La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, planteó este viernes la posibilidad de cambiar la ley electoral y "que los votos valgan lo mismo en todas partes de España", y además la constitución de listas abiertas en las candidaturas.
Díaz mencionó esta idea por primera vez en el acto de su plataforma Sumar que tuvo lugar en Mérida, pero no llegó a desarrollarla. Llegó a ella después de discutir los modos de representación en las asociaciones de autónomos y los colegios profesionales, respecto a la que reivindicó "que todos los votos valgan lo mismo" y no se canalice la representación por sedes o locales.
Y de ahí, introduciendo la proclama con el estribillo "y de esto también va Sumar" pasó a propugnar "cambiar la ley electoral" y "que los votos valgan lo mismo en todas partes de España". Atestiguó que ella lo conoce muy bien como gallega, porque "un voto en La Coruña vale dos veces menos que en Lugo".
Curiosamente, lo planteó en Extremadura, que, como comunidad despoblada, se beneficia de que el número de diputados que elige sean más que los que le corresponderían por población, por lo que le favorece el que los votos no valgan lo mismo en todas partes de España.
A partir de ahí, también defendió "que la ciudadanía pueda participar y construir las listas electorales; por supuesto, con primarias, pero también listas abiertas y que la ciudadanía pueda decidir lo que quiere".
Más tarde, aseguró que Sumar "no va de ganarle a la derecha", aunque le parece que "es fácil ganarle a la derecha", y lo enlazó con sus críticas habituales al Partido Popular por no renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y con la que ha vertido varias veces este viernes contra su presidente, Alberto Núñez Feijóo, por suspender las negociaciones porque "le persigue la foto de Génova", la de los militantes del PP en Génova contra su antecesor, Pablo Casado.
En contraposición a lo "fácil" que es "ganarle a la derecha", afirmó que "lo difícil es ganar el país" y "convertirnos en una gran suma" que construya servicios sociales de calidad y otras cosas. Díaz terminó proclamando que ella no cree "en las cosas desde arriba, ni en los liderazgos desde arriba", ni en "la gente que da órdenes", sino en la horizontalidad y la ilusión, y, con ellas, arengó, "claro que podemos ganar el país y el futuro".
Luego se quedará en nada, pero lo estaría nada mal que esto fuese así.