Vamos a suponer por un momento que estás un viernes por la noche en tu piso. Estás acurrucado en el sillon con tu chica, metidos los dos debajo de una manta viendo un película de terror o un thriller.
Ahora mismo estás en el paraíso. Otro día de mierda en una vida en la que no pasa nada pero por fin estás en casa, tranquilo, distraído con lo que más quieres y sin pensar en las pocas ganas que tienes de levantarte mañana temprano para ayudar al cabrón de tu suegro a tirar unos muebles viejos en el punto limpio.
La película llega al típico punto que llegan todas "Oh, vaya, están matando a la tontaca". Pero por un momento se te pasa por la mente que fuera tu chica la que estuviera en esa situación. Le das un abrazo e intentas apartar esa imágen del pensamiento mientras te centras en la película. "Mmm, que calentito se está aquí... Creo que me voy a dejar dormir. Total para esta película..."
Y derepente empiezas a escuchar unos golpetazos a la vez que te llegan unos alaridos fuertísimos, de esos que te hielan la sangre porque sabes que cuando alguien grita de esa forma es porque lo están matando.
Te quedas un momento quieto, rígido y pensativo para cercionarte de que no te lo estás imaginando. Cuando tu chica te mira te das cuenta de que no eres solo tú así que te levantas y vas hacia la puerta. Te acercas lentamente a la mirilla y no consigues ver nada, tampoco oyes nada. Todo tipo de teorías se te pasan por la mente "A lo mejor es el vecino cargándose a la mujer... O la mujer cargándose al marido... Esos gritos son de hombre..."
Abres la puerta y ves una figura a lo lejos, meneandose cerca del ascensor. Quizás seas de esas personas a las que el nerviosismo y el miedo inducido por la película que estaba viendo no le deja pensar con claridad (o porque sencillamente uno no está acostumbrado a encontrarse con un perro ahorcado en un ascensor todos los días) Quizás simplemente seas de esas personas cobardes, de esas que dejan que el miedo se apodere de ellos en vez de mantenerlo en un rincón cuando están en una situación de riesgo. Es comprensible, no todo el mundo puede mantener la cabeza fría en todo momento, ni todo el mundo es capaz de sobreponer la lógica y el raciocinio dependiendo de en qué situaciones se encuentren. Aunque hay veces que esa indecisión e incapacidad cuestan caras.
Es igual, el caso es que, con el corazón a mil por hora, imaginando la macabra escena que te vas a encontrar mientras vas viendo poco a poco la figura de lo que parece un perro colgado del ascensor. "¿Pero cómo coño puede haber un perro colgado ahí?" No ves la cuerda por ningún lado, quizás pienses que está sujetándose a algo, quizás pienses acertadamente que está colgado por su propia cuerda, a saber.
Lo importante es que en lo que te estás acercando ves como el perro se apoya en una pata y parece que va a saltar hacia tí. No estás bien sinceramente, esos nervios te juegan una mala pasada y piensas que el perro te va a atacar. "Que va, me cagao por la pata abajo, tengo que salir de aquí" es en lo único que piensas ahora mismo.
Entras en casa y todavía no tienes bien asimilado que coño acabas de ver. Menos aún se te ocurre qué hacer.
Vuelves a salir con un cuchillo. Intentas tranquilizarte un poco, quieres ayudar al perro, pero cada vez que se mueve ese calambrazo te recorre la columna y le grita a tu cerebro ¡Danger!. Qué puedes hacer en esa situación "¿Y si intento coger la cuerda y me muerde? Ufff...".
Menos mal que alguien baja por la escalera y después de unas voces para que le ayude a cortar la cuerda te das cuenta de la situación. Un accidente, un puto accidente de un borracho subnormal. "Y yo pensando en asesinatos, fantasmas y ritos satánicos..." Le ayudas a cortar la cuerda y rezas para que el perro siga vivo después de ver cómo se desploma al suelo.