"Yo soy como Dostoievski y ella es como Camilo José Cela. El ser humano tiene mucha mierda, pero también tiene cosas buenas. Por eso en los libros de Dostoievski puedes ver lo más grande y miserable del ser humano en el mismo personaje y en Cela todos los personajes son miserables, porque cuando tratas a alguien como un mierda, lo etiquetas como un mierda y no esperas nada bueno de él nunca.
¿Cómo esperas que reaccione? ¿Siendo mejor? Será lo que su mundo le dice que es: basura. Cuando desprecias al ser humano y desprecias todo lo que ha logrado, solo queda una vuelta al estado natural, a las cuevas. Acabar con todo. Y el estado natural es mil veces más egoísta, mezquino y avaro que el ser humano. Y si no que se peguen una vuelta por Chernarus y me cuenten cómo es la gente xDDD"
Yo puedo descartar a la gente por muy poco, sí, pero al menos de primeras no me relaciono con -3 ni hablo con -5 ni confío en -7. Llamadme intransigente si queréis, pero soy más sociable y abierto que muchos de los que me tachan de lo contrario. Otra cosa diferente es que yo descarte gente por diez millones de motivos, pero eso no significa para nada que tengan razón al ponerme esa falsa etiqueta.
̲̅̅̅̅̅м̲̅a̲̅я̲̅i̲̅h̲̅u̲̅a̲̅n̲̅a̲̅̅̅̅()ด้้้้้็็็็็้้้้้็็็็็้้้้้้้้็็็็็้้้้้็็็็็้้้้้้้้็็็็็้้้้้็็็็็้้้้้้้้็็็็็ Ỏ̷͖͈̞̩͎̻̫̫̜͉̠̫͕̭̭̫̫̹̗̹͈̼̠̖͍͚̥͈̮̼͕̠̤̯̻̥̬̗̼̳̤̳̬̪̹͚̞̼̠͕̼̠̦͚̫͔̯̹͉͉̘͎͕̼̣̝͙̱̟̹̩̟̳̦̭͉̮̖̭̣̣̞̙̗̜̺̭̻̥͚͙̝̦̲̱͉͖͉̰̦͎̫̣̼͎͍̠̮͓̹̹͉̤̰̗̙͕͇͔̱͕̭͈̳̗̭͔̘̖̺̮̜̠͖̘͓̳͕̟̠̱̫̤͓͔̘̰̲͙͍͇̙͎̣̼̗̖͙̯͉̠̟͈͍͕̪͓̝̩̦̖̹̼̠̘̮͚̟͉̺̜͍͓̯̳̱̻͕̣̳͉̻̭̭̱͍̪̩̭̺͕̺̼̥̪͖̦̟͎̻̰̞̖̠̣̦̰̙͕ _Ỏ̷͖͈̞̩͎̻̫̫̜͉̠̫͕̭̭̫̫̹̗̹͈̼̠̖͍͚̥͈̮̼͕̠̤̯̻̥̬̗̼̳̤̳̬̪̹͚̞̼̠͕̼̠̦͚̫͔̯̹͉͉̘͎͕̼̣̝͙̱̟̹̩̟
"Me parece muy preocupante que gente tan maja, inteligente y capaz pueda convertirse en un autómata despiadado y autoritario que esconde su falta de sensibilidad moral y compasión detrás de un máscara de libertad y ego mal entendidos. Tengo mucha paciencia, pero no voy a mantener con nadie una amistad donde las dos personas no somos iguales, donde uno tiene que someterse a los designios de otro y no se establece ningún tipo de negociación para solucionar los problemas. Paso de gente que se cree que vive en una novela de Foster Wallace, Miller o de cualquier escritor de novelas deprimentes del siglo XX y que eso le da licencia para eludir todo tipo de responsabilidad y carecer de valores que vayan más allá del pragmatismo y la razón instrumental. Las cosas se arreglan hablando y cediendo y no jugando al amo y al esclavo. Es decepcionante pero a veces hay que plantarse, por mucho que quieras a ese amig@ o lo que sea."
Porque es lunes por la mañana y la vida merece la pena y cualquier excusa es buena para ver abrir el supermercado, evitar que minen la dignidad de una persona, desayunar en las calles de tu ciudad, ir a recoger el periódico, darse una vuelta por la capital o visitar tu facultad en horas en las que normalmente no estás en ella.
Aunque sea con la excusa de ir a hablar con un profesor para pedirle algo que ni siquiera te resulta importante, pero que solo por vivir lo anterior y porque los demás lo harían, lo haces para tener una respuesta por si alguien te pregunta qué o, mejor aún, por qué has hecho eso en ese día o ese momento.
¡Eso es la vida! Lástima que la mayoría de mortales no conozcan ni mucho menos comprendan estas sensaciones y a lo único a lo que lleguen sea a pensar el poco sentido que tiene para ellos hacer lo que tú has hecho porque racionalmente no es lo correcto o porque les parece demasiado instintivo o poco cuidadoso para con la situación en la que estás.
Así que yo pregunto, ¿qué problema hay en querer vivir a fondo determinado momento aunque el tiempo elegido no sea el más adecuado? ¿No será mejor hacerlo? Y aunque no lo fuera, ¿de verdad la gente es tan sumamente incapaz de alegrarse porque hayas hecho algo con lo que te has quedado contento y conforme en vez de disgustarse porque no es lógico y porque ellos jamás lo habrían hecho?
Mi personalidad es ISTP (Introvertida, Sensorial, Racional y Perceptiva):
Pensamiento introvertido, sensación extravertida, intuición introvertida y sentimiento extravertido
Los pensadores racionales reflexionan sobre el caos aparente del mundo para extraer verdades universales y principios útiles. Estos principios sentarán las bases de la estructura lógica con la que luego elaborarán estrategias.
Las personas con personalidad racional e introvertida tienen unas habilidades muy particulares para analizar situaciones, encontrar causas principales y prever consecuencias. Desconfían de actuar sin reflexionar previamente. Suelen ser personas muy sensatas, objetivas e incluso impersonales, aunque muy involucradas en la resolución de problemas.
