Hola chavalada, y perdón por el c&p tochopost que sigue, pero es que desde hace tiempo vengo teniendo la impresión, hablando con amigos y allegados, de que la gente está, en general, 'abobada' con las tontunas y falacias ecologistas que se sueltan a diario.
Hace poco discutía con alguien la importancia que el hombre se da a sí mismo en todo y para todo. Incluso para cosas como el calentamiento global. Que si el hombre con sus industrias, automóviles y demás va a destruir el mundo y bla, bla, bla... Y yo que pensaba que pese al antropocentrismo inevitable en nuestra especie, éramos capaces de no ser tan engreídos... en fin. Pensamos que 100 años de emisiones 'desmesuradas' de gases contaminantes hacen mucho daño a la atmósfera, cuando lo cierto es que la radiación solar es mucho peor con sólo un 'pedito' que suelte nuestro amigo Helios.
Pues a raíz de eso, me he encontrado hoy con este miniartículo (en lainformacion.com) sobre algunos grandes engaños en torno a la ecología, y como el grueso de gente sigue tragando con ellos sin inmutarse. Allá va:
10 falsos mitos del ecologismo
1. Los coches son los culpables del efecto invernaderoDióxido de carbono, metano, óxido nitroso... son los gases que más contribuyen al efecto invernadero, según el archiconocido Protocolo de Kyoto. Coches, aviones, motocicletas... son los primeros “culpables” que vienen a la mente. Pero, ¿y las vacas, los cerdos o las cabras?
Según un informe del departamento de Alimentación y Agricultura de Naciones Unidas, la ganadería y, sobre todo, las vacas llevan marcado este particular estigma. No en vano, una vaca produce, por año, unos 66.000 litros de metano, según el argentino Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta). El resultado es brutal: si los vehículos representan el 13% de los gases de efecto invernadero, la ganadería supone el 18%. Otros informes inflan todavía más esta cantidad. Por tanto, en este particular combate, ganan por KO los rumiantes. De ahí que uno de los retos de las empresas especializadas en alimentación animal sea bajar la cantidad de emisiones por kilogramo comido por cada animal. Pero, como diría un comilón de hamburguesas, que no redunde en su sabor, please.
2. Las bolsas de plástico no son reciclablesOtee el mobiliario urbano a su alrededor: bonitas papeleras, maceteros... Retroceda en el tiempo. ¿Se acuerda de cuándo depositó en el contenedor amarillo aquellas bolsas de plástico que no sabía qué hacer con ellas? Pues ahí han acabado.
Lo mismo ocurre con algunas cañerías de su casa, o con vasos o platos con los que disfruta de un merecido pic-nic. Hasta es posible que le hayan proporcionado un gran servicio hasta que hizo ese simple gesto.Porque, según la norma UNE 53942, una bolsa de polietileno se puede reutilizar ¡hasta 15 veces! Aunque lo habitual, y lo más corriente, es que sólo la reutilice una, usándola como bolsa para la basura (por cierto, es otro de los destinos que se les da tras su paso por el contenedor amarillo). El pecado está en desecharlas sin ton ni son, tirarlas al campo o al mar, ya que tardan mucho tiempo en degradarse. Por tanto, habrá que corregirse, y usarlas con tacto y con tiento.
3. Los alimentos orgánicos son mejores y por ello, más caros¿Vale la pena pagar un 20% o un 40% más por un alimento orgánico que por uno convencional? Diferentes investigadores británicos consideran que no, que el orgánico no es más nutritivo. Incluso defienden que es muy difícil producir alimentos que estén totalmente libres de pesticidas, debido a que éstos permanecen durante largos periodos de tiempo en el suelo. Y hasta consideran que en demasiados países no hay leyes específicas que regulen el uso de este tipo de alimentos. Vamos, que piensan que pueden ofrecer gato por liebre, y que es muy difícil, por ejemplo, que una vaca se haya alimentado al 100% con granos libres de pesticidas para dar una leche orgánica o ecológica. ¿Si o no? Lo importante es que cada uno, dentro de sus posibilidades, pueda elegir la calidad de los alimentos que consume.
4. Los vehículos ecológicos no contaminanTan claro lo ha tenido el Gobierno noruego, que ha prohibido que la publicidad de la industria del automóvil utilice términos como “limpio”, “ecológico” o “verde”. ¿La razón? Porque ningún producto salido de un cadena de montaje puede llevar por bandera una impoluta etiqueta ecológica. Cierto que reducen las emisiones de dióxido de carbono, pero hay otras muchas sustancias que salende los tubos de escape de los coches eléctricos, o de aquéllos que utilizan biocombustibles o hidrógeno: monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, partículas… Por no hablar de las sustancias que se utilizan en su construcción. Un dato: según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el transporte por carretera es el responsable del 21% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE de los Quince.
5. Las plantas transgénicas son más productivasResisten mejor a las plagas o a condiciones climatológicas extremas como prolongadas sequías. Pero eso no significa que sean sinónimo de grandes producciones, de cosechas desorbitadas. Más bien, todo lo contrario. Según un estudio de la Universidad de Kansas, el rendimiento de cereales y soja transgénicos, durante un período de tres años, había sido inferior en un 10% al cosechado en plantaciones tradicionales. Otro, de la Universidad de Nebraska, cifra esa merma entre un 6% y un 11% inferior en el caso de la soja (dependiendo de la variedad). La causa de esta reducción se encuentra en los cambios genéticos de las plantas ue han provocado una alteración de su metabolismo. Unos cambios que han frenado su capacidad de absorción de los nutrientes que necesitan para desarrollarse adecuadamente. Vamos, algo así como si a un niño al que se le dan biberones con leche entera de repente se los cambias por otros de leche desnatada. Su desarrollo, como es lógico, no será el mismo.
