¿Por qué los tíos dejan de tener interés en practicar el sexo (contigo) una vez se instalan en tu casa? o tienen sitio tranquilo y comodo tipo cuarto , casa sola etc
Es algo que no deja de parecerme contradictorio. Se supone que entre vosotros todo va bien, pero resulta que ese buen clima de convivencia es inversamente proporcional al número de relaciones sexuales que se producen desde que vives con él. Al principio, esto es, antes de que decidieseis cohabitar, con o sin vicaría de por medio, el sexo era algo que ambos buscabais. De hecho, al no haber un lugar propio y disponible, encontrar uno se convertía en ocasiones en una prueba a superar, haciendo del riesgo de ser sorprendidos o de la caridad de amigos y familiares, una forma de vida (sexual). Pues bien, cuando uno logra tener cuatro paredes, o incluso alguna más, desaparece la faceta lúdica de la cama, que se queda tan sólo con esa connotación práctica de parte del mobiliario dedicada al descanso. No parece justo denostar el lecho como escenario perfecto y maravilloso donde practicar el sexo, independientemente de que parezca muy excitante y muy exótico eso de montártelo en un jeep, en una playa o en un ascensor. Valoremos la opinión de expertos como Sophie Evans (una de las actrices porno más cotizadas actualmente) que afirma que ha follado en lugares muy extraños, que su trabajo le obliga a posturas incómodas que suelen causarle rozaduras y arañazos, pero casi nunca en una cama. Sophie confiesa inmensa gratitud hacia los directores que conciben sus escenas porno en lugares blandos e inofensivos.
Otra cuestión es lo que se haga en o fuera de la cama. Me refiero al oscuro fantasma del tedio. Caer en la rutina es humano. Se trata de una tendencia natural casi inherente y que desarrollamos en todas nuestras actividades: en el trabajo, en las tareas del hogar, en las compras... Es paradójico analizar que, del mismo modo que el hecho de conocer al otro permite que la relación se vaya consolidando, haciéndose más rica en emociones y consiguiendo una compenetración mayor, también ocurre que es entonces cuando desaparece cualquier morbo. La pareja habitual se convierte en la perfecta compañera de cama… para dormir. Llegan a conocerse tan bien los gustos y preferencias, dónde sí o dónde no se puede o debe tocar -o lo que proceda- y cómo, que al final no hay preliminares (perdón, ¿qué era eso?). El encuentro se convierte en una especie de carrera para ver quién logra primero el orgasmo, y por supuesto, nenas olvidaos de disfrutar de un segundo o de un tercero… Ésa parece la única explicación lógica al hecho de que Antonio David se encumbre como héroe popular: echar seis seguidos le convierten en plusmarquista.
Los hombres coinciden en que pueden tener relaciones sexuales todos los días o incluso varias veces en un mismo día con mujeres distintas, pero son incapaces, o les cuesta mucho, tener una a la semana con la mujer con quien conviven, por buena que esté o por mucho que la quieran. ¿Qué está ocurriendo con los "machos"? ¿Será el estrés? ¿Será que el hecho de tener a alguien seguro y enamorado de ellos les empuja a fantasear con personas diferentes? ¿Será verdad que genéticamente poseen un espíritu de conquista? ¿No será más bien que lo que tienen es un eterno complejo de Peter Pan que les impide madurar y asumir responsabilidades (lo que implica, entre otras cosas, renunciar a las otras tías y disfrutar de la propia)?
Los hay que pasan de ser pulpos calenturientos en la fase prematrimonial o de noviazgo a ser literalmente acosados por sus respectivas a fin de que se dignen “cumplir” con el débito conyugal. ¿Cómo se llega a invertir la situación? Ni idea. La mujer, aunque no haya seguido el encomiable ejemplo de Jennifer López (que exigió por convenio prematrimonial que su esposo, Ben Affleck, tuviera con ella al menos cuatro relaciones sexuales a la semana y además debería indemnizarla con 800 millones de dólares si le era infiel) por fortuna, es muy libre para demandar lo que quiere, así que si se cansa de respuestas evasivas, de reuniones de trabajo larguísimas y agotadoras o de jaquecas sobrevenidas, es muy posible que opte por buscar, comparar y si encuentra algo mejor…>>
Siceramente, señores, ¿por qué a veces cuesta tanto "mantener" su atención?
Pues si es una cosa curiosa cuando empeze mi relacion era mas frecuente el morbo de no tener sitio y eso y una vez cojes un sitio fijo y tranquilo se empezo a perder el apetito , no soy la unica que le a ocurrido esto a ustedes os a pasado?