Jelo
Vanamente me paro a recordar aquel que ya no soy en esta página que ya nada me dice. ¿Qué escribía aquí? ¿Por qué escribía aquí? Antes esto era divertido, poníamos en juego el absurdo universal. Esto era un hermoso refugio de anarquismo e informidad. El no vernos las caras nos hacía más valientes. Pero el absurdo ya no es absurdo. Es un orden que nos desordena las neuronas.