Dado que todavía hay gente algo confusa e ignorante con respecto al tema de las nuevas tecnologías y la nueva forma de difusión de la cultura que les lleva a defender o a considerar correcto el antiguo sistema de intercambio de bienes materiales, creo oportuno abrir este thread con la respuesta del Partido Pirata al artículo de Javier Bardem en El País donde se opone al sistema actual de intercambio de contenidos digitales haciendo una analogía un tanto pobre con la apropiación ilegal de bienes materiales. Espero que sirva para aclarar un poco más el asunto y que los profanos en la materia se instruyan un poco, al menos para mantener una conversación de barra de bar.
"Hay algo de positivo en el artículo de Javier Bardem acerca de la propiedad intelectual publicado en El País ( "El Botón Mágico" )[1] y esto es que la abismal ignorancia del autor sobre el tema del que intenta hablar queda patente desde el primer párrafo. Con una serie de metáforas a cuál más ramplona, Bardem intenta comparar las copias de contenidos digitales con la apropiación ilegal de bienes y servicios. Como a cualquiera le puede marear esta exhibición de la propia confusión mental, Bardem ya nos advierte que el lector pensará que ha escrito el artículo borracho. Sin embargo es posible que en sus horas de lucidez Bardem siga pensando en los mismos términos. Dado que es una figura mediática muy respetada dentro y fuera de España (también por nosotros), y que con seguridad no es la persona peor informada sobre el asunto en nuestro país, PIRATA ha querido hacer pública una respuesta que clarifique algunos puntos.
La duplicación de contenidos digitales no puede compararse con la apropiación de bienes o derechos. La enorme explosión cultural de nuestros días (de la que se han beneficiado económicamente como nadie las empresas del entretenimiento) se basa precisamente en la posibilidad de duplicar rápidamente a un coste ínfimo cualquier contenido digital. No hay un sujeto que queda privado de un bien, sino un bien que puede copiarse indefinidamente, para beneficio de mucha gente. Esto es algo bueno. Es algo que ya está ocurriendo y es algo que ha cambiado la cultura, el entretenimiento, y cualquier negocio basado en ellos para siempre. El nuevo negocio del entretenimiento y la cultura pasa por aceptar este hecho.
El problema es que una mayoría de los responsables de las compañías de distribución, de producción, de las discográficas, etc. no se han enterado o no quieren enterarse de que este cambio se ha producido. Y si se han enterado, no tienen ni idea de qué hacer con ello. El problema, insistimos, es que estas personas no saben cómo reconvertir su negocio a la vista de los cambios de las nuevas tecnologías, y pretenden que los gobiernos cambien las leyes para que ellos puedan seguir viviendo a todo tren con su estilo de negocio de mediados del siglo XX. Eso no va a ocurrir. Y no porque la ley Sinde sea aceptada o rechazada, sino porque el mundo ha cambiado profundamente, y va a cambiar mucho más todavía. Los creadores continuarán creando, y viviendo de enriquecer a la sociedad, pero igual que ellos deben conocer los gustos de la sociedad, si quieren vivir de sus creaciones, los distribuidores de sus obras deberán adaptarse si quieren seguir en el negocio.
Cuando apareció YouTube, la reacción de las distribuidoras de cine y TV, y de las grandes discográficas fue pedir su cierre y poner pleito tras pleito. Y eso a pesar de que muchos de los nuevos grupos musicales con más talento se dieron a conocer gracias a este nuevo medio. Sólo después de que Google comprara YouTube y les enseñara a las compañías tradicionales cómo hacer dinero de él (en lugar de cerrarlo) les pareció que el invento no estaba tan mal, después de todo. No vamos a defender la fórmula de negocio de Google, pero ellos sí saben cómo funciona Internet, a diferencia de las productoras, discográficas e ISPs que sólo saben defender su viejo negocio erradicando la competencia y la creatividad.
Bardem nos propone una serie de metáforas poco afortunadas, y que en realidad solo muestran la debilidad de su propio argumento. Si apretando un botón pudiéramos hacer que nuestra casa apareciera pintada ¿alguien se imagina que la gente seguiría contratando al pintor de la esquina? Si esa cosa sucediera (y no parece que vaya a suceder en el futuro que podemos imaginar) la profesión de pintor sería parte de un recuerdo nostálgico. Sólo alguien muy obcecado pretendería que la profesión de pintor seguiría siendo una forma viable de ganarse la vida, salvo para una minoría. Esta es precisamente la postura de los grandes productores y distribuidores: En el escenario imaginado por Bardem, son comparables a un hipotético lobby de pintores que, pensando sólo en su beneficio, prohibieran a toda la sociedad beneficiarse de una tecnología que haría su vida mucho más cómoda.
PIRATA lleva tiempo insistiendo en que es necesario encontrar modelos nuevos de negocios que permitan que los creadores encuentren formas de obtener una justa compensación por su aportación a la cultura y la sociedad. PIRATA propone que, por una vez, estos nuevos caminos sean explorados por TODOS los participantes en la cultura: tanto creadores, como consumidores o sus representantes políticos. Por una vez, el modelo cultural no tiene que ser definido por los productores y los distribuidores. Lo que está claro es que el modelo actual esta muerto y enterrado, con o sin ley Sinde como medicina para el difunto.
Las descargas de Internet son solo una parte minúscula de un problema mucho más amplio que se refiere al aprovechamiento de las creaciones intelectuales en un momento en que la tecnología está haciendo avanzar a todo el mundo a pasos agigantados. Si los gobiernos siguen empeñándose en entorpecer este desarrollo (permitiendo, por ejemplo, las patentes sobre seres vivos, votando a favor del ACTA, o manteniendo los plazos ridículamente extensos para la protección del copyright –¡70 años después de muerto el autor, en el caso de las obras literarias!) serán ellos los responsables de retrasar este desarrollo, y a ellos irán a reclamar los ciudadanos. Pero lo más probable es que este retraso sólo lo sufrirán los países que se empeñen en mantener el viejo modelo de gestión de los derechos intelectuales. Se beneficiarán a su costa, en cambio, aquellos otros cuyas legislaciones vayan con los avances de la investigación y la creación, no con los dirigentes de las grandes productoras y distribuidoras de cine, música y TV.
REFERENCIAS
[1]http://www.elpais.com/articulo/cultura/boton/magico/elpepicul/20101224elpepicul_3/Tes "
Destacar a los poco avispados que es una respuesta proveniente de un partido político diferente de PP y PSOE, ya que algunos parece que desconocen la existencia de algo ajeno a esas seis letras en materia política. Y no digo más, que el Partido Pirata no me da de comer.