Toda esa gente que ha gastado tiempo e ilusión en hacer carteles con consignas guays, que ha dejado de hacer planes por irse a manifestaciones masivas y volver a casa oliendo a sobaco, que se ha dejado la salud y algún amigo en Twitter para defender a toda esta piara... ¿qué tiene que sentir ahora, cuando el barco se está hundiendo y las ratas son las primeras en huir? ¿Cómo tiene que sentar que todos esos dirigentes nobles y dignos que les habían prometido la independencia no se hayan arriesgado lo más mínimo cuando ha llegado el momento de la verdad? ¿Qué tiene que pasar por sus cabezas cuando el cabecilla de la rebelión se ha largado a las primeras de cambio, y los que van en traje no parecen querer recibir ninguna de las porras que recibieron ellos mismos el 1-O?
¿Creéis que aprenderán a no confiar en falsas promesas, o el rencor por la derrota les convertirá en aún más radicales?