Julio Anguita renuncia a su pensión vitalicia

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Durante la vida laboral

-El trabajador puede aportar más o menos, existiendo un límite mínimo. Si atraviesa una mala época pero cotizó de más en el pasado, puede suspender temporalmente su cotización.

-El trabajador aporta a su propia cuenta de jubilación personalizada, ve cada mes su evolución y sabe que lo aportado le pertenece y se va incrementando con el tiempo.

-Si el trabajador fallece, sus herederos tienen derecho a recuperar la práctica totalidad del capital aportado más su rendimiento.

Al jubilarse

-El trabajador tiene flexibilidad para jubilarse más pronto o más tarde dentro de unos límites más amplios. La cuantía de la pensión a cobrar es la producida por toda la aportación hecha.

-La cuantía de las pensiones depende de lo que uno aportó y capitalizó, sin intervención de las autoridades. No hay límites ni intervalos.

-El pensionista decide si cobrar todo como renta o una parte de golpe, por ejemplo para poner un negocio o cancelar su hipoteca u otras deudas.

-El pensionista generalmente cobrará lo mismo o más que cuando trabajaba.

-El jubilado siempre tendrá una pensión digna, equivalente cuando menos al salario mínimo, porque durante los periodos en que un trabajador no puede cotizar lo hace por él el Estado con cargo a un fondo de solidaridad, nutrido con un pequeño porcentaje de las aportaciones de los demás trabajadores.

Efectos del sistema

-El monto de las pensiones no depende de los políticos, que no pueden decidir sobre su cuantía ni sobre sus otras características. Por lo tanto, las pensiones y su gestión están libres de cualquier manipulación política. Los electores no tienen en cuenta el factor pensiones al decidir su voto, porque saben que no influirá en su pensión.

-El trabajador paga para sí mismo y su familia, más una aportación razonable al fondo de solidaridad que cotiza por quienes no pueden.

-Los trabajadores perciben la cotización como una inversión y quieren cotizar más cuando pueden.

-Los trabajadores no tienen dudas sobre si van a cobrar o no. Ven cada mes en su extracto la evolución exacta del capital y una proyección hasta su fecha estimada de jubilación.

-Los trabajadores saben con exactitud si el Estado está gestionando bien su capital, caso por caso, y pueden por lo tanto reaccionar. Además, pueden introducirse gestores alternativos al Estado para estos fondos (siempre públicos), como ya se hace el caso de las mutuas de accidentes.

-El trabajo no se ve encarecido (ni abaratado) por el sistema de pensiones, ya que el ahorro obligatorio (y su extensión voluntaria) no es proporcional al ratio trabajadores/pensionistas.

-El sistema es equitativo con independencia de la edad. Los jóvenes son quienes más quieren contribuir, conscientes de estarse labrando un futuro con la aportación de cada mes.

-El sistema mantiene y generalmente incrementa el poder adquisitivo de los mayores, que pasan a ser un colectivo económicamente bien situado: es lo lógico, ya que llevan toda una vida trabajando, ahorrando e invirtiendo. Los ancianos normalmente ayudarán a sus hijos y nietos, no al revés. El anciano es una persona libre que no depende de la caridad de sus descendientes ni de la solidaridad pública.

-El sistema de capitalización es transparente, y allí donde está en vigor mantiene y aumenta el valor de los fondos de los trabajadores.

-El sistema de capitalización preserva la libertad y la seguridad durante la vida laboral y durante la vejez.

Si quieres algo mas de información, la tienes toda ahí.