Los pensionistas tendrán ganancias de poder adquisitivo cuando la inflación sea negativa y se consolidarán en su prestación sin compensaciones posteriores. Esta es la primera gran cesión del Ministerio de la Seguridad Social a los sindicatos para avanzar en la negociación de la fórmula para revalorizar las pensiones. Y es relevante porque en los últimos años la inflación se ha estancado muy cerca del 0% con varios años en los que el IPC cerró en negativo por varios factores estructurales (globalización, robotización, digitalización, etc.). Inicialmente el ministerio propuso a los agentes sociales que en ningún caso las pensiones ganarían poder adquisitivo 'por la puerta de atrás' con la nueva fórmula de revalorización.
El resultado es que las pensiones subirán siempre igual que el IPC del año anterior salvo en los años en los que caigan los precios, en los que las prestaciones se verán congeladas. Eso significa que la futura reforma no se limita a garantizar el poder adquisitivo de las pensiones, sino que también lo incrementará cuando el IPC sea negativo.
Este cambio es especialmente relevante para los años de crisis, ya que es cuando se suelen producir las caídas de precios. Eso significa que los pensionistas saldrán de las crisis con prestaciones mejoradas. Si se tiene en cuenta la serie de inflación de los últimos siete años (2014-2020) el IPC fue negativo en cuatro de ellos. Eso significa que con la futura fórmula para la revalorización, las pensiones habrían ganado poder adquisitivo más de la mitad de esos años.
Este paso adelante del ministerio es clave para acercar el acuerdo, pero todavía quedan materias importantes pendientes de negociación. Ahora, los obstáculos más importantes se centran en dos cuestiones. La primera es la penalización para las jubilaciones anticipadas, que el Gobierno quiere endurecer para las rentas altas de modo que se elimine la regresividad actual. El segundo es el factor de sostenibilidad, ya que aunque se derogará definitivamente el del Partido Popular, el Gobierno quiere introducir un factor intergeneracional para evitar que todo el coste de las pensiones recaiga sobre los jóvenes (por la vía de mayores impuestos y cotizaciones).
Para el ministro del ramo, José Luis Escrivá, el acuerdo en el diálogo social es clave para conseguir que la reforma sobreviva al actual Gobierno y sea estable en el tiempo. El ejemplo de lo que ocurre cuando no hay consenso es de la reforma de las pensiones del Partido Popular, que la aprobó con su mayoría absoluta en 2013 y tuvo que dejar de aplicarla en 2018 ante la presión social y política. El problema es que esta cesión del Gobierno para asumir las exigencias de los sindicatos implica un incremento estructural del gasto en pensiones, lo que complica más la sostenibilidad de las cuentas públicas de España. Y este punto es clave porque es una de las demandas más importantes de la Comisión Europea para aceptar el reparto de los fondos europeos.
Pues otra vez a aumentar el gasto estructural en pensiones, como si no fuese suficiente ya. ¿Cuantos años más dáis al sistema hasta que explote? Cada vez queda menos tiempo, y los pensionistas en vez de ceder para garantizar la "sostenibilidad" (más bien alargar su agonía) del sistema, cada vez exigen más y más a costa de que salga de los sueldos de un sector privado en ruinas y de los jóvenes mileuristas.
A disfrutar de la gerontocracia.
Resto de la noticia más detallada: (he recortado algunos párrafos y he puesto lo "importante" porque era muy larga)