Son muy independientes a la hora de actuar y buscan la aprobación de unos pocos elegidos. Cuando hablan con otras personas tienen que establecer la credibilidad: primero la suya propia y luego la de la persona con la que están hablando.
Si sienten que hay un salto muy grande de conocimiento entre ellos y lo que están haciendo o a quien se están dirigiendo, o que su competencia está siendo subestimada, menospreciada o ignorada, perderán el interés y la motivación.
Les interesa más entender el mundo que controlarlo. Son bastante curiosos y muy capaces de explicar problemas políticos, económicos o tecnológicos difíciles, tarea de la cual disfrutan al explicar todos los factores y complejidades.
Son muy rigurosos con sus pensamientos y sus análisis y se toman su tiempo para elegir las palabras a utilizar para transmitir con precisión lo que quieren decir exactamente. Pasan mucho tiempo definiendo palabras, conceptos y sistemas para llegar finalmente a una solución problemática.
Son detectives, científicos y filósofos que pasan la mayoría del tiempo reflexionando tranquilamente en sus sillones. Tienden a descuidar las cuestiones y responsabilidades sociales ya que encuentran la mayoría de las relaciones interpersonales demasiado superficiales para mostrar algún interés.
Es un tipo con un doble tiempo para afrontar la vida: primero calla y observa, con una atención meticulosa puesta en los detalles para lo cual le capacita su sensación extravertida, y luego actúa sobre esa información acumulada de manera expeditiva. Son realistas y muy desenvueltos en situaciones que requieren una actuación práctica y lógica inmediata. Conscientes del entorno, se desenvuelven en él con presteza siempre y cuando no les asfixien los contextos cerrados y los horarios rígidos.
Típicamente de pequeño desarma sus juguetes para ver cómo funcionan, pieza a pieza, y reúne toda la información que puede sobre los temas que le interesan. Coleccionista nato, no suele olvidarse de ninguno de los detalles de la información adquirida. Cifras, fechas, son recordadas con facilidad. Son a veces enciclopedias ambulantes.
No se siente cómodo en estructuras cerradas, necesita espacio para su mundo de juegos y hobbies, que es donde se siente en casa. Por eso muchos acaban adoptando un trabajo que esté íntimamente relacionado con su afición favorita, que además les suele durar toda la vida. No son tolerantes con las invasiones de su espacio de observación o de actuación, y por ello es un tipo muy territorial. Si su trabajo se interpone a su ocio amado, suelen acabar dejando el trabajo para intentar ganarse la vida con su afición favorita.
Sus intereses especializados y técnicos captan toda su atención, y no así las relaciones con la gente. No es hablador, aunque tiene un fino sentido del humor. Comparte con un pequeño grupo de amigos que suele tener las mismas inclinaciones y divertimentos que él.
Orientado a la acción práctica, es a menudo amigo de deportes de riesgo que le suban la adrenalina y que corporicen sus emociones. También como observador gusta de ser espectador de competiciones deportivas.
Están abiertos al acontecer y no gustan de hacer planes de futuro exhaustivos. Como tienen gran capacidad práctica y una inclinación realista, no suelen quedarse al margen de la sociedad, aunque jamás trabajen duramente para conseguir una posición social, cosa que no les interesa. Realmente es un tipo muy ahorrador de esfuerzo extra, que sólo se aplica con disciplina allá donde está su afición o allá donde sabe por adelantado que va a obtener éxito fácil y rápido. Le encantan “los atajos”, y en el trabajo prefiere aplicarse a solucionar problemas a su estilo personal saliendo del paso, pero no estableciendo rutinas de solución organizada para nada. Donde otros tipos ponen sus energías en planificar, éste la pone en ordenar sus ideas sobre los datos acumulados sobre un tema práctico o en ordenar de hecho su colección de sellos o tablas de surf.
Los temas técnicos y su aplicación inmediata práctica son el campo de estudios y de acción que le interesa al ISTP. Prefieren estudiar solos, solucionando los problemas sobre bases lógicas, a su propio ritmo y plazo. Su aprendizaje no depende de sus profesores, ni de la relación que tenga con ellos, sino de que la materia en sí les resulte aplicable a sus aficiones o no. Las clases no útiles a sus fines preferenciales son pasadas por alto sin rubor. Prefieren estudiar según sus criterios de importancia y efectividad, que no según los impuestos por la autoridad.
Gustan de trabajos con matiz técnico, con aplicación práctica inmediata, donde se ocupen de manera mental sobre proyectos de manera independiente y libre. Les gusta solventar los retos al paso, tomando decisiones rápidas que atajen el camino a la solución y no hagan perder tiempo ni esfuerzo innecesario. A menudo no se basan en las reglas ni las respetan para conducirse en su empeño laboral. Suelen ser prolijamente organizados y ordenados, pero sólo en sus ocupaciones favoritas, sus colecciones por ejemplo. Lo preparan todo para una eventual acción expeditiva.
En posiciones de autoridad es tan flexible con los subordinados como le gusta que sean con él, y dirige dando ejemplo, ni criticando ni retando a los demás.
Para entretenerse en sus ratos libres siempre sacarán tiempo y dinero. A veces mantienen sus aficiones toda la vida, profundizando cada vez más en ellas. Les gusta divertirse a solas pero tampoco desdeñan la compañía de sus hijos, por ejemplo, y alentarlos a ellos en sus mismas aficiones. Aman las actividades al aire libre con un toque de riesgo, y en todo lo que les divierta tenderán siempre a estar perfectamente equipados técnicamente y a la última novedad. Les encanta coleccionar cosas, arreglar aparatos, ocuparse de la mecánica. También les parece muy entretenido aprender y aumentar su información sobre las cosas que aman.
