Bueno, hay poco que añadir. Nos viene de maravilla a los pobres que tenemos que ir a trabajar en coche porque tenemos un transporte público de mierda en las zonas en las que podemos sobrevivir.
El pasado 1 de enero comenzó a aplicarse la directiva comunitaria de Calidad de Carburantes que afecta tanto a la gasolina como al gasóleo.
La normativa establece la reducción de la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero del ciclo de vida, por unidad de combustible y de energía suministrados en el transporte, del 6%, en comparación con el valor de referencia de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los combustibles fósiles utilizados en la UE en 2010.
Para lograr esta reducción, desde que arrancó el año, se ha incrementado el porcentaje de biocarburantes y biogás en cada litro de gasolina y diésel desde el 10% hasta el 10,5%
“Hasta hace poco, se introducían determinados bios que contaban el doble. Si se metía un 2% en cada litro del biocombustible en cuestión, contaba como si se hubiera metido el 4%. De esa forma, era más sencillo alcanzar el objetivo global para todo el año del 10% que tenía marcado cada operador mayorista. Ahora, como ese doble cómputo se ha eliminado, hay que meter todo el porcentaje en volumen real de biocombustible”, explican fuentes del sector. Y eso, debido a que los biocarburantes son más caros -entre otros motivos porque soportan una mayor fiscalidad que los fósiles- ha provocado un incremento de precios desde que arrancó el año de 5 céntimos en el caso de la gasolina y de 4,8 en el del diésel,
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