Traigo un trozo de artículo de Errico Malatesta, el cuarto jinete del apocalipsis por algunos, contrario a la nueva aspiración de la izquierda "radical", la Asamblea Constituyente (aunque ya ni eso, creo):
Errico Malatesta contra la Asamblea Constituyente (1930)
“Todos tienen el derecho a señalar y defender sus ideas, pero nadie tiene el derecho a tergiversar las ideas de otro para fortalecer las propias.
Después de años sin ver el Martello, el número del 21 de Junio cayó en mis manos. Encontré en él un artículo firmado por X., que habla, de un modo más o menos imaginario, de un proyecto insurreccional, que supuestamente era promovido por mi, Giulietti y … D’Annunzio. Del artículo pareciera que alguien más que escribe bajo el nombre de Ursus había escrito antes acerca de tales eventos, pero no pude encontrar su texto.
No importa. No puedo contar ahora cómo ocurrieron realmente los eventos referidos por X. y Ursus, porque este no es el momento correcto para hacerle saber al público, y por ende a la policía, lo que uno pudo haber hecho o intentado hacer. Además, no podría traicionar la confianza que pudo haberme sido depositada por personas que no quisieran ser nombradas ahora. Me puedo sorprender, no obstante, de que estos X. e Ursus, movidos por el deseo de encontrar apoyo a sus tesis tácticas, no se hayan dado cuenta de cuán carente de táctica es involucrar a alguien que usualmente no recibe periódicos, y por ende no sabe lo que se dice de él y no puede responder – añadido a su no sentir deber alguno, como asunto personal, de al menos asumir la responsabilidad por lo que dicen y firmar con nombres reales.
Lo que me importa —y lo que hace que me tome la molestia de señalar dichos artículos — es protestar contra la declaración completamente falsa de que, en momento alguno siquiera de mi actividad política, haya sido yo defensor de la Asamblea Constituyente. El asunto tiene tal importancia teórica y práctica, que podría volverse de actualidad en cualquier momento, y no puede dejar indiferente a nadie que se llame anarquista y quiera actuar como anarquista en toda situación dada.
Para ser preciso, en el momento en que ocurrieron los eventos mal recordados por X. y Ursus, yo estaba esforzándome, con mis palabras y escritos, por luchar contra la fe y la esperanza puesta por muchos subversivos (obviamente no-anarquistas) en la posibilidad de una Asamblea Constituyente.
En ese momento afirmé, como siempre lo hice antes y después, que una Asamblea Constituyente es el medio utilizado por las clases privilegiadas, cuando una dictadura no es posible, ya sea para prevenir una revolución, o, cuando una revolución ya ha estallado, para detener su progreso con la excusa de legalizarla, y retirar muchos de los posibles logros que el pueblo haya obtenido durante el período insurreccional.
La Asamblea Constituyente, con su adormecimiento y sofoco, y la dictadura, con su aplastar y asesinar, son los dos peligros que amenazan a toda revolución. Los anarquistas deben apuntar sus esfuerzos contra ellos.
Por supuesto, ya que somos una minoría relativamente pequeña, es muy posible, e incluso probable, que la próxima revuelta termine en una convocación a una Asamblea Constituyente. Sin embargo, esto no ocurriría con nuestra participación y cooperación. Ocurriría solo contra nuestra voluntad, a pesar de nuestros esfuerzos, simplemente porque no habremos sido lo suficientemente fuertes como para prevenirlo. En este caso, tendremos que ser tan desconfiados e inflexiblemente contrarios a una Asamblea Constituyente como lo hemos sido siempre a los parlamentos ordinarios y a todo otro cuerpo legislativo.
https://periodicolaboina.wordpress.com/2015/10/29/errico-malatesta-contra-la-asamblea-constituyente-1930/