He sacado 2 en un día... ya tengo las fotos para uno o dos más, pero los dejare para mañana...
#62 Si, aunque en realidad estaba esperando a pasar a la página 3 para que la lectura fuese más fácil. De todas formas dudo que suba ninguna ahora mismo, quiero pulir un poco más la historia, que siempre la hago conforme a las fotos que saco, y sin pararme a pensar demasiado en lo que escribo.
CAPÍTULO 8
La Primavera, la sangre altera
Mediados de Primavera del año 251
El ambiente dentro de GoldSilk empezaba a apagarse conforme la Primavera iba entrando. Los ánimos empezaban a tensarse debido a la proximidad de la época de caravanas. Solon esperaba con una mezcla entre miedo y ansiedad la llegada de noticias desde el Reino, con la esperanza de que la guerra no hubiese estallado aún. Nada ni nadie llegó con tales noticias.
Los que si llegaron, con su habitual trasiego de canciones y flautas, fueron los comerciantes élficos. Aparecieron por el Oeste, con camellos de carga para llevar sus estúpidas artesanías de madera. Mestthos apareció en la oficina de Solon momentos después de que los exploradores diesen la noticia. Se miraron fijamente un momento, y Solon negó ligeramente con la cabeza. El comandante se destenso visiblemente y se marchó, dejando a Solon dubitativa.
Las esperanzas de una exigua paz era suficiente al menos durante un año más. El ejercito enano debía estar listo para el año siguiente. Era una promesa que Solon se hizo en silencio.
La caravana élfica entró en la fortaleza sin impedimentos por los enanos, aunque bajo la estrecha vigilancia de Mestthos. Antes de su llegada, y coincidiendo con la aparición de nuevos habitantes, había solicitado más reclutas. Un total de 7 reclutas se unieron a filas, aunque ninguno de ellos contaba con uniforme de trabajo. Mientras, los elfos descargaban sus cosas, los mecánicos revisaban las trampas, y la segunda escuadra patrullaba la entrada. Gracias a ello pudieron ver un grupo de animales que se acercaban sigilosamente a la fortaleza. Las ordenes de Mestthos respecto a estos asuntos eran claras. Nada de alarmas. Debían informar con discreción.
Uno de los soldados dejo la patrulla, y busco al comandante, que desplegó a sus hombres como si de un ejercicio rutinario se tratase. El grupo de animales atacó disperso, un par de lobos por el Norte, y un oso por el Este. Los salvó de una muerte segura un silbido procedente de unas dunas del Oeste, que los hizo parar el ataque para replegarse. No contaban con que el campo estaba plagado de trampas en previsión a ello. Los lobos sortearon las trampas, pero el pesado oso trastabillo al esquivar la sierra mecánica que pretendía cortarle las patas, y quedó enjaulado.
Solon esperaba en la entrada, con una sonrisa taimada en los labios. Estaba claro que los elfos habían previsto escaramuzas con el fin de ver la capacidad de reacción de GoldSilk, y no esperaban tamaño despliegue. Pasearon la jaula del oso con paso tranquilo por delante del deposito de comercio, bajo la atenta mirada de los elfos. Ninguno dijo nada.
Una vez Zuntir se hizo cargo del nuevo ejemplar, Solon se dirigió a atender a sus "invitados". Hablaron mucho y muy educadamente, como si ninguno quisiese atribuirse la emboscada y su desenlace. Les contó con todo lujo de detalles el sistema de trampas de GoldSilk, cosa que los elfos escucharon con vivo interés. Ilusos. Nada se comercio con ellos, aunque otros opinen que la información es un tipo de comercio. Los elfos desandaron su camino de vuelta sus árboles, mientras Mestthos los acompañaba a modo de escolta.
Su pequeña victoria sobre los elfos no tardaría en traer cola, y era seguro que no dejarían pasar tamaña verguenza. Pero contaban con un animal que vender a sus hermanos del Reino. El oso capturado asimiló el entrenamiento de los enanos, y se logró amansar lo suficiente como para dejarlo libre cerca de la entrada.
La vida continuaba en GoldSilk, y Solon decidió que era hora de hacerse con unas habitaciones dignas de su cargo de líder. Animó a los cristaleros a fabricar el mobiliario para ello. No hay nada como los símbolos de poder para que los enanos trabajen con ahínco. Tanto fue así, que uno de los cristaleros empezó a trabajar en una obra de arte que llevaba tiempo rondandole.
Y así, antes de que el verano hiciese su entrada, Solon pudo disfrutar de sus nuevas habitaciones.
De momento, los habitantes de GoldSilk ya superaban los 60, y las industrias empezaban a florecer. Se abrió la montaña para replantar el suelo y tener un lugar donde mantener los camellos, a la vez que se ideaba nuevas plantaciones para suministrar telas y condimentos de cocina.
El ejercito debía ser prioridad, y por ello se empezó a trabajar el mineral que estaban encontrando en las capas inferiores, y que era rica en hierro. Pronto tendrían en las forjas lo suficiente para empezar a producir acero. Los cristaleros trabajaban en los pedidos del Reino, a la par que los nuevos entrenadores de animales con los cuervos y camellos. Algún humano podría decir que GoldSilk marchaba bien. Pero los enanos llevan desde que el mundo es mundo luchando con Goblins, Kobolds, y Elfos, y sabían que no tardarían en llegar a tan remota región.
Pobres elfos, han quedado bastante mal. Pero la próxima vez queremos que corra sangre, mucho sangre!
#65 Normalmente los dos primeros años de partida son muy tranquilos... ya después vendrán asedios casi cada temporada. Y eso sin pensar en que los elfos declaren la guerra... quien sabe cuando empezará la guerra, si es que empieza...
#68 Si canalizas (o creas rampas) en una montaña, el suelo resultante se va convirtiendo en hierba con el tiempo. Da igual si es desierto, jungla, o páramo helado. Aunque al ser AAR, dije lo de "replantar suelos" para hacerlo bonito.
#69 No. Los enanos tienen un objetivo, y un oso no me va a hacer ganar un asedio... si fuesen 80 pues otro kobold cantaría.