#6903 Tú mismo te has respondido al final
Poco a poco esos momentos de sosiego y tal serán más largos. Yo he estado en la putísima mierda de 2018 a 2021 y en este 2022 echo la vista atrás y no me reconozco. O no me reconozco ahora con esta calma, no sé. Lo digo porque he estado tanto tiempo en un estado mental límite como el que intuyo que tú tienes ahora que bien pensaba que mi vida iba a ser así. Que ya está, que me había quedado volada. Y para nada. Con el esfuerzo que tú mismo has empezado a sacar, lo conseguirás; y bien pronto, además. Solo te invito a que no seas MUY exigente contigo mismo por lo general. Que te marques objetivos realistas. Por ej, si estás todo un día en tu cama tirao sintiendo todo el peso del mundo con un estado de ánimo depre... Pues quizá forzarte a ir al gym es un poco nazi. Pues joder, ya solo proponerte levantarte de la cama e ir a tu silla del escritorio a intentar hacer algo divertido o constructivo en el ordenador sería un paso. Ese es el point para los momentos más duros. Tienes que encontrar el equilibrio y no ser ni excesivamente autoindulgente y ceder de más (un ej ya horrible en tu caso sería: "bua, es que no puedo soportarlo, porque no puedo parar de pensar en ella. Le contacto") ni la hostia de exigente y no permitirte estar mal o sentirte un pedazo de mierda por estarlo. Es jodido, porque también tienes que calibrar tú (y si puedes contar con la ayuda de profesionales de la conducta, mejor que mejor) en qué momentos es necesario ser más exigente y en qué otros tener más manga ancha contigo mismo.
En mi experiencia, es en las crisis más chungas donde he tenido que ponerme como una madre mandona conmigo misma. Y con MUCHO esfuerzo era lo único que acababa funcionando. Dejarme llevar y descontrolarme en momentos tan peligrosos para mi coco, nunca me ha traído nada bueno. Yo con pautas de regulación conductual (de no hacer lo que me apetece hacer, como estar escribiendo TODO el día) he llegado a calmar SIN PSICOFÁRMACOS un estado bastante preocupante: con sintomatología psicótica/psicógena y/o maniforme (sobre todo, pensamiento ultra rápido, saltígrado y que roza o traspasa las líneas hacia el delirio), obsesiva, ansiosa, disfórica, disociativa... CON PSICOFÁRMACOS (antipsicóticos, litio, benzos...), pero dejándome llevar por mi "necesidad" cortoplacista (lo que me pidiera el cuerpo, aunque fuera aversivo) he llegado a acudir a urgencias e ingresar, varias veces. Vamos, defenderé a muerte la buena praxis psicológica por encima de todo. Si no fuera por ella, seguramente sería parroquiana de las unidades de psiquiatría.
Todo esto lo digo por aportar algo de mi experiencia en este hilo. Por aquí he visto bastante un enfoque que de verdad que me jodió mazo, y creo que es peligroso para cualquiera. Pasar de 5 psicofármacos al día y vivir en la mierdé a una puta pasti de melatonina (y sentirme calmada y con fuerzas hasta pa dejar de fumar O.O) ha sido el resultado de una huida paulatina hacia la dirección contraria a la psiquiatrización, al rol de enferma, a la autopercepción como "neurodivergente" y al etiquetaje diagnóstico con el que tatuarse el DSM-V.
Estuve obsesionada con todo eso y no hizo más que potenciar toda mi disfuncionalidad, sugestionarme, vivir psiquiatrizada y en constante tensión por parecerme todo un puto thriller psicológico, estigmatizarme yo sola y, en definitiva, echar fuego a mi deplorable estado.
De las unidades de psiquiatría me ha sacado el análisis contextual- funcional de la conducta y las terapias relacionadas. Un enfoque conductual, educativo y normalizador. No el popular modelo biomédico-céntrico de la salud mental con el que parece que casi todos tenemos taras en el cerebro de serie, cables mal cruzados por los que cruzarse de brazos con una indefensión aprendida de manual, exponernos al estigma o incluso autoflagelarnos nosotros al vernos como putos muñecos rotos, entrar en un bucle de inactividad autocompasiva reticente al cambio conductual y engancharnos a putas drogas parche, a placer también de las farmacéuticas.
Parece el modelo perfecto para que estemos bien ocupados enrocándonos de más en atribuciones internas y gastando en ello energías que bien podríamos emplear en criticar múltiples aspectos de la coyuntura social que sí que están bastante enfermos.