#591 Sé que llego tarde, pero no lo veo así y creo que ese análisis es demasiado simple.
El problema de todo esto radica en que lo que afirmas no es de Marx sino de interpretaciones posteriores que de él se han hecho y de sus últimos años de vida. Es decir, el error de base es que no se acude a la fuente primaria a que se tiene que acudir: la propia obra cumbre de Marx en su plenitud. En los últimos años me he leído El Capital, los Grundrisse, El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte y los Manuscritos del 44. En todos ellos, curiosamente todos previos a la Comuna de París y al deterioro de la salud de Marx, no se atisba por ningún lado que Marx contemple algo así como un Estado proletario o transición alguna.
Siempre me ha parecido curioso que tanto en El Capital como en los Grundrisse se parte de la teoría del valor y no de la lucha de clases. Creo que uno de los errores que ha tenido el marxismo posterior a Marx, especialmente desde Kautsky por un lado y Lenin por el otro, es no entender que la lucha de clases no es más que un conflicto inmanente al capital y no es en ningún caso la contradicción fundamental del mismo. El propio Marx en los diversos prólogos a El Capital ya dice que la contradicción fundamental radicaría en el trabajo concreto frente al trabajo abstracto en tanto generadores de valor de uso y valor de cambio respectivamente, es decir, que la teoría del valor y el fetichismo de la mercancía serían quienes vertebraría su obra y no la "lucha de clases" o el desarrollo de las fuerzas productivas. Y es curioso porque si pillas El Capital ves cómo los cuatro primeros capítulos del mismo están dedicados a esto mismo, mientras que deja los capítulos medios a todo el tema de la industria, análisis de clases, etc., que tanto gustan a kautkistas y leninos varios. El problema, de nuevo, radica que según avanzas en la obra te encuentras con el capítulo dedicado a la reproducción simple (xxi) y te dice esto:
spoiler
"La escisión entre el producto de trabajo y el trabajo mismo, entre las condiciones objetivas del trabajo y la fuerza de trabajo subjetiva, era pues el fundamento, efectivamente dado, del proceso capitalista de producción. Su mera continuidad, o la reproducción simple, reproduce y perpetúa ese punto de partida del proceso como resultado del mismo. El proceso de producción transforma continuamente el dinero en capital, los medios de producción en medios de valorización. Por otra parte, el obrero sale del proceso de producción, constantemente, tal como entró en él. Como antes de ingresar al proceso su propio trabajo ya se ha convertido en ajeno, ha sido apropiado por el capitalista y se ha incorporado al capital, dicho trabajo se objetiva constantemente, durante el proceso, en producto ajeno. Como el proceso de producción es, al mismo tiempo, proceso de consumo de la fuerza de trabajo por el capitalista, el producto del obrero no sólo se transforma continuamente en mercancía, sino además en capital: valor que succiona la fuerza creadora de valor, medios de subsistencia que compran personas, medios de producción que emplean a los productores. El obrero mismo, por consiguiente, produce constantemente la riqueza objetiva como capital, como poder que le es ajeno, que lo domina y lo explota, y el capitalista, asimismo, constantemente produce la fuerza de trabajo como fuente subjetiva y abstracta de riqueza, separada de sus propios medios de objetivación y realización abstracta, existente en la mera corporeidad del obrero; en una palabra, produce al trabajador como asalariado. Esta constante reproducción o perpetuación del obrero es la [conditio] sine qua non de la producción capitalista.
[...]
Pero si no se examina el proceso aislado de producción de la mercancía sino el proceso capitalista de producción en su fluencia interconexa y en su escala social, el consumo individual del obrero sigue siendo también un elemento de la producción y reproducción del capital, ya se efectúe dentro o fuera del taller, de la fábrica, etc., dentro o fuera del proceso laboral; exactamente al igual que lo que ocurre con la limpieza de la máquina, ya se efectúe dicha limpieza durante el proceso de trabajo o en determinadas pausas del mismo. El hecho de que el obrero efectúe ese consumo en provecho de sí mismo y no para complacer al capitalista, nada cambia en la naturaleza del asunto. De la misma suerte, el consumo de la bestia de carga no deja de ser un elemento necesario del proceso de producción porque el animal disfrute de lo que come. La conservación y reproducción constantes de la clase obrera siguen siendo una condición constante para la reproducción del capital.
[...]
El proceso capitalista de producción, considerado en su interdependencia o como proceso de reproducción, pues, no sólo produce mercancías, no sólo produce plusvalor, sino que produce y reproduce la relación capitalista misma: por un lado el capitalista, por la otra el proletario."
¿Es que Lenin y Kautsky no llegaron a terminar de leer El Capital? Y en los Grundrisse es más radical aún y sostiene que la única superación posible del capitalismo pasa irremediablemente por la supresión del trabajo en tanto productor de valor de cambio, supresión que ha de llevarse súbitamente y al tiempo que se suprime Estado y clases: nada de fases intermedias o transiciones.
El tema es que, evidentemente, esto a Kautsky no le gustaba un pelo y hábilmente reinterpretó la obra de Marx a su gusto. Sin ir más lejos en El 18 brumario Marx realiza una crítica feroz al empleo de las instituciones del Estado que ya advertía del error de lo que después constituiría la segunda internacional.
En todo caso, que ya me estoy desviando, lo que quería señalar es que lo que has citado de la dictadura del proletariado no son palabras que se correspondan al pensamiento de Marx que encontremos en estas fuentes básicas, sino la interpretación que hace Lenin de Marx. Y es curioso porque luego vas a la correspondencia de Marx y te encuentras con la carta que escribió a Kugelmann en el 71:
"Si te fijas en el último capítulo de mi Dieciocho Brumario, verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como venía sucediendo hasta ahora, sino demolerla, y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente. En esto, precisamente, consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de París."
Bum, para Marx aún a la altura de 1971 la verdadera dictadura del proletariado era la comuna de París, ejemplo de autoorganización proletaria contra el Estado y al margen de éste. ¿Tomar el poder, el Estado? Demolerlo en tanto garante de la dominación de clase, sin transiciones.
El problema es que, al tiempo que la comuna de París fracasaba, la salud de Marx se iba al carajo y el peso de Engels, el cual si que hablaba de transiciones, fue cobrando protagonismo y metiendo en una turbia deriva a Marx, de la cual no se recuperó y de la que beberán todos aquellos que abogan por dictaduras proletarias basadas en la toma del poder del Estado como instrumento de dominación. En todo caso, si algo no se puede extraer de El Capital y todas esas obras es precisamente eso. Pero se ha hecho.
Personalmente provengo del movimiento libertario y en los últimos años soy más afín a la corriente de la comunización y a tiqqun, pero es que servirse de Marx como pretexto para justificar la dictadura del proletariado como fase de transición al comunismo es atentar contra la propia obra de Marx. Es decir, no tendría problema alguno con todos aquellos que sostienen que para combatir la valorización del capital y la mercancía es necesaria la planificación económica, pero decir que Marx esto y lo otro y que comunistas quieren esto y anarquistas lo otro... pues como que no. Como que Marx no es susceptible de una lectura anarquista. Es que incluso se está ignorando al autonomismo, consejismo, situacionismo, etc., etc., que desde luego muchos de ellos negaban la necesidad del Estado.