En el amor es más realista que sentimental, suele expresar sus sentimientos en abundantes detalles pero no en palabras. Prefieren con mucho una pareja con la que compartir sus aficiones y su tiempo de ocio, o que al menos les deje libertad para ocuparse ellos. Se adapta bien, gracias a su estilo flexible y abierto a los cambios, a los finales de relación, aunque se resisten a ello mientras no recopilen todas las evidencias de ruptura suficientes.
"Estaba, a veces, muy triste; pero tuvimos la esperanza, durante mucho tiempo, de que se curaría esta tristeza cuando, de una vez por todas, hubiera decidido convertirse en adulto; porque su tristeza nos parecía la de un niño, la melancolía voluptuosa y soñadora del niño que aún no ha puesto los pies en el suelo y que deambula por el mundo árido y solitario de los sueños. Algunas veces venía a vernos al atardecer: se sentaba pálido, con la bufanda alrededor del cuello, mesándose los cabellos o arrugando una hoja de papel: no decía ni una sola palabra a lo largo de toda la velada; y no contestaba a ninguna de nuestras preguntas...
Finalmente, de un salto, agarraba su abrigo y se marchaba. Humillados nos preguntábamos si nuestra presencia lo había decepcionado, si había buscado a nuestro lado un apoyo que no había encontrado o si, simplemente, se le había ocurrido la idea de pasar toda una tarde a la luz de una lámpara que no fuera la suya...
Además, hablar con él no era fácil, incluso cuando estaba de buen humor; pero hablar con él, incluso si solo pronunciaba unas cuantas palabras, podía ser más estimulante que hablar con cualquier otra persona...
En su presencia, nos volvíamos más inteligentes, nos esforzábamos para poner en las palabras lo más serio y mejor de nosotros mismos, rechazábamos los tópicos, las ideas vagas, las palabras confusas...
A su lado nos sentíamos humillados en muchas ocasiones, porque no sabíamos ser discretos como él, modestos como él, ni, como él, generosos y desinteresados. Nos trataba, y eso que éramos sus amigos, con brusquedad y no nos perdonaba ninguno de nuestros defectos; pero, si estábamos enfermos o nos sentíamos desgraciados, de pronto se mostraba solícito como una madre...
Si estábamos en algún lugar lejano, no nos escribía ni contestaba a nuestras cartas; o contestaba con pocas palabras secas y cortantes; porque, según nos decía, no sabía cómo querer a sus amigos cuando estaban lejos; no quería sufrir por culpa de su ausencia y, de manera inmediata, su mente los reducía a cenizas...
Vivía en casa de una hermana casada que lo quería y a la que él quería de veras; pero en casa también tenía la misma manera de comportarse con brusquedad y actuaba como un niño o como un extranjero."
Hay días en los que estoy interesado por la decadencia de la sociedad moderna y otros en los que quiero creer en un cambio integral a mejor de la misma. Y al contrario de lo que la gente pueda pensar en un principio, son mucho más difíciles los primeros que los segundos, porque aunque sea obvio que las cosas están mal miremos donde miremos, también es cierto que el 99% de lo que culturalmente se promueve es la esperanza de un mundo mejor.
Recusatio
Do ut des
Carpe diem
Quid pro quo
Semper fidelis
Nulli secundum
Acta non verba
Indivisa manent
Orbis non sufficit
Ex gladio equitas
Sustine et abstine
Exitus acta probat
Contemptus mundi
Veritas vos liberabit
Dum vivimus vivamus
Clara pacta, boni amici
Non semper erit aestas
Si vis pacem, para bellum
Si non confectus, non reficiat
Militia est vita hominis super terram (et sicut dies mercenarii dies ejus)
¿Le ha echado un vistazo al mundo últimamente? Es un pozo ciego. Pequeñas personas sucias viviendo sus pequeñas vidas sucias. Camellos, violadores, abusadores de niños... Nos hemos acostumbrado tanto a ello que lo aceptamos como parte normal de la vida mientras que no nos toque a nosotros. Solamente en un mundo tan echado a perder como este podemos pensar que la gente así merece vivir.
You must have been thrilled the first time you pulled that trigger.
In that moment you struck back at all the unkind deeds that were perpetrated against you.
The only reason we're good is because we fear the consequences of being bad.
Remove the consequences and this world spirals into chaos.
"Cuando entró por primera vez en casa de Tomás, empezaron a sonarle las tripas. No es de extrañar, no había almorzado ni cenado, sólo había comido a media mañana un sándwich en la estación antes de tomar el tren. Concentrada en su arriesgado viaje, se había olvidado de la comida. Pero aquel que no piensa en el cuerpo se convierte más fácilmente en su víctima. Era terrible encontrarse delante de Tomás y oír a sus propias vísceras hablar en voz alta. Tenía ganas de llorar. Por suerte Tomás la abrazó al cabo de diez segundos y ella pudo olvidar los sonidos de su vientre.
Teresa nació por lo tanto de una situación que desvela brutalmente la irreconciliable dualidad del cuerpo y el alma, de la experiencia humana esencial. Hace mucho tiempo, el hombre oía extrañado el sonido de un golpeteo regular dentro de su pecho y no tenía ni idea de su origen. No podía identificarse con algo tan extraño y desconocido como era el cuerpo. El cuerpo era una jaula u dentro de ella había algo que miraba, escuchaba, temía, pensaba y se extrañaba; ese algo, ese resto que quedaba al sustraerle el cuerpo, eso era el alma.
Hoy, por supuesto, el cuerpo no es desconocido: sabemos que lo que golpea dentro del pecho es el corazón y que la nariz es la terminación de una manguera que sobresale del cuerpo para llevar oxígeno a los pulmones. La cara no es más que una especie de tablero de instrumentos en el que desembocan todos los mecanismos del cuerpo: la digestión, la vista, la audición, la respiración, el pensamiento.
Desde que sabemos denominar todas sus partes, el cuerpo desasosiega menos al hombre. Ahora también sabemos que el alma no es más que la actividad de la materia gris del cerebro. La dualidad entre el cuerpo y el alma ha quedado velada por los términos científicos y podemos reírnos alegremente de ella como de un prejuicio pasado de moda.
