#11 Muy interesante. Es fácil ponerse la etiqueta de ateo y reírse de quiénes creen en religiones monoteístas y "amigos imaginarios", pero es que el concepto Dios va mucho más allá que un señor que te vigila desde las nubes.
Si por ejemplo descubrimos que una raza alienígena de otro Universo en uno de sus viajes espaciales creo la singularidad cuántica que dio lugar a nuestro big bang... ¿debemos considerarlos dioses pues crearon todo lo que conocemos? ¿o si se probara que unos aliens experimentaron con simios hace dos millones de años insertando su ADN para crear los homínidos... también califican como dioses?
No se trata de dar posibilidad de existencia a los dioses religiosos, eso son cuentos chinos, manifestaciones culturales para dar finalidad a nuestra vida y algo de consuelo frente a la muerte. Se trata de admitir que no sabemos nada, y que la ausencia de pruebas no es prueba de ausencia. No obstante, para afirmar algo hay que probarlo, y afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias, como afirmaba Hume.
Lo cómodo es creer y afirmar la existencia de un Dios o dioses por necesidades personales (miedo a la muerte, sentido de la vida) o negar dicha existencia por dártelas de listo y reírte de los que sí creen. Lo duro y difícil es admitir que no sabes, que puede que no haya forma de que sepas (ni tú ni nadie) sobre esta cuestión y que como persona escéptica y pensador crítico debes tirar para adelante con lo que tengas, respetando a aquellas personas que eligieron creer o no creer al respecto.
Porque anda que no repatea los huevos el proselitismo religioso con ínfulas de superioridad moral y el ateísmo recalcitrante con aires de superioridad intelectual...