6. Para fabricar papel se destruyen bosquesNo todas las especies de árboles sirven para elaborar papel. Cuando los chinos lo inventaron allá por el año 105 d. C. utilizaron las cortezas de árboles, cáñamo, fibras de algodón y bambú… Pero a partir de 1844, cuando el alemán Frederich Gottlob Selles descubrió cómo fabricarlo con pulpa de madera, el relevo lo tomaron pinos y eucaliptos. Desde entonces, los fabricantes de pulpa, celulosa, cartón y papel obtienen su materia prima de plantaciones en las que se siembran estas especies de rápido crecimiento. La única diferencia con el trigo o el maíz, por ejemplo, es el tiempo que tarda en recolectarse, más largo en el caso de los árboles “papeleros”. Y es que una vez cortado el pino o el eucalipto, se vuelve a sembrar, para seguir con el proceso de la vida.
7. Los científicos creen en el calentamiento globalNo llega a la altura del caso Watergate (que logró destituir a un presidente de los Estados Unidos), pero casi. Y es que algunosde los considerados grandes gurús del cambio climático, pertenecientes al CRU (uno de los centros públicos de investigación climática con más caché) han explicado en diferentes correos electrónicos cómo han falseado datos para defender sus teorías (que ni ellos mismos creían, a tenor de sus confesiones). No contento con ello, también han admitido que lo hacían para recibir subvenciones (aunque, como es habitual en estos casos, lo han desmentido posteriormente). Tan volátiles eran sus tesis, que las únicas pruebas que aportaban eran su nombre. Teorías que, como el amor (tal y como decía una canción), están en el aire.
8. El hombre es el causante del cambio climáticoQue los glaciares retroceden por el alza de las temperaturas, es evidente. Pero que el hombre sea el causante, la única mano ejecutora del retroceso en los hielos, no está tan claro. Históricamente, se pueden establecer tres periodos “calientes”: en el holoceno (8.000-5.000 a.C.); en el denominado “calentamientoromano” (200 a.C.-600 d.C.); y en el medieval (950- .300 d.C.). Los tres tienen un denominador común: en ninguno de ellos hubo industria humana contaminante. Incluso, después del último, se desarrolló una Edad de Hielo (1.350- 1.850 d.C.). Cierto que durante el siglo XX el calentamiento medio global fue del 0,7% pero también lo es que durante la última década no subió, sino que se mantuvo, a pesar del aumento en la misión de dióxido de carbono. ¿A qué se deben esas décimas de subida? ¿A que la humanidad pasó de 2.500 a 6.000 millones de seres? ¿A posibles cambios en la intensidad solar o de las corrientes oceánicas? ¿No será, como señalan otros expertos, que vamos a una nueva Ice Age? Porque, según ellos, algunas de las actividades humanas, más que calentar, enfrían.
*
9. El punto muerto no consumeSi no se mueve, no gasta. Una especie de leyenda urbana del mundo del autómovil, tan falsa como los coches de 50 velocidades. Porque una vez girada la llave de contacto, el motor necesita que le den alimento, por lo que consume gasolina (de 0,4 a 0,7 litros a la hora). Un gasto en vano de combustible que se incrementará si, además, se pisa el acelerador sin tener una marcha metida. No es el único falso mito de lo que algunos han bautizado como conducción ecológica (¿por qué no llamarla responsable, económica, o cualquier otro nombre? Porque conducir es una actividad que no tiene nada de ecológico, ¿no?). Es el caso de ir con las ventanillas bajadas ya que, según muchos conductores, consume menos que el aire acondicionado. Aparte del pertinente calor, y un molesto aire que despeina hasta el más engominado, la resistencia aerodinámica resultante también incrementará el consumo de gasolina. O que vistiendo al coche con un alerón, se mejora la aerodinámica y se reduce el consumo. Cuantos más elementos se le añadan al vehículo, más aumentará la resistencia al aire y, por tanto, chupará más gasolina. Y dejará tiesa la cartera.
10. Los bosques están de capa caídaTalas indiscriminadas e incendios dejan un panorama desolador. ¿Nos quedamos sin árboles? Si nos atenemos al informe La situación de losbosques españoles, elaborado por la Sociedad Española de Ciencias Forestales, el lobo no es tan fiero como lo pintan. Porque, desde 1975, el número de árboles ha crecido un 135%, lo que supone más de 10.000 millones de nuevos ejemplares. “Tenemos muchos más árboles de lo que creemos”, argumentó en la presentación del estudio su autor, Álvaro Picardo. En total, en España hay 17.804 millones de árboles y, de media, su número crece cada año en 284 millones. Las causas de este aumento hay que buscarlas en el paulatino abandono de la agricultura y la ganadería, lo que hace que los árboles, al más puro estilo de las cruzadas, reconquisten antiguos territorios. Sin olvidar el plan de reforestación de 1939, que proponía repoblar seis millones de hectáreas en un siglo, y alcanzar la cifra de 11,3 millones de hectáreas de bosques. Sólo han pasado algo más de siete décadas, y ya hay 18,3 millones de hectáreas reforestadas.
Fuente
- La 9 es un poco chorrada, pero bueno, viene así xD
Aunque seguramente en el término medio sea donde esté la mayor razón, hay cosas que son bastante sangrantes a mi juicio, como los puntos 1 y 8, en los que nos basan muchas teorías y pantomimas hoy en día. Yo, como el artículo, considero que son meras falacias.
Y vosotros, ¿qué?
¿Creéis que se engaña a la gente en estas cosas? O por contra... ¿sois de los que os tomáis como ciertos estos mitos y dudáis de la veracidad de los estudios que los desmienten?