Pero basta que el hombre se enamore como un loco y tenga que oír al mismo tiempo el sonido de sus tripas. La unidad del cuerpo y el alma, esa ilusión lírica de la era científica se disipa repentinamente."
"Tener compasión significa saber vivir con otro su desgracia, pero también sentir con él cualquier otro sentimiento: alegría, angustia, felicidad, dolor. Esta compasión [...] significa también la máxima capacidad de imaginación sensible, el arte de la telepatía sensible; es en la jerarquía de los sentimientos el sentimiento más elevado [...]. Un hombre que no goce del diabólico regalo denominado compasión no puede hacer otra cosa que condenar lo que hizo Teresa, porque la vida privada del otro es sagrada y los cajones que contienen su correspondencia íntima no se abren. Pero como la compasión se había convertido en el sino (o la maldición) de Tomás, le pareció que había sido él mismo quien había estado arrodillado ante el cajón abierto del escritorio, sin poder, separar los ojos de las frases que había escrito Sabina. Comprendía a Teresa y no sólo era incapaz de enfadarse con ella, sino que la quería aún más [...]. "
"No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos."
"Más o menos en la misma época le ocurrió la siguiente historia: se veía con una chica joven en un apartamento que un viejo amigo suyo le dejaba todos los días hasta la medianoche. Al cabo de uno o dos meses ella le recordó uno de sus encuentros: al parecer habían hecho el amor en la alfombra, bajo la ventana, mientras afuera relucían los relámpagos y estallaban los truenos. ¡Habían hecho el amor durante toda la tormenta y al parecer había sido inolvidablemente bello!
Tomás casi se asustó: sí, recordaba que había hecho el amor con ella en la alfombra (su amigo sólo tenía en el apartamento una cama estrecha en la que no se sentía a gusto), ¡pero había olvidado por completo la tormenta! Era extraño: podía recordar todas las citas que había tenido con ella, había registrado incluso, con precisión, el modo en que había hecho el amor (se negó a hacerlo desde atrás), recordaba algunas frases que ella pronunció mientras hacían el amor (le pedía constantemente que le apretara las caderas y protestaba porque él la miraba), hasta se acordaba de cómo era su ropa interior, pero de la tormenta no sabía nada.
Su memoria registraba, de sus historias amorosas, sólo la empinada y estrecha senda de la conquista sexual: la primera agresión verbal, el primer roce, la primera obscenidad que le dijo él a ella y ella a él, todas las pequeñas perversiones a las que había ido conduciéndola gradualmente y las que ella había rechazado. Todo lo demás (casi como con cierta pedantería) había sido eliminado de la memoria. Hasta había olvidado el lugar donde había visto por primera vez a aquella mujer, porque ese instante transcurrió antes de su propio ataque sexual. La chica hablaba de la tormenta, sonreía al recordarla y él la miraba asombrado y casi sentía vergüenza: ella había vivido algo hermoso y él no lo había vivido con ella. El doble modo en que la memoria de los dos había reaccionado ante la tormenta nocturna contenía toda la diferencia que hay entre el amor y el no-amor.
Al emplear la palabra no-amor, no quiero decir que tuviera una relación cínica con esa chica ni que, como suele decirse, no reconociese en ella más que un objeto sexual: por el contrario, la apreciaba como amiga, estimaba su carácter y su inteligencia, estaba dispuesto a echarle una mano siempre que lo necesitase. No fue él quien se comportó mal con ella, la que se comportó mal fue su memoria que, por su cuenta y sin la intervención de él, la expulsó de la esfera del amor. Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse memoria poética y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida. Desde que conoció a Teresa ninguna mujer tenía derecho a imprimir en esa parte del cerebro ni la más fugaz de las huellas.
Teresa ocupaba despóticamente su memoria poética y había barrido de ella las huellas de las demás mujeres. No era justo, porque por ejemplo la chica con la que había hecho el amor en la alfombra durante la tormenta era tan digna de poesía como Teresa. Le gritaba: «¡Cierra los ojos, cógeme de las caderas, apriétame fuerte!»; no podía soportar que Tomás tuviera los ojos abiertos, concentrados y observadores, mientras hacía el amor, que su cuerpo, ligeramente levantado por encima de ella, no se apretase contra su piel. No quería que la examinase. Quería arrastrarlo a la corriente del encantamiento, a la que no puede penetrarse más que con los ojos cerrados. Por eso se negaba a ponerse a gatas, porque en esa posición sus cuerpos no se tocaban en absoluto y él podía verla casi desde a medio metro de distancia. Odiaba esa distancia, quería confundirse con él. Por eso afirmaba tercamente que no se había corrido aunque toda la alfombra estuviera mojada de su orgasmo: «No busco el placer», decía, «busco la felicidad, y el placer sin felicidad no es placer».
En otras palabras, golpeaba a la puerta de su memoria poética. Pero la puerta permanecía cerrada. En la memoria poética no había sitio para ella. Para ella sólo había sitio en la alfombra. Su aventura con Teresa había empezado precisamente en el mismo punto en que terminaban las aventuras con otras mujeres. Tenía lugar al otro lado del imperativo que le impulsaba a conquistar a mujeres. No pretendía descubrir nada en Teresa. A Teresa la recibió descubierta. Hizo el amor con ella antes de que le diese tiempo de coger el escalpelo imaginario con el que abría el cuerpo yacente del mundo. Antes aun de que tuviera tiempo de preguntarse cómo sería cuando hiciera el amor con ella, ya le estaba haciendo el amor. La historia de amor empezó después: le dio fiebre y él no pudo mandarla a su casa como a otras mujeres. Se arrodilló junto a su cama y se le ocurrió que alguien se la había enviado río abajo en un cesto. Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética."
