La sentencia y la soberanía
Tras la malinterpretada “sentencia” del TJUE de ayer sobre los privilegios de inmunidad, que no impunidad, de la que, a posteriori, sabemos tendría que haber gozado Junqueras, se produjo un fenómeno llamativo de anti-europeísmo inflamado, quizá, por las redes sociales del siglo xxi, pero que, a su vez, supone una reacción sobre lo que significa la pérdida de soberanía, la importancia de esta para que los ciudadanos de un país puedan tomar sus propias decisiones, las que les afectan directamente, y lo que supone estar en la UE (más allá de que la protesta esté basada u originada en este caso concreto, pues peores situaciones se han dado y no ha habido tal conato de antieuropeismo).
Empecemos por Europa
Podemos hablar de una Europa política en varias fases. La primera fase sería con el imperio romano. Con su ocaso podemos hablar de una segunda fase, de una Europa de los reinos, que se fueron reorganizando y entraron en biocenosis, una estabilidad conseguida porque unos se comen a otros, se mantiene la unidad del conjunto, aunque no sea armónica, una lucha atroz por la vida, las guerras europeas por las fronteras y la soberanía es constante.
Luego vienen los imperialismos, como fase superior del capitalismo. Tras ellos viene el espacio superior de la libertad. Después de tantas luchas ha llegado un momento en que los europeos queremos la paz y tal. Entonces hacemos un mercado, hacemos instituciones, y llegamos al tratado. Entonces nos creemos que Europa existe, pero es una Europa que no existe, porque es un proyecto, es una Europa que se sitúa en un futuro, y ese futuro no existe.
A pesar de eso, no nos engañemos, si nos pensamos que después de la miseria de la Segunda guerra mundial con millones de muertos vino la UE no fue debido al impulso espiritual, sino porque estaba la Unión Soviética, que se podía merendar Europa, y vino el plan Marshall, y así se hizo europa como invención de estados unidos. Quien no se sitúe en la dialéctica de estados o en la dialéctica de imperios para abordar estos temas está fuera de la realidad.
Y aquí viene el plano económico.
Hay que distinguir entre la Unión Europea y Europa, pues la UE es una organización liberal y progresista que fue impulsada con capital estadounidense para frenar al comunismo, y en ese sentido es una media verdad que España no recibiese el plan Marshall, pues tenemos al psoe que además siguió recibiendo la financiación de la socialdemocracia alemana. Por otro lado, Europa es un territorio geográfico en el cual hay un grupo de países formados a partir de guerras, una tras otra, durante toda su historia.
Actualmente, cada estado tira hacia sus intereses y en cuanto está el capital chino, por ejemplo, de por medio no hay unión que valga; de forma que cuando la UE negocia con China no lo hace sino por los intereses de los que suelen ser los estados continentales de la UE que suelen ser, por lo general, diferentes a los de los estados atlánticos, como puedan ser Reino Unido y España, o por los de los países más al sur oeste, que han aceptado de buena gana el capital chino en sectores estratégicos en territorio europeo, en muchos casos, por la falta de interés e inversión europea en el sur de Europa.
Unidad política europea y salida de ella
Europa no puede ser un estado nuevo porque la UE es la Europa de los estados soberanos que pueden retirarse cuando quieran (si es que tienen el suficiente poder para hacerlo y deciden afrontar las consecuencias)
Ahora bien, considero ridículo salir de tal proyecto sin tener definidos otros o sin saber qué es España en cuanto idea. No veo realista una salida actualmente de la UE, y mucho menos de forma tan precipitada y exagerada, sin ningún tipo de valoración sobre lo que ello podría suponer, alimentado por mentiras tales como las que hemos visto en el Reino unido muy parecidas a las que se han vendido día tras día durante décadas en Cataluña por los separatistas. O por ejemplo, no puede venir de la mano de vox, que es un partido europeísta y liberal, por mucho que crean poder adueñarse de este sentimiento de rechazo que se ha generado, que si bien este movimiento tiene un componente que se puede entender como patriota, el movimiento transversal no es nacionalista en el sentido que ellos querrían darle. Si acaso, tendría sentido que ellos defendieran una devolución de la soberanía en ciertas cuestiones, y que se opusieran al globalismo, algo que escuché en una entrevista del profesor de ética Miguel Ángel Quintana Paz (en la que por cierto se puso de relieve a final de esta que Abascal no toca un libro desde que tenía 30 años)
Política interna, unidad vs identidad
“En Europa nos encontraremos” que decían los nacionalistas fraccionarios, se quieren saltar España, haceos a la idea. Se trata de romper la unidad de España, balcanizarla. A Europa le interesa la balcanización, por supuesto. Es mucho más fácil negociar con los “nacionales vascos”, con unos cuantos celtas que están bailando en la hoguera o con una élite catalana burguesa que tiene 4 intereses concretos que con un estado fuerte que representa los intereses de 47 millones de ciudadanos españoles.
No se trata de ser nacionalista, diría que eso es incompatible con la hispanidad, que es una realidad con una historia concreta, una forma en la que se hicieron las cosas en su momento, en el que todos tenían los mismos derechos por el hecho de ser siervos de la corona, que luego pasaron a ser ciudadanos en 1812. Esta idea es presente, la hispanidad no es pasado; no tenemos unidad política, pero tenemos unidad en cuanto a lengua y en cuanto a bases culturales que nos han dado principios y valores. No se puede decir “olvidemos la historia”, porque La historia está realizada en el presente, no es pasado, y con la filosofía lo mismo: la filosofía no es hablar de Platón, es manejar y criticar ideas que operan en el presente.
El intento de separación de Cataluña puede que nos quite la unidad, pero nos está devolviendo la identidad después de tantos años de represión intelectual ejercida con la leyenda negra española, la asimilación de los mitos europeos y sus filosofías idealistas, y por supuesto después de tantos años de dictadura franquista y de monarquía francesa. Si algo positivo pueden tener todas estas afrentas judiciales en las que no se respeta la independencia judicial de nuestro país en un momento en que dentro de nuestro territorio están pujando por robarnos la soberanía y poner nuevas fronteras es que nos estamos dando cuenta de lo que verdaderamente es la UE, que no se puede renunciar a defender la idea de España sin quedarse a lo que te venga, y que la hispanidad es una alternativa identitaria material y no un futurible como es la europea.