasmas a una tierra que nunca abandonaron. La schiera petipatética de las tragedias amorosas, la vemos, se conjura ante nosotros y resuenan en nuestra mente más que como palabras o hechos, como vidas enteras.
Uno puede rememorar las historias de amor breve sí lungho, y palpar la desesperación de aquel que profetiza su caída, la anagnórisis de una muerte anunciada. La felicidad de los idiotas. Efectivamente, Petrarca da el gran paso con esta alegoría. Se inmiscuye en los recuerdos y en la memoria histórica para alcanzar la victoria sobre sus recuerdos, un lugar entre los muertos y entre los vivos, entre la vida y la muerte, la eternidad de la palabra. Un oxímoron sinestésico que rompe con el objeto y con el sentido, en constante quiasmo y confusión.
spoilerE lubrico sperar su per le scale,
e dannoso guadagno ed util danno,
e gradi ove piú scendechi piú sale;
stanco riposo e riposato affano,
chiaro disnore e gloria oscura e nigra
perfide lealtate e fido inganno,
sollicito furor e ragion pigra
carcer obe si vèn per strade aperte
onde per strette a gran pena si migra,
ratte scese a l'entrare, a l'uscir erte,
dentro confusion turbida e mischia
di certe doglie e d'allegrezze incerte.
TC IV (vv. 142-153)
"His soul swooned slowly as he heard the snow falling faintly through the universe and faintly falling, like the descent of their last end, upon all the living and the dead. "
(son las dos últimas líneas de The Dead, la última historia de Dubliners, de James Joyce, ).
La respuesta a los recuerdos despoetizados por la ciencia de los hechos y la ciencia de lo cotidiano. No me cabe ninguna duda que Laura es Aganipe, Calipso, Clio, Castalia... Su Laura también es Hero, Semíramis de Babilonia, Cleopatra, Camila, Dido, Judith... Su fama será tan vana como la de Bruto, Aníbal, Masinisa, Carlomagno, Arturo... Y su vida tan insignificante y tan valiosa como la del gran panteón de muertos, en los que la historia dio gran nombre a Mausoleo. Su victoria, pírrica, sin embargo, llegó: se llamaba Laura, se llamaba poesía.
¿Existió el paso del mythos al logos? ¿No fue acaso un "cambio de la metáfora", un cambio generacional? ¿La metáfora de la metáfora? Derrida entiende perfectamente que la filosofía no es una forma de conocimiento, es otro tipo textual, al igual que la ciencia. Una gran alegoría, o una gran metáfora. Por supuesto que Petrarca utiliza la metáfora (en el lenguaje militar, en la cárcel corpórea que es el enamoramiento, parecida a su vez a la metáfora de los estoicos y los pitagorinos, en el fuego de los ojos, y las virtudes del cielo en la mujer...), pero lo que rezuma el sistema de Petrarca es autoconsciencia. Está solamente aportando a un todo que ya estaba antes que él, a un todo al que se une durante doce preciosos cantos a la existencia.
tl;dr