"Al despertarme en la oscuridad que precede al amanecer, persigo el sentido ardiente de la “esperanza”, busco a tientas los restos del sueño amargo que persisten en mi conciencia. El tanteo esperanzado de los inquietos sentimientos sigue buscando, inútilmente, el revivir cierto de la efusión de la ardiente “esperanza” en lo más recóndito de mi cuerpo, como si fuera la sensación de su existencia que deja el whisky cuando baja quemándote hasta las entrañas. Cierro dedos que han perdido las fuerzas. Y en todo mi cuerpo siento por separado los pesos de la carne y del hueso, aunque compruebo que esa sensación que me embarga se transforma en un dolor denso que va avanzando por mi conciencia con cierta desgana mientras ésta se dirige hacia la luz. Con resignación, vuelvo a cargar así con un cuerpo pesado que se siente como si no tuviera continuidad, densamente dolorido por doquier. Dormía con los brazos y las piernas retorcidos, en la actitud de quien no desea saber de sí ni acordarse de su situación.
Al despertarme, siempre busco ansioso el sentimiento de la ardiente “esperanza” perdida. No es un sentimiento de carencia, sino un anhelo positivo de “esperanza” ardiente en sí. Al comprender que no me es posible encontrarla, trato de desligarme hacia la pendiente del segundo sueño. ¡Duerme, duerme, el mundo no existe! Sin embargo, esta mañana el veneno es extremadamente fuerte, lacera todo mi cuerpo, corta mi retirada hacia el sueño. El pánico pugna por brotar a borbotones […].
Me levanto y camino en la oscuridad, perezosamente, con los ojos cerrados, como si estuviera imitando a una persona dormida. Distintas partes de mi cuerpo se dan golpes con la puerta, las paredes, los muebles y suelto locos quejidos de angustia […]. Cruzo la cocina, franqueo la puerta tanteando a ciegas y, al abrir los ojos en el exterior, veo solamente la blancura lejana del cielo próximo al amanecer de una oscura noche de finales de otoño. Se me acerca corriendo un perro negro que trata de seguirme dando saltos, pero comprende enseguida mi rechazo y, sin una voz, se agacha, inmóvil, con el pequeño hocico saliendo en la oscuridad como un champiñón, mirándome. Lo levanto por los costados y avanzo despacio. El perro apesta. Quieto en mis brazos, jadea con vehemencia. Se me calientan los sobacos. Seguro que el perro tiene fiebre. Las uñas de los dedos de mi pie descalzo tropiezan con una viga de madera. Bajo el perro un momento al suelo, compruebo la posición de la escalera tanteando a ciegas, y luego, al palpar la oscuridad con los brazos en busca del perro, lo encuentro quieto donde lo dejé. Aunque no puedo evitar una sonrisa, no dura mucho. Seguro que el perro está enfermo. Bajo la escalera con dificultad. En el fondo del pozo hay charcos aquí y allá que alcanzan a cubrirme los tobillos. Un poco de agua que parece jugo de carne exprimida. Me siento en la tierra y noto que el agua empapa el pantalón del pijama y los calzoncillos y me ensucia las nalgas, pero lo soporto con la resignación de quien no puede hacer nada por evitarlo.
Ahora bien, como es natural, un perro puede oponerse a ensuciarse en el agua. El perro, que prefiere estar callado, aunque sabe hablar, en equilibrio sobre mis rodillas, apoya ligeramente su cuerpo febril y tembloroso en mi pecho. Para mantener el equilibrio, me clava las uñas en los músculos de la rodilla. Soporto también ese agudo dolor como alguien que no puede hacer nada por evitarlo, y a los cinco minutos, ni lo siento. Con las nalgas sucias, tampoco noto el agua que se filtra entre mis testículos y mis muslos. Mi cuerpo, de 1'72 metros y 70 kilogramos, no se siente distinto de la tierra que ayer sacaron los obreros de este mismo sitio para tirarla en un río lejano. Mi cuerpo se está asimilando a la tierra. Los únicos signos de vida en el aire húmedo, la tierra que nos rodea y mi cuerpo son el calor del perro y los orificios de mi nariz, semejantes al interior de dos celentéreos. Mi nariz se vuelve tremendamente hipersensible y recoge los malos olores del fondo del pozo como si tuviera una fecundidad infinita. Dado que mi nariz funciona al límite de sus posibilidades, no alcanzo a distinguir cada uno de los innumerables olores que recoge, de modo que casi pierdo el sentido y la parte posterior de mi cabeza golpea la pared del pozo (siento como si me hubiera dado directamente contra ella con el hueso occipital); luego me quedo inmóvil absorbiendo mil olores y pequeñas cantidades de oxígeno. El veneno desolado y amargo, pese a extenderse ahora por todo mi cuerpo, no parece fugarse ya al exterior. Aunque no recupero el sentimiento de la “esperanza”, se disuelve el pánico. Dada mi indiferencia a todo, en este momento soy indiferente incluso a la posesión de mi propio cuerpo. Eso sí, lamento que no haya nadie para observar esta indiferencia mía tan absoluta. ¿Y el perro? El perro no tiene ojos. Mi yo indiferente, tampoco. Desde que logré bajar la escalera los tengo cerrados."
Su voz convertida en apenas un susurro nos relata las historias más histriónicas con un pesimismo melancólico que apabulla. Pero no se trata del tipo de melancolía que te destroza (al menos no es su intención, aunque a veces lo consiga), se trata de esa tristeza donde todos podemos encontrarnos cómodos, una especie de nostalgia que a veces se nos torna necesaria para después revivir la alegría con energías renovadas. Si hay que pasar por ese trance, no hay ningún guía mejor que Nacho Vegas. Y la duración de algunas de sus canciones nunca cansa, sino descansa.
Política de hechos consumados
Tengo un reproche que hacerle al mundo.
Lo culpo por haber desatado sobre mí
toda la furia de este mal incurable,
de esta patología del espíritu:
El doble don de la sensibilidad suficiente
para apreciar las cosas buenas y sencillas,
y la absoluta incapacidad para disfrutar de ellas.
No es la mala vida la que me mata, no;
es la vida toda
y mi conciencia extrema de ella
vislumbre de la muerte.
Primero maldigo. Luego
reclamo un poco de atención:
Dimito como ser humano.
