Gaceta Libros y cómics. ¡Danos tu opinión!

Txentx0

#60 ¿ni siquiera voy a poder escribir sobre como me he vuelto a pasar el pokemon rojo y como mi charizard y gyarados parten la pana?

:P

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B

#61 esa era tu idea para "color", para "ciudad" o para "lo que es y debería ser para con nuestras vidas"?

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Txentx0

#62 es más bien "cosas con las que disfrutas que nunca admitirías"

Aunque también pensaba bombardear vuestras mentes con esa horrible musiquita para ver cuanto tiempo podeis aguantarlo. Estudio psicológico y eso.

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B

¿Qué tal si empezáramos a decidir?

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Polakoooo

Edité #1 el otro día. No sé si urrako se encarga de coordinar o lo hará iuma o quien, pero supongo que podéis ir enviando un mp con el tema que os gustaría para el primer número y con qué participaríais vosotros.

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B

#65 Mantengo lo propuesto ya en las anteriores páginas. Escribiré.

7 días después
holeshow

¿Os acordáis cuando una gaceta de librosycómics parecía tener futuro? YO NO.

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B

#67 A mí no me mires, de momento soy el único que ha colgado algo aquí xD

Polakoooo

Lo siguiente que colguemos será la cabeza cercenada de urrako en una pica.

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RedNeck

Aquí lo que pasa es que echáis de menos LEDA.
Yo no sé si escribiría pero leería gustosamente al monóculo mediavidero.

urrako

Pero si no se ha elegido tema melones! xD

¿Qué os parece si damos hasta el lunes para que os pronunciéis sobre cual de los temas propuestos os apetecería escribir?

Recuerdo que son estos (aunque se pueden proponer más)

  • Ficción
  • Color
  • Ciudad
  • Lo que es y debería ser para con nuestras vidas
  • Sociedad
  • Tiempo (climatológico)

Yo voto ficción

Polakoooo

Yo ficción también

B

Yo voy a escribir sobre algo en lo que estoy trabajando, soz xD

charlesmarri

Leí esto el otro día en el Máster (que me absorbe prácticamente todo el tiempo) y dije bueno qué, Charles, ¿vuelves a escribir o no? Ahora que conozco mis limitaciones, escribiré según el tema y el sentido que queráis darle. Ergo, me apunto según.

Ficción is ok.

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B

#74

  1. ¿Te llamas en tu fuero interno charles a ti mismo?
  2. El máster te ocupa qué?
  3. Vago
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16 días después
Polakoooo

HAGO UN LLAMA-MIENTO

http://sketchtoy.com/60113263

¿Hacemos el primer número bajo el tema de ficción? ¿Lo hacemos ya?

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urrako

#76 Qué cabrón xDD

Por mí bien. ¿Extensión? ¿Alguno quiere hacer algo en conjunto o cada loco que entregue lo que le pete?

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B

#77 lo de la extensión me interesa xD . Y yo haría que cada uno entregue lo que quiera.

1 mes después
holeshow

La Gaceta ha muerto.

Bueno, pues yo hago como pedobear y reciclo cosas que escribí para otros sitios, cosas aburridas para sitios aburridos pero que parece que a la gente de historia del arte le mola. Aquí no hay nadie de ese palo, creo, pero es igual. Es aburrido, denso, con muchas frases largas incomprensibles y sin duda algo que no debería escribirse para una gaceta de libros y cómics si queremos seguir viviendo, pero hay que terminar de matar al coso este.

