Durante meses, Bahar Ebrahimi se estuvo rebelando contra sus padres, lamentándose de su cultura Afgana y que la religión musulmana que procesan la estaba asfixiando: "Quiero disfrutar de mi vida. Quiero sentir lo que sienten los demás", solía decir a sus padres.
Así llegó junio de 2010, el Grand Prix weekend en Montreal, y durante dos noches seguidas, la joven de 19 años estuvo con sus amigos fuera hasta mas tarde del anochecer, contra los deseos de sus padres.
Para su madre, Johra Kaleki, este comportamiento confirmaba que todos sus esfuerzos para que su hija mayor tomara el camino correcto habían fallado. Mientras que su marido lloraba desconsoladamente con Bahar en el sótano, la señora Kaleki subió a la cocina y tomó un gran cuchillo.
Escondió el cuchillo bajo su camiseta y volvió al sótano. Le dijo a su marido que resolvería el problema en cinco minutos: "No entres hasta que yo te lo diga"
Cuando él se hubo marchado, le pidió a su primogénita que se pusiera boca abajo para darle un masaje: "Entonces la apuñalé en el cuello, mientras ella gritaba... pero yo le decía que era por su propio bien y que me dejara terminar"
Bahar sobrevivió al ataque, sufriendo numerosas heridas de cuchillo en cabeza y hombros. La señora Kaleki, se enfrenta 2 años después a un juicio por intento de asesinato y uso ilegal de un arma.
¿Pero cómo puedo sobrevivir Bahar?
Alertado por los gritos de su hija, el padre bajó las escaleras y tomó el cuchillo de las manos de su esposa, ayudando a que la joven escapara y pudiera llamar a la policía.
La idea de una adolescente rebelde asustaba a sus padres, ellos esperaban que nunca volviera tarde a casa, que no fumara, bebiera o tuviera novios no musulmanes.
Bahar nunca mentía a sus padres sobre su paradero, ya fuera un concierto o un simple paseo, y a excepción de la clausula 1, las cumplía todas.
Unos pocos meses antes, comunicó a su madre que había roto con su novio musulmán porque la amenazaba y se comportaba como un auténtico psicópata, esto la enfureció, y culpó a su hija de la ruptura, iniciando una serie de llamadas a escondidas para organizar un matrimonio concertado con el joven.