http://www.avui.com/avui/diari/05/abr/07/ag2lli07.htm
Si tontos los hay a pares...
Traduccion para quien no lo comprenda:
LIRIO ENTRE CARDOS. HABLAR CASTELLANO ES DE POBRES.
En Barcelona es de horteras hablar castellano, yo solo lo hablo con la empleada de hogar y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace este ruido tan espantoso para pronunciar la jota.
Estos que no hablan en catalán, a menudo tampoco saben inglés, ni francés, ni quien es monsieur Paccaud. Pero no solo en Cataluña el castellano es un síntoma de clase baja. El amigo Riera me facilita estos datos de la ONU del 2002. Renta per capita de Noruega, 36.600 dólares, Dinamarca, 30.940, Islandia 29.750. Los tres países riquísimos, con economías internacionalizadas y lenguas mas pequeñas que la nuestra pero que las hablan sin complejos.
Contra esta absurda creencia de que el catalán nos cierra puertas, estos datos suficientemente elocuentes de si sirve o no sirve una lengua minoritaria. En cambio en el maravilloso mundo hispánico la pobreza es el único dato. La media de los 13 principales países americanos que tienen el español como lengua, desde Argentina, Chile y Méjico hasta Nicaragua, Honduras y Ecuador es de 6.209 malparados dólares de renta per cápita..
Cataluña hablando catalán y a pesar del expolio fiscal inflingido por una España que no tiene ni la decencia de publicar las cifras del robo, tiene una renta de 26.420 dólares. Hemos de elegir modelo: Noruega o añadirnos a la caravana de la miseria. Sólo es necesario ver como las zonas mas ricas del Estado tienen otra lengua propia: y es evidente que el Estado lo mantenemos, pagando mucho y mucho, los que no hablamos en tercermundista.
Es verdad que en castellano se han escrito páginas de una belleza emocionante, pero el destino de los países que lo hablan ha estado históricamente de una fatalidad irrevocable. Hablar castellano si que cierra puertas, y destinos: mira. El independentismo en Cataluña está absolutamente justificado aunque solo sea para huir de la caspa y del polvo, de la tristeza de ser español.