Hay cosas del espíritu de Classic, de BC y de WotLK que pueden recuperarse, ya que se han ido perdiendo con los años. Mucho tiene que ver con la sencillez de números, la sensación de que la gran parte de los objetos que te dan los mobs te sirven, la dificultad con la que caen objetos importantes para equiparte, la inmersión o la propia coherencia entre la jugabilidad y la historia del juego.
Lo mejor era eso, no el contenido endgame. Las mazmorras y las raids de BfA son de lo mejor que he jugado yo en este juego, casi al nivel de BC y únicamente por detrás de WotLK. Son mazmorras con encanto, mecánicas propias, coherentes con las nuevas zonas añadidas, que a la vez son zonas coherentes con el universo Warcraft, plagadas de nuevos personajes carismáticos que se empiezan a ganar la simpatía del público: Bwonsamdi, Talanji, Flynn Vientopropicio, Anduin Wrynn, etc. El gran fallo está en la coherencia de la historia (escrita por guionistas candidatos a redactar la última temporada de Juego de Tronos) y la sensación de estar jugando en un inmenso mundo compuesto a base de pedazos de expansiones, estilo Panzachancro.
Desde Cataclysm se ha ido abandonando paulatinamente el estilo de juego de Classic, y, precisamente, ha sido en BfA cuando se ha empezado a remar en la dirección de recuperarlo. No olvidaré cómo la vuelta del global cooldown hizo llorar a todos aquellos que no podían tirar cuatro hechizos a la vez. ¿Lo malo? Las ansias de dinero de Activision. El miedo de Blizzard a cerrar capítulos de su historia y poner fin a lo que hay que poner fin. ¡Ah! Y los faseos, los malditos faseos, pero que también han llegado a Classic con las layers, según he visto