Los museos y la modernidad

El museo público adquirió su forma, tal y como hoy lo conocemos, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, en un proceso íntimamente relacionado con las transformaciones que se sucedían en otras esferas de la vida social, cultural, política y científica. Hay que entender en este sentido que para los primeros estudiosos del fenómeno el museo aparecía como un lugar propiamente urbano en el que se daba forma al adecuado espíritu moral y mental, como si el museo conformase un espacio o instrumento de instrucción y reforma del uno Mismo. El museo, según James Silk Buckingham, tendría una misión cultural centrada en la civilización de la población al completo. George Brown Goode, por otro lado, trató de mostrar a los museos como reformadores de las pasiones, como instrumentos de reforma moral que ayudarían a la clase trabajadora. Todas estas interpretaciones primeras insisten en el ejercicio de un gobierno cultural a través de la institución museística. Pero, no obstante, no hay que pensar que esto fuese así y se hace necesario constatar que se produjo una ruptura gradual: en un primer momento, hasta el siglo XVIII, los museos eran un espacio donde desarrollar el poder real y solo posteriormente, con el desarrollo discursivo y disciplinario del aparato cultural en el siglo XIX, los museos se transformarían gradualmente en aparatos disciplinarios, cumpliendo una función complementaria –aunque sustancialmente diferente– a la de otros instrumentos de control cultural y social como la cárcel o el manicomio. Al mismo tiempo el museo pasa de estar cerrado al público y a nuevas colecciones a abrirse con la finalidad de alcanzar sus objetivos teleológicos educativos-discursivos: de un prensamiento cultural y espacial a una apertura universalista de museo y cultura en la que se produce una transferencia de las formas de conocimiento desde la esfera privada hacia la pública.

En primer lugar debemos concebir al museo, siguiendo un esquema habermasiano, como un espacio social íntimamente relacionado con la formación de la esfera pública burguesa: ahora el museo tenía otros objetivos políticos que iban más allá de la representación del poder real; aparecía la dimensión crítica al tiempo que el museo se convertía en una institución normativa y discursiva que dictaba parámetros de comportamiento y pensamiento en ese camino didáctico. En segundo lugar hay que tomar estos primeros museos públicos como espacios de representación en tanto se sirven de objetos culturales y naturales para representar esa dimensión iluminista del saber y la cultura: un espacio moderno para unos objetos nuevos con propósitos sociales igualmente novedosos que contribuyen al incremento performativo de la ciencia. Es, al mismo tiempo, un proceso de transformación narrativa gradual que no se produce en ningún momento por medio de una ruptura ocasionada por un acontecimiento concreto, como pudiera ser la revolución francesa. En definitiva: el hombre en este nuevo y discursivo museo de la representación es un hombre que se convierte en el metenarrador de su historia. El tercer y último punto que conviene destacar se refiere a la consideración del museo como espacio de observación y control. Baste, aquí, realizar un recorrido arquitectónico y observar las nuevas formas de exhibición desarrolladas en el nuevo periodo que presupone que el espectador tiene una vista completa tanto de los objetos expuestos como del resto de espectadores, segregando y regulando la conducta de este nuevo espectador. 

Hay que entender que el museo se escapa en cierta medida del análisis foucaltiano pues no es una institución de contención sino un instrumento de exhibición íntimamente relacionado con la historia del arte, con sus puertas abiertas al público: busca activamente exhibirse. El poder, manifestado en el museo, se siente al tratar de organizar y coordinar el espacio y los objetos para imponer un orden social determinado, democratizando el poder y convirtiéndose a sí mismo como el espectáculo último. Y si este aparato perduró fue porque dispuso los objetos con la intencionalidad de permanecer en el tiempo: proporcionó una continuidad ideológica líquida que permitía la propia continuidad y adaptación del estado moderno.

Los museos decimonónicos –en esa representación cultural– fluían en su propia dinámica interna y no fueron impuestos o desposeídos de sus instrumentos por acciones políticas externas a los mismos: poseían su propia racionalidad política que les permitiría seguir en el juego del estado moderno sin interrupciones. Esta idea se muestra en parte coincidente con el análisis del bloque hegemónico propuesto por Gramsci: el museo se articula como instrumento del aparato ideológico o hegemónico de las clases dominantes, adaptándose a una determinada forma de actuación política. 

Resumiendo: el museo, como institución moderna, cristalizó en la primera mitad del siglo diecinueve abriendo nuevos objetos al público y volviéndose líquido, volátil, permeable a los cambios sociales, políticos y culturales, siempre contribuyendo en la expansión del poder, con nuevos fines y acciones. El museo, autorregulado, se constituye como un espacio de emulación e imitación gracias a su enorme potencial educativo: el espectador ahora acude al museo realizando un ejercicio cívico.
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