La verdad es que no es necesario entrar en los problemas técnicos de la abolición del trabajo, cómo generar riqueza y demás. Es un texto interesante pero curiosamente contradictorio en su canto a la liberación.
El trabajo en sí, como obligación autoimpuesta y aro por el que hay que pasar para mantenerse en esta sociedad, es una mierda. Pero cualquier actividad rutinaria puede terminar produciéndonos ese efecto asxifiante; cualquier decisión es susceptible de acarrear momentos de hastío y arrepentimiento, desde tener hijos a vivir en la misma ciudad. Es algo que, en definitiva, acaba dependiendo de cómo de completas sean las múltiples facetas de una vida que en gran parte está definida por el trabajo, pero no en su totalidad (repito, sin necesidad de entrar en cómo sentirse realizado durmiendo en el suelo en lugar de en una cama). La autoestima y metas de un individuo son más complejas que eso.
Por otra parte, existen los trabajos vocacionales o los que requieren una gran cualificación técnica, con la satisfacción que ese esfuerzo produce de por sí además de las herramientas para desarrollar la propia creatividad y alcanzar otras metas, pudiendo ser uno mismo aprendiz y maestro. Ahí entra la distinción entre un trabajo malo per se o un trabajo que no se ajusta a la cualificación o las expectativas de un individuo. Esto último puede causar auténticos estragos pero no demoniza la actividad remunerada. Es fácil tener la imagen del ejecutivo que vuelve reventado a casa y apenas ve a su familia pero lo cierto es que si, por ejemplo, está dispuesto a optar a un trabajo de menor cualificación en un entorno rural, si es capaz de renunciar a unas costumbres que no son más que eso (costumbres) o disfruta deslomándose en un campo (distinto tipo de rutina), es posible hacerlo. Dejar que los niños corran por el campo, hacer su propio queso, tener un caballo. El futuro de los universitarios españoles, el coste de la vida, la frustración de estudiar en ocasiones para nada, todo eso es podredumbre de un sistema personificado en sus dirigentes, esos seres que se supone que deben estar por encima de su condición egoísta humana para representar unos valores superiores a sí mismos; pero también hay que aceptar que la vida no es jauja ni un eterno juego. Me da la impresión de que el autor simplifica la ambición y la satisfacción.
Este es el verdadero mundo del trabajo: Un mundo de estupidez burocrática, de acoso sexual y discriminación, de jefes cabeza hueca explotando y descargando la culpa sobre sus subordinados, quienes -- según cualquier criterio técnico-racional -- deberían estar dirigiendo todo. Pero el capitalismo en el mundo real sacrifica la maximización racional de la productividad y el beneficio ante las exigencias del control organizacional.
Si leo bien, está diciendo que los subordinados (incluyendo al último eslabón de la cadena que se dedique a una tarea tan mecánica y poco cualificada como limpiar) deberían dirigir una entidad que precisa una organización compleja para servir al fin al que fue creada, además según cualquier criterio técnico-racional. Ajam. Además, ¿qué actividades no requieren un mínimo control organizacional?
El jugador recibe algo al jugar; es por eso que juega. Pero la recompensa principal es la experiencia de la actividad misma (cualquiera que sea).
Incierto, a menos que aceptemos como experiencia de la actividad misma motivaciones como la rivalidad (lo que nos lleva a otro bucle porque cualquier cosa puede considerarse una experiencia de la actividad misma
La conversación, el sexo, el baile, los viajes -- estas prácticas no siguen reglas
xD ¿En serio?
El discurso oficial dice que todos tenemos derechos y vivimos en una democracia. Otros desafortunados que no son libres como nosotros tienen que vivir en estados policiales. Estas víctimas obedecen órdenes "¡o si no...!", sin importar cuán arbitrarias. Las autoridades les mantienen bajo supervisión constante. Los burócratas del Estado controlan hasta los detalles más pequeños de la vida diaria. Los oficiales que les empujan de un lado a otro sólo responden ante sus superiores, públicos o privados. De cualquier modo, la disensión y la desobediencia son castigados. Los informantes reportan regularmente a las autoridades. Se supone que todo esto es muy malo. – estado policía
Cualquier Estado occidental es un Estado policía, en mayor o menor medida. Depende del grado de intervencionismo; para muestra la potestad sancionadora de la Administración. No se trata de que tengamos derechos reconocidos en un papel; podemos hacer valer algunos de esos Derechos (en nuestro caso los fundamentales). Para el resto el Estado sienta una cierta base social (ciertamente recortada) que, en última instancia, no tenemos obligación de aceptar. Es posible vivir al margen del sistema, al menos en esta parte del mundo. Renunciando a comodidades, claro está, pero eso es lo que en definitiva implica el texto. Renunciar a la esclavitud con el riesgo de caer en otro tipo de esclavitud cuando cambiemos el motivo por el que sentirnos insatisfechos, lo que podría indicar que quizá el problema es más de fondo (el fondo de uno mismo, no de la institución del trabajo) que de forma.
Eres lo que haces. Si haces un trabajo aburrido, estúpido y monótono, lo mas probable es que tú mismo acabarás siendo aburrido, estúpido y monótono. El trabajo explica la creciente cretinización a nuestro alrededor mucho mejor que otros mecanismos idiotizantes como la televisión y la educación.
