#273 Menudo melonazo esta cuestión.
El problema suele ser que muchos hombres juegan al BDSM sin que la otra persona sepa nada. Y eso es una movida muy seria.
La clave es hablarlo todo antes de la sesión. Que tipo de rol voy a desempeñar, que cosas me gustan, que cosas no me importa hacer, que cosas podríamos probar y que cosas son absolutas red flags para mi.
Y lo mismo para ella. Su rol, que quiere, que quiere probar y que está vetado dentro de la sesión.
Con la comunicación establecida y pese a haber dado nuestro visto bueno a todas estas cosas se establece un código de seguridad (una palabra, unos toques...) que implica parar.
Yo incluyo dos cosas más.
-Una primera palabra para parar de hacer lo que estamos haciendo y otra para parar del todo y hablar de que ha ocurrido.
-Decir que "empieza el juego" o algo similar para hacerle notar a mi pareja sexual que desde ese instante yo ya no soy yo, soy mi rol y ella tiene que asumir el suyo.
Con estas cosas bien claras es muy difícil que en las sesiones haya abuso. Pero si pueden ocurrir otros escenarios que pueden darse a futuro.
Es posible que años después consideres que esas dinámicas que entonces tenías y disfrutabas ya no formen parte de ti por la razón que sea. Y eso te enfrenta a la idea de que abusaron de ti porque tú no tenías las herramientas que tienes ahora y haces responsable a la otra persona, lo cual es un anacronismo.
Yo esto lo he vivido como un "toque de atención" por si mi comportamiento pudiera identificar que la otra persona no está bien y parar la sesión. Pero no voy a hacerme responsable de las miserias que usa la otra persona en la cama para correrse. Porque a la cama te llevas muchas cosas y en las sesiones de BDSM todo eso se intensifica sobremanera.
Este "toque" es lo único raro que he tenido en 20 años de prácticas y la chica recogió cable y reconoció que quería algún tipo de reparación en forma de un "lo siento" pero es que a ella la vi chorrear con aquellas dinámicas y obviamente lo único que siento es que su proceso de sanación haga que rechace aquellas experiencias que disfrutó.
Por supuesto ha habido muchos triggers que han llevado a la otra persona a extremos disociativos, a confundir la realidad, a no salir del personaje nunca... y eso con la práctica lo ves y puedes actuar. Hay gente que parece extasiada que está cerca del desmayo, cuerdas que cortan la circulación (yo paso de hacer suspensiones por esto mismo), sangrados clitorianos o vaginales de los que os enteráis cuando termináis de jugar. Y en ninguna de estas ocasiones ellas me han señalado con el dedo como responsable único de ello. También pregunto a veces cuando ha pasado un tiempo como se sienten con la sesión que tuvieron.
Así que creo que el consentimiento lo es todo y que no me ha ido mal planificando y hablando las cosas. Nunca me he sentido en riesgo real de que me denunciaran o si quiera de que se sintieran incómodas y las cosas que no han funcionado las hemos hablado para mejorarlas o quitarlas de las sesiones.
Por cierto. Todas las sesiones acaban siempre con muchos cuidados (en modo lapa absoluta) y preguntando si todo ha estado bien.