#28 Antes, hasta hace 30 años, la forma de demostrar la hombría y el valor de hombre dominante era propinar de vez en cuando una buena bofetada a la mujer, y ella, como buena sumisa, le correspondía felizmente con lealtad y sexo.
Fíjate que en algunas escenas, la mujer sonríe de forma perversa tras recibir el guantazo, y en otras es como si sintiese cierto disfrute sexual. Lo peor de todo era que si no cumplías el rol de modelo dominante abofeteador, se te tachaba rápidamente de "invertido", "tarado" y como no, homosexual.