Me parece prácticamente imposible no encontrar una sola actividad que en algún momento no pueda provocar en el individuo un leve sentimiento de aburrimiento, estupidez o monotonía y la ociosidad no es una excepción. La cuestión es si uno se deja dominar por los momentos periódicos de debilidad y cansancio o es capaz de ver más allá del bienestar continuado e inmediato. En algún punto debe haber una meta y la satisfacción que se adquiere como contraprestación del sacrificio rutinario.
El tiempo libre está dedicado en su mayoría a prepararse para ir al trabajo, ir al trabajo, regresar del trabajo, y recobrándose del trabajo.
Muy cierto pero, con trabajo y sin él, ¿qué tiempo nos dedicamos a nosotros mismos? Ya que el autor individualiza hasta el extremo (el trabajo me asquea=trabajo malo), lo haré yo. ¿Acaso la familia, los lazos sentimentales y sociales no pueden constituir actos de trámite y obligaciones que nos restan momentos de iluminación y conocimiento? Hay otros tipos de ataduras en la vida, no sólo las económicas o asociadas al consumismo.
Con razón Edward G. Robinson, en una de sus películas de gangsters, exclamó "¡el trabajo es para los estúpidos!"
No te jode. Es para los estúpidos sobre todo si encuentras la forma de sangrar a los demás.
Nosotros matamos gente en el rango de las seis cifras (por lo menos) para vender Big Macs y Cadillacs a los que sobrevivan. Nuestras cuarenta o cincuenta mil muertes anuales en la autopista son víctimas, no mártires. Murieron por nada -- o más bien, murieron por trabajar. Pero el trabajo no es algo por lo que valga la pena morir.
Kartalon, no puedes decirme que esto no es demagogia xD
directa o indirectamente, la mayor parte del trabajo sirve los propósitos improductivos del comercio o el control social. De inmediato podemos liberar a decenas de millones de vendedores, soldados, gerentes, policías, guardias, publicistas y todos los que trabajan para ellos. Es un efecto de avalancha, puesto que cada vez que dejas sin trabajo a un pez gordo, también liberas a sus lacayos y subordinados. Y entonces la economía implota.
Claro, y de repente el ser humano dejará de ser impredecible hasta cierto punto. La libertad tan deseada nos convertiría en ovejas encarriladas (un sinsentido) y sería hasta deseable. ¿Esto es serio? Prescindamos de los médicos también, son unos represores de la libertad máxima que otorga el destino y la (mala si te pones enfermo) suerte.
El cuarenta por ciento de la fuerza laboral son trabajadores de cuello blanco, la mayoría de los cuales tienen algunos de los empleos más tediosos e idiotas jamás concebidos. Industrias enteras, seguros y bancos y bienes raíces por ejemplo, no consisten en nada más que mover papeles inútiles de un lado a otro.
= larguemos la propiedad
Finalmente, debemos deshacernos de la mayor de las ocupaciones, la que tiene el horario más largo, el salario más bajo, y algunas de las tareas más tediosas. Me refiero a las amas de casa y el cuidado de niños. Al abolir el trabajo asalariado y alcanzar el desempleo total, atacamos la división sexual del trabajo. El núcleo familiar como lo conocemos es una adaptación inevitable a la división del trabajo impuesta por el moderno trabajo asalariado. Te guste o no, tal como han sido las cosas durante los últimos cien o doscientos años, es económicamente racional que el hombre traiga el pan a la casa y que la mujer haga el trabajo sucio y le provea de un refugio de paz en un mundo despiadado, y que los niños sean enviados a campos de concentración juveniles llamados "escuelas", principalmente para que no sean una carga tan grande para mamá pero aún sean mantenidos bajo control, pero también para que adquieran los hábitos de obediencia y puntualidad que tanto necesitan los trabajadores. Si deseas deshacerte de la patriarquía, deshazte del núcleo familiar cuyo no pagado "trabajo invisible", como dice Ivan Illich, hace posible el sistema del trabajo que a su vez hace necesario el núcleo familiar. A la lucha anti-armas nucleares está ligada la abolición de la infancia y el cierre de las escuelas. Hay más estudiantes de tiempo completo que trabajadores de tiempo completo en este país. Necesitamos a los niños como maestros, no estudiantes. Tienen mucho que contribuir a la revolución lúdica, porque ellos son mejores en el juego que las personas maduras. Los adultos y los niños no son idénticos, pero se harán iguales a través de la interdependencia. Sólo el juego puede cerrar la brecha generacional.
Al abolir el trabajo no atacas ninguna división sexual del mismo, actualmente eso no tiene sentido. La mujer, mayoritariamente, desea tener hijos en algún momento y criar un ser humano no es (no debe ser) como tener una vaca pastando en el campo. La adopción de un rol maternal (asociado a determinadas tareas) es más instintiva que otra cosa. Que las madres del mañana vivan por y para su casa dependerá, como hasta ahora ha sido, de su nivel educacional y económico. Aquí incluso podrían cuestionarse los pros y contras de dejar la crianza de los niños en manos de otros que no son los padres.
Para todo lo demás, siempre se puede soñar un rato o echarle huevos e ir en busca de la felicidad pero primero hay que averiguar dónde se encuentra para cada uno.