Como ya es costumbre cada cierto tiempo, hoy vengo a daros un poco la vara con otro de mis increpantes, pedantes y malhumorados hilos. En mi último hilo que seguía esta temática, os hablaba de lo incoherente del colectivo que promulgaba el feminismo de forma fanática y exacerbada (aka feminazis), pero hoy vengo a hablaros de un tema mucho más genérico, que en parte también abarca al anterior.
El tema de hoy es la necesidad de la gente por diferenciarse del resto, algo que a priori puede parecer inofensivo o incluso positivo, pero en realidad es el causante de gran parte de las trifulcas que vemos en la sociedad a día de hoy. O incluso, en este foro.
¿Por qué tendemos a diferenciarnos?
Creo que este es un buen punto donde empezar. ¿Por qué todas o casi todas las personas sienten que quieren ser diferentes al resto? Supongo que aquí es difícil afirmar imperiosamente algo, pero la lógica y experiencias me dicen que lo más importante, es cómo se empatice con un determinado colectivo ideológico u otro.
Vamos a poner un ejemplo: eres el típico chavalín de la ESO al que roban el bocadillo nada más salir al recreo. Los putos jebis esos que te tiran al suelo te caen mal, lógicamente. Y claro, un día viendo un vídeo, te gustó la música de fondo, buscaste el grupo, y se trataba de Manowar. Vaya por dios, ¡ese es el grupo de la camiseta del roñoso gordo que se reía de tu desgracia y le daba el primer bocado a tu ansiado bocadillo! Te pusiste "crítico" y volviste a escuchar la canción, así como otra del grupo, con algo de desgana, mientras recordabas la jodida cara del gordo seboso riéndote de ti. Desde ese día, para ti "manowar tiene un tema decentillo, pero el resto es mierda".
No obstante, un día conociste al modernete de clase: típico flequillero con camisa y peinado raro al que le molaba Mogwai, The XX, M83... Saliste al recreo con él, y cuando los jebis os increparon, rápidamente vinieron otros dos colegas suyos a plantarles cara. Por una vez en todo el maldito curso, pudiste saborear el preciado bocadillo. Gracias a tus nuevos amigos.
Claro, empezaste a congeniar con ellos, y a conocer sus gustos. Su música antes no te hacía mucha gracia, pero ahora la escuchabas con otro oído; con la idea de "esto es lo que le mola a mis amigos, algo bueno tendrá, digo yo". Sin darte cuenta estabas, de nuevo, dejando que el sesgo se apoderase de ti, y terminase no sólo modificando tus gustos, sino también aquello que te disgustaba. Tan sólo unos días después, te considerabas un hater del metal, y todo un fanático del indie.
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Esta pequeña historieta es sólo un ejemplo de cómo se suelen formar nuestros favoritismos, de cómo se moldean nuestras preferencias en casi cualquier tema que se precie. Si bien es cierto que todos tenemos nuestra personalidad, la mayoría de la gente es altamente influenciable, y nadie se libra de serlo al menos un poquito.
Las experiencias sociales pueden influenciarnos en casi absolutamente todo, hasta el punto en el que pueden llegar a definir por completo nuestra opinión respecto a algo.
Esto tiende a exacerbarse todavía más en colectivos automarginativos, los cuales están muy seguros sobre algo, y se cierran a influencias externas. En estos casos es cuando entra el papel del egocentrismo, del pensar que sólo tú y tus allegados tenéis razón sobre determinado tema, y el resto están equivocados. Esta conducta termina generando desagrado por otros colectivos con ideas distintas, resultando en la marginación del colectivo frente a los demás, en algunos casos llegando a formar un odio irracional hacia el resto.
¿Por qué tanto amor a lo tuyo, y tanto odio a lo demás?
Esta conducta automarginativa se puede observar en menor o mayor medida en todos aquellos ámbitos cuya aceptación social sea menor de lo habitual. Por ejemplo, es más normal ver grupos de gente marginándose del resto cuando apoyan ideas radicales y poco aceptadas (digamos, por ejemplo, que son testigos de Jehová), que cuando empatizan con una visión algo más mayoritaria (son cristianos).
Ahora que hemos llegado a este punto, quizá se os vengan a la cabeza algunos ejemplos de este mismo foro sobre lo que estoy hablando. Listemos algunos de ellos:
- Comunistas vs liberales
- Nacionalistas catalanes vs patriotas españoles.
- Misóginos vs feministas
- Asiduos a las drogas vs abstemios
- Anarquistas vs autoritaristas
- Conservadores vs progresistas
... y podríamos seguir sin casi fin. Es normal que cada uno tenga sus concepciones, gustos y creencias, ¿no? Pero sucede que el fenómeno automarginativo del que hablábamos antes, está presente en todos estos colectivos, siendo más fuerte en aquellas ideologías que más se alejan de la aceptación social.
Y claro, ¿qué implicaciones tiene esto sobre los integrantes de estos colectivos?
Cuando los extremos se vuelven más extremistas
Sujeto 1: Sólo me gustan los gatos.
Sujeto 2: Sólo me gustan los perros.
Sujeto 3: Aunque prefiero los gatos, no me desagradan los perros.
Sujeto 4: Aunque prefiero los perros, no me desagradan los gatos.
Sujeto 5: Me gustan ambos animales por igual.