"La existencia del espíritu es una anomalía de la vida" E. M. Cioran
"Entiende por favor que nunca tuve un plan para llegar a este sitio o a cualquier otro."
Canciones preferidas:
Hay hombres algunos años más tristes que yo
Ella me confundió con otra persona
Por culpa de la humedad
En la ardiente oscuridad
Canción de palacio #7
La comedia humana
El mundo en calma
Chucho malherido
Canción de Isabel
En la sed mortal
Cerca del cielo
Ocho y medio
Stanislavsky
Junior Suite
Todos ellos
Sólo viento
Crujidos
El salitre
La fiesta
El fulgor
Seronda
Etcétera
Hay hombres algunos años más tristes que yo
Anocheció en mi refugio,
me metí en el viejo café,
vi a un hombre agitando su mano
para que me acercara a él.
Murmuró: "Yo fui una vez
fuerte como el sol."
Yo pensé: "Debe ser
quince años más triste que yo,
quince años más triste que yo."
Y antes de hundir la cara en su vino
añadió con solemnidad:
"Ahora soy más débil
que el más pálido color celestial."
"Brindo por la Santa Ley",
dijo alzando la voz.
Yo pensé: "Tiene que ser
veinte años más triste que yo
o treinta años más triste que yo."
Puede ser que el horror pase a tu lado,
pero no, chico, no, ni aun así lo reconocerías.
Y hablan con tal nitidez,
quita o pon alguna tos,
de hambre, amor, dolor y de sed
que piensas por lo roto de su voz:
"Hay hombres muchos años más tristes que yo,
hombres muchos años más tristes que yo."
Ella me confundió con otra persona
Ella corrió, dijo: "ven tras de mí",
y el polvo que levantó me cegó completamente.
Me señaló, dijó: "es el mismo error".
Yo traté de explicar que era un error diferente.
¿Qué más da? Se trata de errores.
Qué más da, si el peor de ellos fue
que ella me confundió
con una persona que, obviamente, no era yo.
Me lo podéis discutir, y hasta contradecir,
pero sé lo que viví, rezando día y noche así:
Dios mío, haz que me olvide o que se muera.
Ella volvió. Oh sí, ella volvió,
y no tardó en declararme su amor tan profundo.
Hagamos que todo empiece otra vez
y termine con el polvo más triste del mundo.
¿Qué más da que el amor renazca?
Qué más da, si en el fondo yo sé
que ella me confundió
con una persona que, obviamente, no era yo.
Por culpa de la humedad
"Esta vida iba a ser otra y algo salió mal."
En la ardiente oscuridad
Ocurrió así:
comencé a jugar a aquel sagrado juego sin saber
lo que había que hacer, pero pronto aprendí
que cuando hay demasiada gente dentro de la habitación
nadie quiere hablar de amor.
Yo jamás lo lamenté ni lo lamentaré.
Canción de palacio #7
O puede que me atrinchere aquí, y como cualquier animal ya sabré lo que hay que hacer.
O entienda que si no pierdo la fe es porque jamás llegué a tener una que perder.
Pero en veintiocho años,
vean que la reconstruí
con estas torpes manos
un millar de veces y sigo viviendo así.
Como un rey en mi palacio de papel,
se está bien aquí, se está bien.
La mujer del tiempo anuncia un huracán,
pero no me iré, resistiré.
Y si hay un fuego aprenderé a arder.
Y si empiezo a arder aprenderé a apagarme.
La comedia humana
Y nosotros en el medio perdidos en tu ciudad,
percibiendo en cada cosa esta misma soledad
que ahora me inunda y que me empuja a recordar
que hubo otro tiempo, uno mejor, mejor.
Y avanzamos en la niebla persiguiendo un nuevo no
que consiga distraernos de algo que tiene un sabor
como a metálico y me obliga a recordar
que alguna vez hubo otro tiempo, uno mejor, mejor.
Y nosotros en el medio, en el barri del Mercat,
percibiendo en cada cosa esta misma soledad
que ahora me inunda y que me obliga a imaginar
que alguna vez habrá otro tiempo, uno mejor, mejor.
El mundo en calma
Sí, digamos de mí
que al menos estoy en mi insano juicio.
Sentado aquí, perdido en mi vida.
Sentado aquí y aún huyéndome.
Sí, querrás convenir
en que esto no debe ser llamado vida.
Me muevo de la cama a la cocina
y en el camino me vuelvo a perder.
Pude no hacerlo bien,
pude hacerlo peor,
pero aún golpea mis sienes
tu mensaje en el contestador
preguntando por qué no estaba yo
donde tenía que estar,
qué era aquello tan bueno
que me hizo olvidarme de ti.
¿Era en verdad aquello algo tan bueno?
¿Era en verdad aquello algo mejor?
Hoy procura dormir
y te prometo que yo
hasta allí llegaré
con los primeros rayos del sol
y no te despertaré,
querré contemplar tu sueño profundo
y así comprobar que por una vez
está en calma el mundo.
Por una vez que encuentre al mundo en calma,
por una vez que encuentre al mundo en calma.
Chucho malherido
Regresé al hogar,
dije: "Madre, ¿ha acabado la guerra?"
"No, hijo, no, y seguirá
mucho después de que mueras."
Creí haberme encontrado
y estaba aún más perdido.
Comencé a cojear cual chucho malherido.
Y atenté contra ti,
traicioné a mi familia.
Fui un periódico con
sólo malas noticias.
Jamás te culparía,
yo también me hubiera ido.
¿Por qué no abandonar
a un chucho malherido?
Y quiero que sepas
que no es la mala vida
la que me mata.
Que no, que es la vida entera.
Toda, toda, toda ella.
Canción de Isabel
Conozco mi suerte demasiado bien,
pero al oír su voz me siento algo mejor.
Ella dice que las cosas cambiarán,
yo la abrazo y permanezco así, y así se esconde el sol.
Tengo una navaja, esta misma noche haré
un abrigo con mi piel, pondré a Isabel en él.
Queda algo de vodka, aliviará el dolor.
