Venga va, entremos en materia:
Tomemos izquierda y derecha como bloques mas o menos homogéneos que dividen la política entre unas tendencias progresistas en lo social e intervencionistas en lo económico y otras mas conservadores y que creen mas en el libre mercado. Igualdad de oportunidades frente a igualdad de resultados, priorizar igualdad sobre libertad o viceversa.
Digo mas, la derecha cree a pies puntillas en lo Locke, en que el hombre es un lobo para el hombre, mientras que la izquierda, con sus matices y divisiones, cree en que es posible un hombre nuevo, y por tanto un nuevo mundo. Creo que una clave para entender el eje izquierda-derecha mas allá de los clichés es la confianza que se pone en el pueblo. Como la izquierda cree en el hombre bueno cree que le podemos dar poder y que podemos transformar y cambiar a mejor con relativa facilidad mientras que la derecha lo que busca es un conservar, un mantener el statu quo, un tutelar mas que un confiar o un empoderar.
Por tanto siempre es mas fácil defender lo establecido que intentar cambiarlo, porque hay mil maneras de hacerlo. Y la izquierda se diluye en medio de la diversidad que genera. Ya pasaba hace 100 y 150 años cuando reformistas y puristas marxistas se disputaban la legitimidad de sus planteamientos. Y ante la situación actual la deriva ideológica y práctica es brutal. Porque ya no predican con el ejemplo, ya no hay Marcelinos Camachos, Nicolases Redondos, Josés Mujicas o Julios Anguitas. El sindicalismo es la perversión absoluta. La derecha ha adoptado según que posturas (por mero cálculo electoral) dejando a la izquierda un nicho de votos en la reivindicación de feminismos, sexualidades, etc...Pero tampoco es todo culpa de la izquierda, la sociedad ha evolucionado (y sí, degenerado, en muchos aspectos). La Tercera Revolución Industrial y la era de la globalización crean la sociedad posmodernista, de los servicios, individualista.
Nos alejamos de la etapa de los sufrimientos mas atroces y las dictaduras fascistas y comunistas ya no están o están lejos de la Europa del progreso. La era dorada de la socialdemocracia es a la vez la cúspide del orgullo obrero y el inicio de la decadencia de la izquierda clásica. El sistema ya no molesta tanto, entonces se intenta encontrar un acomodo programático en otras cosas. Generalmente se mantienen reivindicaciones tradicionales para apelar a los sentimientos, junto a extremar las propuestas mas o menos progresistas en lo social y aceptadas por la sociedad en conjunto, y, como hace el rival, simplemente polarizan en torno a un tema para sacar rédito, sin importar mucho tampoco la postula.
La izquierda está en crisis, porque la sociedad lo está. Porque las condiciones materiales ya no son las que eran, y bueno, porque algunas ideas también se han pervertido. Quizás haga falta una renovación y un plantearse todo; pasado, presente y futuro. Porque podemos tener los mejores discursos, llenar de banderas rojas una plaza y hasta ganar unas elecciones, pero un gobierno verdaderamente progresista o marxista en España no tiene capacidad para cambiar nada, primeramente porque no tiene soberanía.
Y si, yo tampoco veo a mi izquierda, la que reivindicaba la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora y su liberación del poder burgués como principal fin, la que efectivamente creía en el ateísmo y en el republicanismo sinceramente, sin matices y sin ser anti-nada. Porque proponer Y no es despreciar X. U otro ejemplo, la transexualidad. Mi izquierda no se perdía en debates en torno a la identidad de género o de si nacer con un sexo y un género distintos era o no lo normal o lo deseable. Simplemente respetaba y defendía la causa de cualquiera que quisiera desarrollar su vida en libertad, y en comunidad.