Podríamos decir que en una conversación entre estos cinco individuos, el sujeto 2 y 4, y el 1 y 3, empatizarán más entre sí que el resto, mientras que el 5 se mantendrá neutro en la conversación. Eso sí, pese a que 3, 4 y 5 no tendrán mayor problema y como mucho discernirán en pequeños matices, los sujetos 1 y 2 discutirán sin fin.
Imaginad que ahora sacamos otro tema distinto, pero directamente relacionado con el anterior: la habilidad de caza de los gatos, por ejemplo. La opinión de los 5 sujetos cambiará, cada uno tendrá una idea distinta, pero el sujeto 1 enfatizará su visión diciendo que son increíbles cazadores para defender su postura anterior, mientras que el sujeto 2 tachará a los gatos de completos incompetentes, como no, para mantener su compostura anterior (y probablemente diga que los perros son mejores cazadores).
Probablemente, si la primera conversación no hubiese tenido lugar, el sujeto 1 habría dado una visión menos exagerada: "sí, los gatos son muy buenos cazadores" , y el sujeto 2, habría dicho lo que realmente piensa: "la verdad que no son malos cazadores, aunque pienso que hay bastantes mejores".
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Pese a que el ejemplo es bastante malo, creo que se coge un poco qué es lo que quiero decir:
¿No os suena de nada cuando un conservador defiende a capa y espada la posición más retrógrada en cualquier tema...?
¿...O cuando un autoritarista defiende lo que hace el Estado, haya hecho lo que haya hecho, como si es la cosa más imperdonable jamás habida...?
¿...Y los comunistas, acaso se libran? ¿Y entonces, qué es eso que hacen cuando tratan de bajar las víctimas del comunismo, buscarle el lado bueno a políticas comunistas sin sentido alguno, o criticar el capitalismo como si les fuese la vida en ello?
¿Y los nazis, tratando de desmentir el holocausto o de buscar pegas a toda raza que no sea europea?
¿Y qué me decís de las feminazis, viendo residuos del patriarcado hasta debajo de las piedras, y criticando cualquier cosa que haga un hombre?
Ah, y no nos olvidemos de los magufos. ¿No critican acaso cualquier cosa que haga el gobierno, alegando que es parte de un macabo plan judeomasónico reptiliano?
Es simple: cada cual se aferra a su propio clavo, sin importar cuánto arda por los argumentos recibidos.
¿Cuál es el último reducto de la razón?
No importa cuánto se intente: todos, absolutamente todos, tenemos una pequeña pizquita de sesgo en nuestra conciencia. El cerebro humano está hecho para ser así, para dejarse influenciar, y es que a menos que nos dejasen improvistos de emociones, jamás conseguiríamos alcanzar la objetividad plena. Es una de las mayores utopías a las que se enfrenta la razón.
No obstante, siempre podemos acercarnos hacia la objetividad, si nos lo proponemos. Y lo más probable, es que el uso de la razón aleje nuestras concepciones hacia posiciones menos extremistas, mucho más abiertas y menos definidas. Y es que la mayoría de temas sobre los que debatimos a menudo, tienen una cantidad de variables subjetivas y de modificadores situacionales, que es imposible tener una conclusión 100% cierta y válida para todas las situaciones y aplicaciones posibles.
La mejor manera de lograr acercarse a la realidad, es siguiendo los siguientes pasos:
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Sé inconformista: plantéate que siempre puede haber una solución mejor que la existente al problema presentado.
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Haz uso de la autocrítica; quizá tus ideas estén equivocadas.
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No te vuelvas un fanático, pues por más que empatices con tu solución, quizá esté equivocada en algún punto, o incluso enteramente.
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Escucha a los demás, y reflexiona sobre sus puntos de vista, pues quizá puedas aprender algo nuevo.
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Olvídate de tu orgullo cuando debatas, TODOS cometemos errores y TODOS podemos estar equivocados. Reafirmarse es de sabios, la cabezonería es de imbéciles.
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No te dejes influenciar: trata de sacar tus propias conclusiones antes de dar nada por sentado.
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Todo tema complicado tiene dos puntos de vista opuestos. Trata de echarle un ojo a ambos antes de hacerte la más mínima idea del mismo.
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Jamás, jamás, jamás conviertas una opinión subjetiva, en una afirmación objetiva
Remataré esta lista con una explicación final: la realidad es ínfima, y las generalizaciones reales son mínimas. Hay que atender siempre a los matices, y aplicar los métodos antes mencionados a todos y cada uno de los pequeños matices que se nos presentan, incluso si son en temas que creemos conocer bien.
Por ejemplo, podemos asegurar que todos los mamíferos nacen del vientre de sus madres, ¿no? Es una conclusión bastante acertada, y qué coño, tenemos hasta argumentos científicos para afirmarlo. He aquí un matiz: ¿y si hay alguno que no? Lo primero que nos dará por contestar será "serás inútil, por supuesto que no hay ninguno, por eso son mamíferos, no?". Pues fíjate, el ornitorrinco y los equidna son mamíferos y ponen huevos.
No tratéis de sentiros diferentes. Está muy bien sentir que eres único, pero poner esfuerzo en la diferenciación, es tarea de imbéciles. Los logros de nuestra especie nacen de nuestra capacidad de entendernos, de empatizar los unos con los otros, no de nuestras diferencias y trifulcas. Quizá si os paráseis más a escucharos y entenderos, no sólo os llevariais mejor, sino que seguramente aprenderíais el uno del otro mucho más de lo que os imagináis.
Saludos y que tengáis un maravilloso día.