Si comienzo pronto podré acabar al amanecer.
En la sed mortal
Llevo ya una copa de más,
aquí en La Sed Mortal, cuando llega Dodó.
Y yo no me muevo de aquí,
y aun así habré de llegar a la conclusión de que no hay
un ser más culpable que yo,
ni lo habrá, sobre la tierra.
Y empiezo a pedir así:
Por las cosas que siento y por aquellas que odio sentir,
por mi mala cabeza
porque mi calavera, ella no dejará de reír,
por las lunas nuevas,
por las cosas revueltas que dan vueltas dentro de mí,
por seis años de penas
y por cosas que ni tan siquiera me atrevo a decir.
Perdón por mis pies siempre fríos,
por la noche pasada, y por la otra, y por aquella también.
Perdón por el Gran Sinsentido,
por querer comprenderlo y, sobre todo, por no comprender ...
Perdón.
Y Dodó me observa,
y yo le oigo rezar así: "Perdón por existir."
Y amablemente invito a una copa a Dodó,
y él me cuenta que incluso los perros se ponen tristes después de eyacular.
Y acabamos agarrados en La Sed Mortal,
y yo puedo jurar que no hay
un ser más culpable que yo,
ni lo habrá, sobre la tierra.
Y por dos mil años de cristiandad;
por tener la osadía de alimentarme y de respirar;
por los superdotados,
por el hombre tripudo y por la liberación sexual,
por el circo italiano,
por el viejo que agita una servilleta al hablar
y me jura y me perjura que en ella
ha resuelto el misterio de la Santísima Trinidad.
Perdón por la gente moderna,
porque corro el peligro de mirarla y perder la razón.
¡Perdón, por el amor de Dios!,
por la gran decadencia de una vida pidiendo perdón.
Perdón, perdón por los cuatro elementos,
por la tierra y el agua y el fuego y la polución.
Perdón, perdón por todos mis lamentos,
por Dodó y, en fin, hoy pido por esta canción.
Perdón.
Y os miro a los labios,
y a todos oigo pedir perdón por existir.
Cerca del cielo
Si pudiera elegir
sólo un deseo
pediría vivir
siempre cerca del cielo,
de un cielo tan real
como el abismo,
en una guerra tan cruel
como la de uno contra uno mismo.
¿Querrás consentir
a quien quiere vivir
así, así, así...
como Sísifo?
Empeñado en subir, para luego bajar
por pendientes imposibles.
No cejé un tanto así y al final conseguí
completar los catorce ocho miles,
y aún me sobró tiempo para gritarle a los astros:
"ved lo que soy",
y que el resto no es más
que guijarros que caen al vacío.
Sólo yo contra mí
y contra los elementos,
calculando al milímetro
el más leve movimiento.
de mil cruces de piedra
y mira al precipicio.
Seguiré hasta el final,
seguiré hasta el día del Juicio.
¿Querrás consentir
a quien quiere morir
aquí, aquí, aquí...
en los Alpes?
Y que vuelve a subir, y después descender
por terrenos casi impracticables.
Si consigo avanzar tal vez logre ahogar
algo dentro de mí inextirpable,
algo que se retuerce y que no se detiene
y que hará que ahora vuelva a repetirlo:
cuando haya de morir quiero hacerlo aquí,
cerca del cielo.
Y me aferro a una roca más dura que Dios
y la falta de oxígeno nubla mi cabeza
y sé que un poco más bastará para salvarme,
un trozo de verdad bastará para salvarme,
un centímetro bastará para salvarme,
una sola gota bastará para salvarme,
un poco de paz bastará para salvarme,
un trozo de verdad bastará para salvarme.
Ocho y medio
O puede que sea hora de entrar ya en razón
y llegar a comprender que dentro de este horror no hay literatura, no,
y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer una y otra vez
en una trampa mortal que en el tiempo dura ya ocho años y medio.
reescribiendo la espiral de prometer hacerlo bien,
de cometer un nuevo error, de no saber pedir perdón o pedirlo demasiadas veces.
Y aunque ahora escupo una oración helado de terror, ningún dios responde aún.
¿Soy yo el que no ve o es que todavía no se hizo la luz?
y ahora que te oigo llorar
en lugar de ir hacia ti
me vuelvo a anestesiar
y me limito a subir el volumen del televisor,
o me concentro en recordar,
para no pensar en ti,
que tendría que llamar
que alguien venga a reparar
la gotera de una puta vez,
que ya cansé de recoger
litros de agua gris,
gris como un metal
que un día relució
y que ahora es suciedad.
Stanislavsky
Me descubro como actor,
bríndenme una ovación.
Lo haga bien o lo haga mal,
prometo hacerlo de verdad.
Hoy me encendí al anochecer,
tendré que limitarme a arder
hasta apagarme,
y después dolerá pensarme así
y no habrá ni un alma aquí.
Lo haga bien o lo haga mal,
ahórrense la ovación.
He prometido la verdad
y me descubro como actor.
Y trato de atisbar el mal,
mi alma espera una señal
que llega a la noche
y se clava agujas de coser
hasta el fondo una, y otra, y otra vez.
Junior suite
Dices que vas a hacerlo ya,
pero con exactitud
dime cuándo ocurrirá
porque ya no queda mucha luz.
Y después ya no habrá marcha atrás,
no, después ya no habrá marcha atrás.
Y es que hay algo que hacer
y hay que hacerlo cuanto antes, cuanto antes.
No ves que algo hay que hacer,
algo importante y cuanto antes.
Todos ellos
"En la guerra,
saber ser un buen perdedor
es más importante
que la paz y que el amor".
Solo viento
Y ahora alcanzo a comprender
la tristeza de saber
que hay más estrellas en el firmamento
y verlas pasar, pasar como el viento,
como el viento...
Como si fuera un error
siempre encuentro a mi alrededor
cosas que amenazan al final del día
con volver, volver como el viento,
como el viento...
Y dicen que el buen Miguel es ahora feliz en su nueva familia.
