... o como unos neonazis intentan cargarse un barrio.
El asunto es muy simple: un grupo neonazi se ha instalado a 500 metros de un centro social okupado en Tetuán, Madrid. El vecindario se ha manifestado en contra de este grupo neonazi y su “Hogar Social Ramiro Ledesma”. La prensa, haciéndose eco de estas manifestaciones, ha presentado este problema como un conflicto entre extremistas que okupan propiedades privadas. Con ello han pasado a exigir el cierre inmediato del centro social okupado antifascista (La Enredadera), aún cuando desde este no se han tomado medidas violentas contra la okupación neonazi.
El centro social okupado (La Enredadera) lleva varios años en Tetuán realizando actividades sociales y culturales con el apoyo del vecindario y sin conflictos de ningún tipo. Evidentemente es un centro de izquierdas muy comprometido políticamente, pero primero y ante todo es un espacio de integración vecinal. No tenéis más que ver las actividades que realizan y los participantes de las mismas: abuelos, niños, inmigrantes, obreros, gente como tú y como yo. Además, hay que tener en cuenta que la okupación cuenta con el beneplácito del propietario, que se niega a denunciar dicha okupación. El típico centro okupado, vaya.
Por su parte, el centro neonazi alberga, según los propios neonazis, a simples fascistas que buscan realizar actividades sociales y culturales por y para los españoles. Solo españoles. Lo curioso de todo, además de okupar un espacio sin el permiso del propietario y a escasos metros de un centro antifascista, es que se han instalado conscientemente en un barrio repleto de inmigrantes. Pero es que no acaba ahí: aún no han realizado ninguna actividad cultural destacable, se han dedicado a buscar bronca, han agredido a diversos vecinos, etc.
El objetivo de los neonazis no es otro que la clausura de La Enredadera. La estrategia es simple: montar bronca, salir en los medios y que el poder político haga el resto. La maquinaria de A5, El País y el ABC ya se ha puesto en marcha: hablan de una guerra de bandos (lol) y exigen el cierre de ambos centros, difamando y manipulando a su antojo. ¿Qué han conseguido con todo esto? Pues que nuestra amiga Cifuentes busque el cierre de ambos centros. Aún no cuenta con el permiso del propietario de la propiedad ocupada por La Enre, pero no os quepa la menor duda de que harán todo lo posible por entrar y desalojar un centro legítimo a efectos legales.
En definitiva, como veis una vez más el fascismo se convierte en un instrumento político para desarticular todo movimiento que trate de cambiar la realidad social. Un grupo neonazi, consciente de que un centro okupado fascista es una quimera, utiliza este medio para atacar a los verdaderos centros okupados, mientras el aparato represivo del estado da palmas con el culo y los medios legitiman toda la maniobra.
Insisto, esto no es una guerra de dos bandos: es un barrio contra el fascismo y la xenofobia.
Comunicado de La Enre y
Artículo muy interesanteEl día 18 de agosto, el grupo neonazi Movimiento Social Republicano (MSR) publicaba en las redes sociales la entrada en un edificio abandonado del barrio madrileño de Tetuán y su intención de convertirlo en un centro social que atendiese a personas necesitadas. Eso sí, siempre que fuesen de raza blanca y nacionalidad española. La apertura de un centro de esas características en el distrito con más población migrante de Madrid y la oposición que generó entre los vecinos atrajo la atención de la prensa, sobre todo a partir de la masiva manifestación de rechazo que se celebró el mismo día de la inauguración del centro, el 30 de agosto. Desde entonces, ha sido frecuente ver como la prensa se refería al centro como un “edificio okupado” y a los miembros del grupo neonazi como “okupas”, en un error que luego se repetía en las redes sociales. La prensa asimilaba así este centro como el movimiento de okupación, que siempre ha tenido entre sus principales objetivos la recuperación de edificios abandonados para convertirlos en viviendas y centros sociales.
Esta asimilación era falsa, pero la realidad importaba poco. Presentar el centro del MSR como parte del movimiento okupa perseguía un objetivo muy concreto: reducir el problema a un enfrentamiento entre bandas. Un problema social y político tan profundo como es el asentamiento de un centro que promueve la discriminación y el odio racial quedaba reducido a una pelea entre “ultras de distinto signo”, como titulaba el ABC en una noticia del siete de septiembre. Poco importaba que el centro del MSR no tuviese nada que ver con el movimiento de okupación ni en sus ideas, ni en sus objetivos, ni en su forma de funcionamiento: lo importante era transmitir la idea de que todos los okupas son violentos y generan problemas. Sin embargo, pasaban por alto lo más importante: no son okupas.
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Además, un centro como este no solo no cuestiona el modelo de ciudad existente, sino que ayuda a consolidarlo. Permitir un foco de conflictividad en un barrio con el objetivo de deteriorarlo es una estrategia de gentrificación de manual. Cuando ese deterioro se consolida –por ejemplo porque hay palizas frecuentes a la población migrante-, los vecinos que habitan el barrio lo abandonan. De esa forma, los especuladores pueden hacerse con sus casas a un precio muy bajo, derribarlas y construir viviendas mucho más caras. En un barrio como Tetuán, situado a cinco minutos andando de la zona más cara de Madrid, el centro del MSR es una oportunidad perfecta para deteriorar un barrio que hasta ahora no había tenido problemas de convivencia. Esto no quiere decir que el ayuntamiento o los especuladores hayan dados las llaves a los neonazis del MSR, pero sí que estos hacen un papel que les resulta útil.
Esta complicidad con los intereses de la dominación, unido a la difusión de la ideología neonazi y la práctica del racismo y la exclusión hacen que el centro del MSR deba ser considerado algo completamente opuesto a los centros sociales autogestionados que pertenecen al movimiento de okupación. Las ideas discriminatorias y xenófobas que promueven no tienen cabida en Tetuán ni en ningún otro distrito de Madrid. Los vecinos ya han demostrado su rechazo a la apertura de este centro y no pararán de oponerse a él hasta que se cierre de forma definitiva. Los miembros del MSR han ocupado un edificio, pero no son okupas: son nazis.
http://oficinavivienda.net/2014/09/09/nosonokupassonnazis/