Señor, asuntos delicados son estos, todos deseamos
que autentico fuego poético nos digan que poseemos
pero una vez, a uno cuyo nombre no he de mencionar
le dije, respecto a algún verso que dio a inventar
que los caballeros deberían tomarse con calma
el prurito de escribir que a menudo aflige el alma;
que se debería domeñar la ligera impetuosidad
con que se divulgan los pasatiempos de la propia frivolidad;
y que cuando uno muestra sus obras de arte a troche y moche
suele acabar haciendo el payaso día y noche.