Yo preguntaré: "Feliz, ¿con respecto a qué?"
Sé que puedo encontrar paz y armonía,
pero no será, no en esta vida, no en esta vida.
Reescribiendo mi papel
oí la voz de una mujer diciéndome:
"No puedes seguir siempre siendo sólo viento."
Ser sólo viento, sólo viento,
sólo viento,
ser sólo viento...
Crujidos
Me mudaré a otro sitio, me iré de esta ciudad,
pero ahora es de mí mismo de donde me quiero escapar.
Que es jodido ya lo sé,
pero no es dramático,
esto no es tan trágico,
esto no es un drama, no,
te diré mil cosas por las que llorar...
El salitre
¿Cómo puedo yo quererte bien si soy mi propio enemigo?
Y te podrán decir que en el amor
ha de haber un vencido,
que en el amor
ha de haber un vencedor.
Pero óyeme, yo estuve allí
y sé que no hay más que supervivientes.
Llegando aquí, ¿qué más nos puede pasar?
Podemos ir y preguntarle a la mar.
Y ahora di, ¿qué más nos puede pasar?
Podemos ir y preguntarle a la mar
para que nos responda con rugidos
y nos diga la verdad,
y sobre todo para poder
avanzar bajo el mismo sol ardiente
con los juicios que aún nos quedan por perder,
con el salitre adherido a nuestra piel,
como Jonás en las entrañas del gran pez,
con algas y con piedras,
con toda el agua que tragamos al nadar,
con las mentiras sobre las que tuve la osadía de jurar.
Yo jugué a ser malo y di de bruces con el mal.
Jugué a ser malo y di de bruces con el mal.
Que me perdone el capitán Ahab,
que me perdone.
La fiesta
Creo que soy el último en la fiesta,
una a la que nadie me invitó.
¿Dónde coño habré puesto mi cerveza?
¿Dónde está la gente y la diversión?
El tiempo sigue haciendo su brutal tarea
y yo aún sigo milagrosamente aquí.
Y así me fui sobreviviendo a mi manera,
y aún me siento como hecho de cristal.
El fulgor
El doctor me dijo: Sigue así y pronto acabarás enfermo de cuerpo y mente, aislado de la humanidad.
Seronda
Ya no sé si con esta lluvia eterna
no me habré acostumbrado a la humedad.
Ya no sé si esta vez
todo está dentro de mí,
y ya no puedo escapar.
Probaré a ser otra persona,
probaré a morir un poco y volveré.
Y me acercaré hasta aquí sólo para ver
las arrugas arañadas en la piel,
y poder comprobar
todo lo que cambió
y todo lo que sigue igual,
y que así seguirá,
todo lo que cambió
y todo lo que sigue igual,
condenado a no cambiar,
condenado a no cambiar,
condenado a no cambiar.
Etcétera
Y me pregunto en días como hoy
cuántos son y dónde están,
y me admira lo capaz que soy
de aguantar ad nauseam.
Nadie a quien amar es
nadie a quien dañar,
etcétera.
Morirme de sed,
mas por una vez
nadie muere a mi lado.
"1 Si hablo las lenguas de los hombres y aun de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. 2 Y si tengo el don de profecía, y entiendo todos los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas, y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. 3 Y si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y aun si entrego mi propio cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve.
4 Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, 5 ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; 6 es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. 7 Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.
8 El amor jamás dejará de existir. Un día el don de profecía terminará, y ya no se hablará en lenguas, ni serán necesarios los conocimientos. 9 Porque los conocimientos y la profecía son cosas imperfectas, 10 que llegarán a su fin cuando venga lo que es perfecto.
11 Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño. 12 Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo, y borrosamente; pero un día veremos cara a cara. Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre a mí.
13 Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor."
Loneliness leads to nothing good, only detachment.
And sometimes the people who most need to reach out are the people least capable of it.
"El único recuerdo que conservo de 1969 es el de un lodazal inmenso. Un profundo lodazal, viscoso y pesado, donde cada vez que daba un paso se me hundían los pies. Y yo lo cruzaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. No veía nada, ni delante ni detrás de mí. Sólo un cenagal de tintes oscuros extendiéndose hasta el infinito.
El tiempo transcurría al ritmo de mis pasos. A mi alrededor, hacía tiempo que todos habían emprendido la marcha, y yo y mi tiempo seguíamos arrastrándonos con torpeza por aquel lodazal. A mi alrededor, el mundo estaba a punto de experimentar grandes transformaciones. John Coltrane y otros muchos habían muerto. La gente clamaba cambios, y éstos se encontraban a la vuelta de la esquina. Pero los acontecimientos que tuvieron lugar, todos y cada uno de ellos, no fueron más que pantomimas carentes de entidad y significado. Y yo me limitaba a vivir día tras día sin apenas levantar la cabeza. Lo único que se reflejaba en mis pupilas era aquel lodazal infinito. Levantaba el pie derecho, luego el izquierdo, de nuevo el pie derecho. Ni siquiera sabía con certeza dónde me encontraba. No lograba orientarme. Sólo sabía que tenía que dirigirme a alguna parte y, por ese motivo, movía los pies."
"Grimes music is so raw and emotional and uncharacteristically tender, with Boucher barely registering her words, rather lobbing them at us like smokey whispers, or shadows and fog. Her words sound like balm, even when they're about horrible hurt. They are songs that steady us, that might make some of us who are more inclined, want to dance a little, but others would find that they do a remarkable job of calming our heart rates, getting us to feel steadier and better suited to holding our howls and screams in, for as long as we both shall live."
“I must not fear. Fear is the mind-killer. Fear is the little-death that brings total obliteration.
I will face my fear. I will permit it to pass over me and through me.
And when it has gone past I will turn the inner eye to see its path.
Where the fear has gone there will be nothing. Only I will remain.”
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Foreras, ¿qué buscáis en los hombres?
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AdoptaUnTio y las mujeres inconformistas
Amistad que desaparece (por orgullo)
Poema del doctor Christiaan Barnard
Los problemas con las ex, ¡ay mi madre!