Puedes aprender zulú. O intentar sacarte una foto frente a todas las cafeterías del mundo que tengan un dueño barbudo con un piercing en la oreja izquierda. O, cada vez que veas un chino por la calle, decirle: "El queso está rancio" y grabar su reacción, y luego transcribirlas todas y recopilarlas en un blog.
Si hay mil cosas interesantes que se pueden hacer, hombre.