Bueno. Que raro que la madrugada del día 31 la esté pasando e esta manera. Quizás sea porque estoy solo en casa, echo de menos a mi pareja en estas fechas navideñas, quizá sea por el vídeo que he posteado hace un rato, o puede que sea por las dos latas de red bull que me he tomado mientras me viciaba al Destiny como un hijo de puta, pero no me puedo dormir.
Así que lo siento, port nuevo, año nuevo, vida nueva. Me vais a soportar desvariar, para bien o para mal durante este post. So, si toda esta sarta de palabras que estoy vomitando desde lo mas sincero, puro y cafeínico de mi no te gusta, corta de leer, si no, adelante. Bienvenido a mis pensamientos, yo seré tu guía.
La seducción... Por donde empezar... Pues no tengo ni puta idea. ¿Y por donde acabar? Eso si que lo sé, la seducción no acaba nunca en esta vida, si no es que has fracasado, es que te has rendido o bien te has desviado del camino, porque como ya hemos repetido a la saciedad, el seducir no es mas que el proceso de gustarse a uno mismo. De adularte, de enamorarte, de subir tu ego tan alto que cuando se caiga y estalle contra el suelo lo oigan partirse en mil pedazos en cada trozo de este planeta. El camino para gustar a los demás empieza por gustarte a ti mismo.
¿Pero donde empezó mi camino? Pues mi primera vez, que creo que eso no lo he llegado a contar jamás en un post, fue en un starbucks de Madrid, cuando aun no estaba de moda y era posible entrar a sentarse tranquilamente con tu portatil o a leer un libro. Fui a comprarle un regalo a mi hermana, un puto libro, como buen hermano que soy. Pedro Páramo ya no vive aquí. Y dispuesto a enterarme de que le había comprado a mi hermana, me dirigí al starbucks a tomarme un cofi. Y allí estaba ella. No, no me enamoré, ni mucho menos joder. Una chica del monton, con gafas y pelo rizado, nada del otro mundo.
Nada del otro mundo. ¿Nada del otro mundo? Mis cojones 33. Para mi ese nada del otro mundo era el everest subido al condenado monte olimpo de marte. Y acojonado de mi, temblando como un niño por dentro, porque sorprendentemente ¡Por fuera estaba calmado! conseguí reunir el valor de dirigirle cinco palabras a la chica que estaba al lado de mi. A esa nada del otro mundo me costó media hora de esfuerzo en inmutable silencio el lanzarme a ella. Lo mejor de todo es que acabé huyendo por mi propio pie cuando ella me empezó a dar conversación, dejando mi puto email escrito en el ticket del starbucks. Obviamente, después de tal muestra de valor y coraje, jamás volví a saber de ella.
Pero joder, ese día empecé un camino, que si me he desviado y perdido varias veces, retrocedido y saboteado aun mas, me cambió la vida. Porque salí de ese puto starbucks viendo el mundo de otro color. Como si de Bradley Cooper en "Limitless" se tratara, cambió el mundo a partir de entonces. No, no me convertí en un aven, o un pua, o un follarín, o como prefiráis llamarlo. No, me convertí en una de esas personas que decidió escapar durante un momento del camino preestablecido que dejas que la sociedad te imponga, aunque fuese por unos cuantos minutos. Y desde entonces, y hasta hace no relativamente mucho, cargué con una gran disonancia cognitiva. Me gusta esas palabras, suenan rimbombantes, pedantes, e intelectuales. Pero así era, durante mucho tiempo, el verdadero reto estuvo oculto a mi, saboteándome durante años, destruyendo mi juego interno, machacando mi motivación y haciendo que diese 10 pasos para atrás por cada 11 hacia adelante...
Y la verdad, era algo sencillo, era algo fácil, era el no darme cuenta que dentro de mi se estaba librando una guerra. La guerra entre el buscar mi propio camino o de seguir el que me impone mi entorno. Y hoy por hoy, tras cinco años y medio (si, cinco, mirad la fecha que salió el libro), lo que ha quedado de todos los recuerdos os va a sorprender.No hay mujeres. No hay grandes romances. No hay grandes noches de sexo y orgías. No hay locuras en portales. No hay baños sucios de discotecas. No hay tetas y culos. No hay cajas de condones vacías tiradas a la basura. No hay ropa interior que no sabes ni de quien son. No hay cientos de números en tu móvil que ni sabes de done pollas han salido.
No. Todo eso son reflejos. En serio, que no me acuerdo. Que cientos de noches de discotecas, cientos de tardes en bares, cientos de días echados en sol, príncipe pío, el retiro o cualquier sitio de mi querida ciudad que se prestase, se han perdido en el vacío de mi pensamiento y solamente vienen como mentirosos espejismos de vez en cuando. El verdadero recuerdo, la verdadera enseñanza ha sido algo mas simple y complejo al mismo tiempo. Ha sido el darme cuenta que durante todos estos años de proceso y evolución, por mucha mejora que tuviese, por muchos éxitos que haya cosechado, la verdad se encontraba dentro de mi, no fuera. Y la verdad es que el límite está donde te lo pongas. Pero no como una meta, si no como una mochila de piedras que te cargas en la espalda. Y en mi caso, era el negarme a ser quien yo debía ser. El negarme a ser la persona que yo quiero ser. El negarme el ser yo mismo. Si, ese estúpido consejo que te da tu amiga con sus mejores intenciones. El problema no está en el consejo, ni la persona. El problema está en el mensaje.
Ser uno mismo es ser lo que pollas quieras ser en esta vida. Se lo que quieres ser y te convertirás en lo que quieras. Somos humanos, deja volar la maravilla que tenemos por don que es la imaginación, y carga toda su fuerza hacia tu persona. Se lo que quieres ser y no seas lo que no eres. Y lo repito y remarco:
Se lo que quieres ser y no seas lo que no eres.
Eso es lo que he aprendido de verdad para mi persona. Y no, no hablo de la típica mierda de auto-ayuda que abunda por nuestro mundo. No. Hablo de que para llegar a esa conclusión he pasado por mucha mierda y un gran proceso de evolución para que tenga significado.
Y es aquí hasta donde he querido llegar durante todo este post. Vive. Cualquier consejo que te pueda dar cualquier persona no te va a servir de nada mas que para calmar tu sufrimiento y aliviar tus problemas durante dos minutos. Incluso todo lo que yo te acabo de decir no te va a servir para nada mas que eso. De hecho te reto. Te reto a que salgas ahí, a la calle, al día a día, hoy, que no mañana y me demuestres qué, estoy en lo cierto si compartes mi opinion, o que me equivoco si eres dispar. Así que amigo, espero que dentro de cinco años vuelvas, me mandes un puto mensaje y te cagues en mis muertos si te he mentido, o me invites a una birra si te he ayudado.
Y bueno. Aquí acaba mi desvarío. Espero, que si has llegado a este punto te haya gustado, te haya ayudado, o te ayude a dormir mas tranquilo o limpairte el culo con ello, porque en mi caso, contártelo, a mi ha hecho que por fin me haya entrado sueño y mañana tengo que pasar la ITV.