En mi experiencia, las oficinas suelen dar vergüenza. Son un instituto de adultos, con sus juegos de popularidad, sus profesores, sus jefes de estudio, orientadores, tiempo de recreo, deberes...
Si RR.HH. ha hecho su trabajo en cuanto a la cultura corporativa, el entorno es agradable. Pero, si son empresas fundadas por alquien que en su día picó y salió petróleo, o negocios familiares, o los tingrados de hombres orquesta aumentados; son ridículas en general. La mera idea de un montón de personas con estudios superiores entre los treinta y los sesenta entrando en pánico y reuniéndose porque la tasa de conversión ha bajado medio punto... provoca hilaridad. Y no hablemos de ciertas mecánicas de team building, de declaraciones de "valores corporativos" (en forma de vídeo o texto) y otras mierdas varias de gente mintiéndose a sí misma para que se lo crea el resto.