Bueno, aún estoy un poco nervioso por lo sucedido, pero intentaré ser breve e ir al grano.
Veréis, yo vivo en Madrid, concretamente en Callao, pero no soy natural de aquí. Yo nací en Langreo, en Asturias, y me vine hace unos años para aquí, cuando terminé la carrera y me mudé en busca de curro.
Si bien nací en Langreo, estudie el instituto y la universidad en Oviedo. En langreo únicamente estudié el colegio más por empeño de mi madre que por comodidad, puesto que mi padre trabajaba en Oviedo y nosotros seguíamos viviendo en Langreo por cabezonaría de mi madre, que adoraba Langreo y no quería mudarse bajo ningún concepto. Mi padre, abogado, estudió en Madrid y le encantaba la ciudad, y esto influyó en parte para que yo me viniese a Madrid al acabar mis estudios, aunque me hubiese gustado antes.
Él no es asturiano, es natural de Orcera, Jaén. Cuando era pequeño su familia era muy humilde y a duras penas sus padres sabían leer y escribir puesto que abandonaron la escuela muy temprano para ponerse a trabajar. A los 16 mis abuelos se conocieron y a los 18 ya estaban casados y esperando su primer hijo (mi tito). Unos cuantos años y hermanos después llegaría mi padre. En fin, cosas de la época.
Y esto (y hago un breve inciso) siempre me ha parecido algo injusto. Hoy en día vivimos en una época llena de libertades y con cada vez menos deberes. La gente es más y más libre y debe responder a menos y menos tareas y precisamente esto lleva a la decadencia de la sociedad de forma lenta pero inexorable. No puedo sino pensar en sociedades como Roma o Grecia para ver patrones comunes.
Y digo que me parece injusto porque muchas personas seguramente con muchísimo más buen corazón y buenas intenciones que las que la mayoría de gente joven tenemos hoy en día (porque así nos programa la sociedad) tuvieron que conformarse con vidas en su mayoría impuesta.
El primer hombre o mujer del que te enamorabas tenía que ser el de toda la vida, te gustase o no, y el amor no siempre era eterno; tenías que renunciar a tus sueños o a tus estudios de forma más común que hoy en día pues era un capricho o un lujo prácticamente y no una obligación (el ofrecérnosla) como hoy en día.
Pienso en mi abuelo, en mi abuela, incluso en mi padre, que si bien pudo sacarse sus estudios tuvo que sufrir muchísimo más por ello de lo que yo en mi momento y ya ni te digo los chavales de hoy en día.
Tienen becas, los precios son mucho más acordes a lo que puede ganar una familia, los propios grados son muchísimo más accesibles y sencillos de sacar, se dan mil oportunidades...
La cosa es que mi padre siempre quiso salir de su pueblo (todo lo contrario a mi madre) y no verse atado al pueblo de su familia toda la vida. De hecho, sé que en parte se arrepiente de haber ido a establecerse con mi madre tantos años en Asturias. Puesto que en su momento estudió en Madrid pero estuvo varios años fuera. Estuvo un año de intercambio estudiando en Berlín y siempre me ha contado cómo le encantó la experiencia y la ciudad.
Dice que ahí tuvo uno de los grandes romances de su vida.
Al llegar, fue a vivir a una residencia de estudiantes y ahí se hizo pronto un grupo de amigos con el cual pasaba siempre el tiempo. Mi padre es una persona muy agradable, simpática y habladora. Por tanto no era difícil con ese carácter y ese magnetismo que la gente se quisiera acercar a él.
Pronto conoció a una chica rubita que también estaba de intercambio, inglesa, y se enamoraron locamente. Me cuenta siempre mi padre cómo estaban totalmente locos el uno por el otro, que fue uno de los mejores años de su vida, cómo planeaban incluso casarse y los nombres que pondrían a sus futuros hijos, que darían la vuelta al mundo juntos...
Y siempre supe que mi padre se arrepiente en parte de estar con mi madre porque siempre se quedó con la espinita de qué habría pasado de seguir con esa chica.
Y hago otro breve inciso aquí que siempre me comió la cabeza: los amores que pudieron ser y no fueron.
En general siempre se dice que debes hacerlo todo porque es mucho mejor morirse sabiendo que fuera bien o no hiciste todo lo que quisiste hacer, que irte con espinas clavadas de cosas que quisiste probar y nunca te atreviste.
Y obviamente, uno de los grandes ejemplos de esto es el amor y los amores que nunca fueron.
¿Hasta qué punto es maduro o realista dejarse llevar por los sentimientos solamente con tal de no quedarse con la sensación de qué habría pasado?
Porque muchas veces uno puede tener simplemente un encoñe de unos días y no va a tirar relaciones, trabajos, estabilidades...más serias únicamente porque se le vaya la olla un par de días.
Pero por otra parte, te arriesgas a quedarte con una espina toda la vida y sobretodo a perderte de algo que te habría cambiado la vida (o no, quién sabe).
Sobretodo lo digo por el ejemplo de mi padre, porque sé que en su cabeza tiene la idea de que todo lo que le habría gustado hacer y no hizo (vivir en grandes ciudades, conocer un montón de sitios y vivir en esos sitios, hacer locuras...) no lo hizo por haber terminado con una persona muy diferente a él y mucho más tranquila que él en ese aspecto.