#598 #599 Pues ya lo conté una vez hace tiempo, no recuerdo en que hilo pero si os apetece os lo vuelvo a contar. Es un pedazo de tocho, así que si os lo quereis leer os lo leeis y si no pues vale:
La argentina vivía en Barcelona y duramos la friolera de tres semanas si mal no recuerdo, si hubiera llegado a la cuarta seguramente habría acabado en el frenopático.
Nos liamos una vez, a partir de ahí ya se consideró con barra libre para llamarme a todas las putas horas que se le pusieran en el coño y de preguntarme a dónde iba, qué hacía y con quién.
Continuamente me ponía a prueba a nivel cultural... No me entendais mal, disfruto aprendiendo cosas pero no tolero el chorreo, aparte de que sus conocimientos eran más de oir campanadas que de realmente saber las cosas.
Cuando la enganchaba en una metida de pata, muy habitualmente, lo discutía a la saciedad y cuando se lo demostrabas sin lugar a duda entonces se cabreaba y te decía de todo, para al rato llamarte a que le dieras amor entre lágrimas.
¿El sexo? La verdad es que lo pasamos muy bien: hasta el tercer polvo.
A partir del cuarto kiki llevo la posesion al catre y mientras follabas preguntaba: y a todas las chicas les haces esto? y yo lo hago mejor? esa con la que te cruzaste que le harías?... Un puto horror.
Posesión, obsesión y persecución... Y las cosas que me dejo.
¿Cómo acabó? Siempre me acordaré...
Era megafan de Eurovisión y yo, con resignación, fuí a su casa a verlo mientras cenábamos. Entonces tocó el turno a España con esta actuación:
Argentina - Ha estado bien, eh.
Raganock - Me ha parecido una soberana mierda.
Se levantó del sofá, empezo a gritarme, insultarme y tirar los platos por todos lados e incluso hizo amago de agredirme.
Mientras me iba zumbando, me gritó desde la puerta por toda la escalera y cuando llegué a la calle salió por el balcón y seguía desgañitándose, mientras yo me cubría con la capucha avergonzado y enfilaba a paso ligero el camino para llegar al metro.
Nunca mais, oiga...
Me dejo muchas cosas de esa zumbada pero con esto creo que os hareis una idea.
En resumen... Las latinas, al menos las que me han tocado a mí, tienen un instinto posesivo y controlador muy arraigado, con la excepción tal vez de las brasileñas con las que sólo he tenido buenas experiencias.
Ojito con quién os liais que el bien más preciado en esta vida es la tranquilidad.