En mi familia los temas de la guerra siempre fueron tabú. Recuerdo a mi abuela ponerse a llorar cuando alguien le pedía que contara algo de la guerra. Decía que "las cosas que entonces se hicieron sólo las sabe dios" o también que "esas cosas feas no se cuentan". Por lo tanto, las historias de mi familia siempre fueron de oídas y sin demasiados detalles. Las pocas que guardo en mi memoria son las siguientes:
- Mis abuelos, de origen gallego pero criados en un pueblo de Zamora, nunca se metieron en política. De hecho, mi abuela creo que nunca llegó a votar en unas elecciones, ni antes de la guerra ni después de la transición (vivió hasta 1997 con 93 años). El miedo, supongo. El caso, mi abuelo arrastraba una profunda enemistad (ni idea del porqué) con el hijo de la que por entonces llamaban "la telefonista". Pues bien, en esto que empieza la guerra y al mes o dos meses entran los nacionales al pueblo para llevarse a un puñado de chavales al frente. En el pueblo nadie esperaba represión, "rojos" siempre hubo pocos y los cuatro que había cogieron sus cosas y se largaron durante los primeros días de la guerra, así que la cosa estaba bastante tranquila. Mis abuelos tampoco tenían miedo, además el hermano de mi abuelo era un falangista convencido que se había ido a luchar a la guerra del lado de los nacionales, así que por qué razón iban a tener miedo.
Total, un día mis abuelos salieron a la calle para ir a casa del practicante cuando a mitad de camino escuchan decir a alguien en alto "ahí va el rojo". Mi abuelo se da la vuelta y ve a dos nacionales y al hijo de la telefonista. Al parecer el hijo de la telefonista había ido a donde los nacionales y les había comido la oreja diciéndoles que mi abuelo era rojo. Uno de los nacionales lo coge del brazo y se lo intenta llevar, pero en esto que el otro nacional le para al compañero y le dice "a este me lo sueltas que es un cercano". Mi abuelo se gira y al momento reconoce la cara del nacional. Tócate los huevos, su amigo de infancia, "el de Otero" que siempre decía mi abuelo, un tipo de un pueblo cerca del de mis abuelos y que hoy en día ya es sólo un secarral. Vamos, que mi abuelo se salva por la mínima.
A mi abuelo lo sueltan ese mismo día y lo dejan en paz durante el resto de la guerra, pero 3 meses se pasó encerrado en casa del miedo que tenía a salir a la calle. Mi abuela a veces se reía recordando lo pálido que mi abuelo se quedó del susto, lo único que a mi abuela no le importaba contar de la guerra.
A mi abuelo paterno, gallego de Lugo, una vez le escuché decir que en la aldea los nacionales se llevaron a 3 chavales y los colgaron de un pequeño puente de piedra que hay en un pequeño camino que va a terminar en un lavadero. La razón, no lo sé. No sé si por política o rencillas personales, a saber. El caso es que los colgaron y les cortaron los genitales para dejarlos morir desangrados. Nadie se acercó a recoger los cuerpos por miedo, así que allí quedaron pudriéndose un tiempo. Ahora al puente le llaman el puente "dos novos" (de los chavales).
El hermano de mi abuelo materno, al que casi fusilan por culpa del hijo de la telefonista, era un falangista convencido. Tan falangista era que cogió el petate y se presentó voluntario para irse a la guerra. Desde ese mismo día, mi familia ya no supo más de él. Alguna vez nos llegó información de que había muerto en el frente, en Andalucía, pero a saber. Nunca supimos si fue enterrado y en caso de haber sido enterrado, a saber dónde. Lo único que conservamos de él es una carta y una foto. En la carta escribe que se va a la guerra y que si lo matan, que lo que tiene iba para mi abuelo (su único hermano). Y la foto es una foto de él en el que aparece junto a otros 2 soldados (uno muy bajo y el otro bastante alto) vestidos de uniforme y con una especie de capa para la lluvia. La foto se la hicieron delante de una fuente de lo que parece un pueblo.
Teníamos un vecino en el pueblo de mi padre que luchó con los republicanos durante la guerra. Este vecino se comió la guerra de principio a fin, a saber en cuantos frentes llegó a luchar. Al final acabó huyendo a Francia a través de los Pirineos. Allí estuvo hasta que Alemania comienza la invasión de Francia. Total, que se apunta para irse con los franceses y acaba luchando en un pueblo random de la Francia profunda dentro de una pequeña unidad del ejército francés. Siempre contaba que los franceses se metían en los armarios de las casas de lo acojonados que estaban cuando caía la artillería, que eran críos y que no estaban acostumbrados. En esto que acaba la guerra, los franceses pierden y a nuestro vecino lo capturan los alemanes. Al parecer nuestro vecino se había hecho algo conocido en su unidad por ser un buen tirador. Esta información llegó a los alemanes, así que lo sueltan a cambio de luchar con ellos. Dice que vale y lo destinan a la costa, a Bayona, al sur de Francia.
Al menos un poco de suerte, porque se pasa la guerra tocándose los huevos haciendo guardia en un bunker compartiendo litera con otros 7 alemanes. Bueno, pues total, que el día D y movilizan su unidad mandándolos a Normandía. Aquí como que vais a flipar, pero nada, tampoco debió de ver demasiada acción porque lo mandaron a un pueblo en medio de la nada y ni 4 tiros les dio tiempo a pegar cuando los americanos los cogieron por banda.
Los americanos lo retienen, pasa el tiempo y le ofrecen dos opciones: mandarlo a EEUU o meterlo a luchar con ellos. Dice que ni uno ni el otro, que se vuelve a España. No sé cómo lo hace, pero lo sueltan y se vuelve a Galicia sin que nadie le diga nada. Se hace ganadero y se pasa el resto de su vida sin salir del terruño. Una historia que telita, a veces pensábamos en que no sería mala idea escribir un libro o hacerle una biopic que se dice ahora, pero el tiempo pasó y nunca llegamos a hacer nada. Eso sí, el tipo quedó medio tonto de aquella experiencia. Tenía días en los que te podía contar todo sobre la guerra y otros días en los que no se levantaba de la cama y su mujer nos decía mientras se apuntaba con el dedo en la cabeza "la guerra, la guerra"
- También teníamos otro vecino que luchó con los nacionales. En sus últimos años de vida era tan pobre, que mi tía solía ofrecerle comer en su casa por pena. Tengo un recuerdo muy vago de él, sólo sé que se llamaba Siro y que siempre llevaba su medalla que había ganado en la guerra dentro del bolsillo de su chaqueta. Mi tía decía que esa medalla la había ganado por tonto, porque alguien le dijo que subiera a poner una bandera en una colina y que mi vecino "era el único tonto que les hizo caso y por eso se la dieron."
Siento la chapa, pero nunca había contado esto a nadie, no son cosas que se suelan contar tan fácilmente. Manda huevos que lo haga en un foro random.